Regresé a la escuela con flojera en demasía, no quería que las vacaciones terminaran. Definitivamente echaría de menos levantarme tarde y preocuparme por saber en dónde voy a pasar mi día en vez de preocuparme por salir a tiempo de mi casa para tomar el autobús por la mañana.
Pero aquí estaba de nuevo en el infierno, guardando un par de cuadernos en mi locker, cerrándolo después dispuesto a ir a buscar a Mike al suyo.
—No sabes cuánto deseo estar en mi cama durmiendo. —Le hago saber.
—Somos dos amigo, somos dos.
Mi vista se dirigió hacia otra parte mientras él guardaba sus cosas. La chica que vi en el autobús el otro día estaba a unos cuantos lockers lejos del de Mike, sí, la que estuvo todo el tiempo con los audífonos tecleando en su celular está ahí. ¿En verdad también asiste a esta escuela? Vaya, no creo en las casualidades pero, haberla encontrado el día que me fui a tatuar y verla ahora aquí debe significar algo.
—¿Qué te pasa?
—Esa chica... —La señalo con un ademán—. Ella, ¿la conoces?
—Sí, iba conmigo en una clase el semestre pasado. —Responde Mike—. Se llama Jessica, ¿por qué?
—Es muy linda.
—Lo es, pero es algo difícil, tu tipo por cierto. Así que deberías hablarle.
—Solo dije que es linda, nada más.
Mike cerró su locker, mirándome después de guardar sus cuadernos en su mochila.
—Vamos, te la presentaré, ven.
Caminé junto a él hasta que nos detuvimos frente a la chica, la cual nos miró un poco raro porque evidentemente le cerramos el paso. Sus ojos marrones buscaron los de Mike, como si estuviera intentando acordarse en dónde lo había visto antes.
—Hola Jess, ¿te acuerdas de mí? Estábamos juntos en la clase de literatura. —Le recuerda Mike—. ¿Cómo estás?
—Bien, sí, ¿Marcus?
—Mike. ¿Qué horario te dieron?
Ella sacó de su carpeta una hoja arrugada, la cual terminó en manos de Mike segundos después para leerla.
—Tenemos biología juntos, genial.
—¿Y tú quién eres o por qué tan callado?
—Soy Nick... Mucho gusto.
Me miró un poco burlona, alzando la ceja incluso. No entendía porque estaba tan nervioso con su presencia, si hablaba diario con Elisse, ¿por qué no podía hacerlo con ella? ¡Aghh! Ya la he asustado. Seguro que se sintió incómoda conmigo aquí y por eso decidió despedirse y alejarse lo más rápido que pudo de nosotros.
Sin embargo, el destino —si es que existe— se encargó de encontrarme con ella una vez más en la clase de trigonometría. Está sentada en el pupitre de atrás, con los audífonos blancos puestos de nuevo, con los pies encima del pupitre que tiene en frente y con los ojos cerrados.
—¡Hey! Hace semanas que no te veo.
Elisse también está aquí y ya ha tomado lugar en el pupitre delante del mío. Sacó su carpeta y una pluma, después se volteó para verme directamente a los ojos.
—Sí ahmm... He estado ocupado.
—¿Ah sí? ¿Haciendo qué?
Le enseñé mi brazo izquierdo, se ha sorprendido por ver el nuevo tatuaje que me había hecho. Se ha sorprendido, ni siquiera pudo ocultarlo un poco, ha tomado mi brazo para poder mirarlo mejor e incluso ha pasado la yema de sus dedos por encima.
—Es lindo. —Comenta, soltándome—. Así que estabas ocupado tapando su nombre.
—Sí, eso creo.
Saber que Jessica está en el pupitre del fondo me tiene inquieto. He dejado de escuchar a Elisse y lo que tenía para contarme, intenté ser discreto al voltear para mirarla pero no ha funcionado, puesto que también ha puesto su atención en mí, esbozando una sonrisa sin separar los labios.
—¿Qué tanto le ves a esa chica? —Cuestiona Elisse, llamando de nuevo mi atención.
—Es linda, ¿no?
—Eso creo. ¿Te gusta?
—Es linda, es lo único que dije.
Guardamos silencio en cuanto el profesor entró al salón, dejando sus cosas en su escritorio, listo para explicarnos su forma de trabajo para este semestre que sería sencillo si conseguía que Elisse continuara ayudándome como de costumbre.