JULIETTE
Mis dedos están temblando cuando sostengo la tela de mi vestido.
Odio que Skyler me haya llevado a tal punto donde tengo que probarle visualmente que mi vida y yo, somos un desastre. Skyler no para de decir que soy perfecta y luego me acusa sobre todo eso que ya me acusaron muchas veces.
Bajo la tela, cubriendo de nuevo las marcas que quizás nunca se vayan y aun si desaparecen, quedaran en mi interior por siempre, ahí donde nada las borrará.
Skyler se recuesta en la pared del lado opuesto a mí y permanece con la mirada en mis ojos. Hubo un tiempo donde creía que podía leerle la mente con tan solo verle los ojos, ahora no tengo idea en qué está pensando.
Aclara la garganta. — ¿Qué te pasó?
Respiro profundo antes de hablar. Odio tanto que estoy rompiendo mi promesa sobre mantenerme lejos de él y solo hablarle cuando sea necesario, pero aquí estoy y le respondo: —Yo no sabía que estaba casado —respondo, mi voz suena tan débil y odio eso también.
Skyler entorna los ojos. — ¿Él te hizo eso?
Niego. —Su esposa —afirmo, recordando ese horrible día.
Tal vez la única persona que sabe la historia completa es mi madre. Bueno, la tumba de mi madre la cual espero que funcione como un teléfono al más allá y ella pueda escucharme.
Las demás personas solo escuchan lo que quieren escuchar y personas como Sandy, no me creen totalmente.
Dudo que Skyler me crea, de todas las personas en el mundo, él no tiene buenas razones para hacerlo.
— ¿Su esposa? —repite.
Suspiro. —No quiero que hables de esto nunca, ¿entiendes?
Frunce el ceño. —No puedo hacerlo, ¿Olvidas los contratos de confidencialidad o como sea que se llamen?
Es cierto. Nada que le diga a Skyler dentro de estas paredes podrá salir y eso es extraño pero al mismo tiempo, liberador. No es que quiero contarle todos mis secretos (a pesar que él ya sabe la mayoría) sino que solo quiero desahogarme y si puedo hacerlo con la única persona que no correrá a divulgarlos por condiciones de un contrato, quizás lo haré.
Lamo mis labios. —Estaba en Francia, en un restaurante y lo conocí. Él no llevaba un anillo o nada que me dijera que estaba casado. No pasó nada, solo hablamos y me invitó a un café y acepté.
Skyler únicamente me mira en silencio.
—Fuimos por el café, luego tuvimos otras citas y no pasó nada. Ni un solo beso, nada —repito—. Pensé que él era alguien que realmente tenía interés en conocerme. Sí parecía alguien de éxito pero no hablaba mucho de su vida y no me importaba pues solo éramos amigos.
Junto las manos y hago una pausa, recordarlo todo me hace sentir las emociones de nuevo y no es tan fácil lidiar con ello.
—En resumen, me invitó a un restaurante y cuando se despidió, se inclinó y me besó en los labios. Lo besé porque me gustaba y todo estaba bien hasta que dos días después me invito a su casa en las montañas y pensé que era una buena forma de iniciar la relación pero cuando llegué me dijo que tenía una emergencia y que debía irse por unas horas, lo esperé y luego, llegó ella.
—Su esposa —indica.
Asiento. —Karla Manavi… no sabía quién había entrado por la puerta hasta que empezó a gritarme y tomarme del cabello, empezó a amenazarme, yo retrocedí y me caí contra una vitrina y bueno…
Abre los ojos. —Espera, ¿Karla te empujó? ¿Por qué eso no sale en las noticias?
Karla Manavi es una celebridad pero de internet. No estoy segura qué hace pero es muy famosa y es muy amada, siempre tiene videos haciendo ejercicio, realizando yoga y algo sobre el universo y no sé qué más. Si miras sus fotos y videos parece la persona más amigable del mundo y no alguien que pueda irse contra “la amante” y no el que engaña.
Después de todo, nunca me dejó explicarle nada y a Bryce Carson no le pasó nada parecido a mí.
—No me empujó, yo tropecé, pero ella parecía satisfecha cuando me vio tirada—digo, cruzando los brazos—. ¿Crees que mentiría?
—No dije eso —responde—. Solo me refiero a que, ¿Por qué no hiciste nada?
Suspiro y me muevo para sentirme sobre la maleta más alta. —El mismo día que ella hizo eso, ella publicó un video de treinta minutos llorando y resulta que tenía vigilado a Bryce. Todas las fotos y videos de nuestras “citas” estaban en internet y millones de personas me estaban odiando de todas las maneras posibles, en todos los idiomas que te imagines.
—Pero ella te atacó —señala—. ¿Qué pasó después?
—Fui al hospital, Bryce me llevó pero no quería que lo asociaran conmigo y solo se fue, luego no sé, yo… no sé, una parte de mi lo olvidó.
Skyler frunce el ceño. — ¿Tus abogados no hicieron nada?
—Sandy quería hacer eso —digo—. Pero, ¿Quién iba a creerme? Lo intenté, publiqué algo sobre que esperaran mi versión de la historia y la gente empezó a actuar como si yo los estuviera dañando personalmente. Cuando publiqué sobre estar en el hospital recibí mensajes como “ojala te mueras” “que bien, te lo mereces” “no te creo” además, técnicamente ella no me empujó, solo me caí.
Skyler niega.
—No quiero que me tengas lastima —afirmo—. No quiero que pienses que te digo esto para que me trates con cuidado o lo que sea, no quiero tu lastima, Skyler. Pero no tengo la vida perfecta y me rompieron el corazón, ¿sabes? Yo estaba ilusionándome con ese idiota infiel y yo… no quiero que me acuses de nada que no sepas. No es justo, estoy cansada de ello.
—Tú también me acusaste, ¿no?
Tiene razón y fue un golpe bajo, pero no fue intencional totalmente. A Skyler lo llamaron asesino a pesar que nunca mató a nadie. —No lo hice.
Rueda los ojos. —Típica Juliette.
—Realmente no lo hice —repito.
Él se encoje de hombros. — ¿Sabes qué? Me voy a dar un baño, espero que dejes de pelear conmigo.
— ¿Acaso no ibas a renunciar? —pregunto, viéndolo a los ojos.
Una sonrisa pequeña se le forma en los labios. — ¿Y perderme la oportunidad de fastidiarte un poco más? No, todavía no, princesa.
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Editado: 12.08.2025