Antes de enamorarme de ti [3]

Capítulo 4

Creo que últimamente algo que me hace sentir bastante bien es ir a la casa de Elisse. Toqué un par de veces el timbre de la puerta de la familia Wilkinson, fue su madre quien me recibió después de hacerlo tantas veces, se excusó conmigo diciendo que se encontraba lejos de la puerta. Después de los saludos, Edith se hizo a un lado para dejarme pasar, sonriendo por pura cortesía ante mi inesperada llegada.

 

—Elisse no me había dicho que vendrías a estudiar.

 

Seguramente lo dijo porque cargaba mi mochila en el hombro, le sonreí y le dije que sí a pesar de que eso no es cierto. Sé que aunque se porta demasiado amable conmigo, a la madre de Elisse no le agrada mi amistad con su hija. Los Wilkinson son muy sobreprotectores con ella, es su única hija y sólo quieren lo mejor para su pequeña y creo que hasta cierto punto lo entiendo, a mí tampoco me gustaría que mi única hija tuviera amigos como yo.

 

—¡Elisseee! —Gritó su mamá desde la punta de la escalera—. Nicholas está aquí. 

 

Ella no tardó mucho en bajar, sorprendida por mi inesperada visita. 

 

—Nick, no te esperaba.

—Sí yo... No entiendo bien lo de la síntesis de proteínas y eso. Quería que me lo explicaras.

—Claro, vamos a mi habitación.

 

Con un ademán me invita a subir con ella, Edith con molestia se quita de las escaleras para dejarme pasar, mirando seriamente a Elisse respecto a la única regla que existía cada vez que subía a su habitación: dejar la puerta abierta.

 

—¿Qué no entiendes? —Cuestiona.

—En realidad yo... No quería estar en mi casa, lamento molestar.

—¿Qué pasa?

—Ha sido una semana difícil, aunque la buena noticia es que por fin he arreglado todo con Austin, así que eso ya no me molesta del todo. Y ahmm, en el juego de Mike vi a Emma, se sentó a unas cuantas filas de mí en las gradas. —Me siento en el piso, recargándome en la cama—. Sentía que Blaine me mataba, a pesar de que no crucé ni una palabra con su hermana. No quisiera estar vetado de los juegos por eso.

 

Elisse se sienta junto a mí, haciendo su cabello a un lado, dejándolo caer por el hombro izquierdo. Sentí su tibia mano tomar mi brazo, hoy que llevo una playera de manga corta sin usar ningún tipo de cazadora encima, se ve el tatuaje a simple vista.

 

—¿Piensas tenerlo por siempre?

—Yo sé que va a volver. —Aseguro, mirando hacia el clóset—. Lo que tuvimos, fue algo muy intenso... No puede dejarlo ir así de fácil. Ella sólo quería encontrarse a sí misma y cuando lo haga, vamos a regresar, yo lo siento muy dentro de mí, sé que va a ser así.

—De acuerdo, ya no diré nada más. 

 

Pincha mi nariz con su dedo, riendo.

 

—Seguro que tu madre ya está harta por verme aquí tan seguido. —Comento, dejando lo del tatuaje atrás—. Sé que no le caigo bien.

—Sí le caes bien, solo piensa que eres un poco... Rebelde.

—Aun así, siento que te cuidan mucho.

—Tiene su razón de ser. Batalló bastante para tenerme, para que el embarazo se lograra. —Me dice, bajando el tono de voz, abrazando ambas piernas con sus brazos—. Tuvo tres abortos espontáneos antes de mí, por eso me ha cuidado tanto desde que nací. Soy su única hija, un milagro para ella, para ellos...

—Elisse, no sabía eso. 

 

Volteó a verme, negándose ligeramente con la cabeza, como si se hubiese arrepentido de haberme contado algo tan íntimo de su familia. 

 

—En fin, no quiero hablar de eso. ¿Ya pensaste en tu disfraz para Halloween?

—Ahh no. —Respondo, cambiando el tema como ella quería—. Mike y yo siempre terminamos rentándolos de último momento.

—¿Y ya pensaste que me vas a dar en mi cumpleaños?

—Es hasta el 23 de noviembre Elisse, aún falta un mes.

—¡Aun así! Yo te di un buen regalo en el tuyo, quisiera que me superaras.

—¿Cuánto apuestas a que lo haré?

 

Lo medita por un momento, mirando fijamente la caja en dónde mantenía sus ahorros.

 

—Apuesto lo que está allí dentro, no podrás superar mi regalo.

—Si tú lo dices. 

 

Ella regresa su mirada hacia mí, mojando sus labios con su lengua antes de hablar.

 

—Mi papá ya me está dejando conducir su auto, pequeñas distancias pero cuentan. —Menciona, guiñándome el ojo—. Así que pronto iré a sacar mi permiso.

—Si es que te lo dan.

—¡Hey! No soy tan mala haciéndolo.

—¿Recuerdas cuando casi rompes el tacómetro del auto de Austin?

—¡Cállate, Hyland!

 

Me puse de pie y le extendí la mano, para ayudarla a que se levantara también.

 



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En el texto hay: romance, preparatoria, trilogia

Editado: 31.08.2020

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