Después de haber pasado gran parte del almuerzo convenciendo a Elisse, por fin aceptó acompañarme a la casa de Jeremy. No sería una fiesta como suele hacerlas cuando sus padres lo dejan solo, esta vez seríamos sólo nosotros y Mike con Ava, supongo que así Elisse no se iba a sentir tan sola.
Sin embargo, Ava no me ayudó mucho, ya que no cruzaron palabras durante el camino y apenas si hablaron cuando llegamos al ático de la casa de Jeremy, el cual desde hace un tiempo se convirtió en su habitación.
—Chicas, ¿qué quieren? Les puedo conseguir lo que quieran.
—Así estoy bien, gracias. —Le dijo Elisse.
—Sí, yo también. Así que, vives en el ático. —Comenta Ava, mirando todo a su alrededor.
—Mi antigua habitación era muy pequeña, me gusta mucho más estar aquí, tengo más privacidad.
Jeremy se deja caer en el sofá tomando lugar junto a Elisse, quien de inmediato se pone de pie, inspeccionando la habitación, yendo hacia el estante en dónde Jeremy tiene ese trofeo que ganó haciendo uno de sus más grandes hobbies.
—¿En serio escribes historias? —Pregunta ella, sosteniendo el premio.
—Microrrelatos, sí. Soy bueno, ese premio lo dice.
—¡Vaya! ¿Quién lo diría? Jeremy es un escritor a escondidas. —Ava comenta con ironía—. Pensé que para lo único que tenías talento era para armar esos cigarrillos con los que nos ponemos high en las fiestas del equipo.
Jeremy le sonríe pícaramente a Ava, se acerca a uno de sus cajones y entonces saca la materia prima para preparar esos cigarrillos de los que la novia de Mike habló.
—Para mi invitada especial, ¿quieres fuego?
—¿Es en serio? ¿Se van a poner a fumar ahora? —Cuestiona Elisse.
—Sí, ¿qué tiene?
—¿Acaso tus padres no te dicen nada?
—Ventajas de vivir en el ático. —Comenta Jeremy, sosteniendo su cigarrillo encendido—. Por alguna extraña razón, mi mamá piensa que es el vecino el que fuma yerba, no yo.
Elisse se sentó en la cama, observando a Ava, Jeremy y Mike fumar. Sabía que estaba arrepentida de haber venido, no se sentía cómoda y ni siquiera era capaz de disimularlo, su mirada y esa mueca con su boca lo decían todo.
—Anda Elisse, prueba.
—No fumo, gracias. —Le dice a Mike, cortando su intención abruptamente—. Y tú lo sabes, Dabill.
—Vamos, no seas aguafiestas. —Continuaba insistiendo Jeremy—. Te va a ayudar a relajarte, créeme.
—Ya Jeremy, déjala en paz. —Le pido, mirando a Elisse después.
—De acuerdo, bien.
Me pongo de pie y decido cambiarme de lugar para estar junto a ella, con la intención de hacerla sentir un poco más cómoda.
—¿Qué vamos a hacer en tu cumpleaños? —Pregunta Jeremy—. Es en una semana.
—Improvisar, como el año pasado, no lo sé.
El año pasado improvisamos una fiesta en mi casa y siempre he creído que todo sale mejor sin planearlo. Supongo que haríamos lo mismo este año, el patio de la casa de alguien, música, unas cuantas cervezas y ya. No necesitaba más para celebrar mi cumpleaños.
Pasamos dos horas más en casa de Jeremy, Elisse por fin se sintió más cómoda cuando él le prestó sus escritos y comenzó a leerlos, descubriendo el otro lado de ese chico que era conocido por sus malas manías en las fiestas escolares. Por otra parte, ya habíamos puesto música en un volumen medio y platicábamos acerca de todo lo que venía, los partidos del equipo, el baile de primavera, la fiesta anual de Mike en la piscina de su casa, cualquier plan que implicara divertirnos tomó cierta importancia durante los últimos cuarenta minutos.
—De acuerdo, dame eso.
Elisse se ha armado de valor, me quita el cigarrillo de la boca y decide probar después de tanta insistencia. Por un momento se ha olvidado de que detesta «ese» olor en particular, pero tal vez ya se ha ambientado después de olerlo durante todo el rato que hemos estado aquí. Dejó escapar el humo bastante cerca de mis labios y comencé a reír por esa acción, rodeando sus hombros con mi brazo izquierdo, quitándole el cigarrillo para regresarlo a mi boca por unos segundos.
—Eso fue sexy. —Menciona Jeremy—. Quiero que lo hagas conmigo.
—Ahmm... no. —Elisse toma sus cosas y se pone de pie—. De hecho, Nick, ya me voy.
—Te acompaño.
Tomé mis cosas y me despedí de ellos, sabía que Mike y Ava no tardarían mucho en irse también, Ava comenzaba a sentirse incómoda al igual que Elisse. Supongo que no era lo mismo salir con nosotros que con los chicos del equipo y sus amigas de la escuadra de porristas, debió aburrirse demasiado escuchando historias bobas y ni siquiera se lleva bien con Elisse, por más que lo hayan intentado.
[...]
—Te prometo que no te haré ir de nuevo, si te sentiste presionada a hacer cosas que no querías...