Antes De Odiarnos

8. UNA PELEA

SKYLER

Al menos por el resto del día Juliette y yo ya no peleamos. No, no nos llevamos bien, es solo que nos estamos ignorando.

A medio día llegó Sandy con bolsas de comida. Juliette y ella se sentaron a charlar afuera por un rato mientras que yo comía una ensalada tropical o algo así.

Sandy se despidió de ambos y dijo que seguiría pendiente de nosotros. Luego, antes de salir, le dijo a Juliette: —Recuerda lo que te dije de intentarlo.

Sandy se fue y yo termino de lavar el plato que usé.

Horas después mientras veía la televisión, escuché los pasos de Juliette. Ella se movió a la cocina y rebuscó en las bolsas algo para comer seguramente.

—Ugh no trajo el cereal que le pedí —dice para sí misma para la escuché.

Ruedo los ojos imaginándome todas las exigencias que debe tener, seguramente es de esas celebridades que piden agua de alguna cascada o almohadas de pluma del ave fénix.

Juliette sigue moviendo las cosas provocando ruido y le subo volumen a la televisión. Realmente la película que estaba viendo no era muy interesante pero de todas formas, ella no debería hacer tanto ruido.

— ¡Baja el volumen! —grita más alto que el sonido.

He descubierto que Juliette saca mi lado inmaduro porque la ignoro y le subo un poco más.

Juliette vuele a hablar pero gracias a los diálogos de un alienígena con malos efectos especiales, no puedo escucharla.

— ¡Que le bajes! —aparece detrás y pego un salto.

La miro con el ceño fruncido y le subo un poco más. Juliette se inclina sobre el respaldo del sofá para intentar tomar el control remoto que está a mi lado pero lo retiro rápidamente. Ella sigue intentando quitármelo, tirando de mi brazo pero lo aparto.

— ¡Dámelo! —su voz suena opaca por las explosiones.

Yo me intento levantar para evitar que me lo quite pero ella toma la tela de mi camiseta y la sostiene con fuerza. — ¡Me la vas a romper!

—Dámelo —sube una pierna y lucha sobre el respaldo para pasarse al sofá.

Intento alejarme pero ahora ella está tirando de mí. Estoy seguro que va a romper mi camiseta y si lo hace, haré que me compre unas diez más iguales. Después de todo, tiene el dinero para hacerlo.

— ¡Quítate! —le digo.

Juliette no me suelta, ahora se pasa completamente y con su otra mano toma la manga y la estira también. Sabía que ella no era tan débil pero no esperaba que fuera más fuerte de lo que se ve.

—Baja el volumen —grita y ahora, se escuchan disparos de los soldados peleando contra los alienígenas.

—Suéltame y lo haré —le digo, sintiendo como mi cuerpo está acalorándose.

Ella no lo hace, camina sobre el sofá y estira la mano para tomar mi brazo que sigue elevado a un lado para evitar mi derrota por el control remoto. Yo sé que nos vemos como un par de niños malcriados pero no es mi culpa, ella empezó.

¿Ella empezó, no?

Como sea, Juliette está rodeándome el cuello con el otro brazo para evitar que me aleje y pareciera que también está apunto de realizarme una llave y ahorcarme. —Estás loca —le digo, sacudiéndome.

— ¡Dámelo Skyler! —grita cerca de mi oreja y eso provoca que suelte el control al suelo.

Ni ella ni yo esperamos para abalanzarnos por él. Juliette casi cae sobre mi mano y ella lo toma primero, rápidamente apaga la televisión y todo ese caótico ruido deja un silencio abrupto.

Ambos estamos respirando agitadamente y nuestros cabellos lucen como un desastre.

— ¿Qué te pasa? —le digo, pasándome la mano por la frente—. Estás loca.

—Cállate, tú eres un tonto.

—Tú estás loca —repito.

Lanza el control al sofá y se deja caer al suelo, veo como su estómago se hunde por la respiración. —Eres tan odioso, Skyler, eres un inmaduro.

Suelto una carcajada. — ¿Yo? Si claro, tú eres una consentida egocéntrica y narcisista.

—Tengo un dedo en esta mano para ti, adivina cual es —se sienta otra vez.

Ruedo los ojos. — ¿De verdad? ¿Ahora vas a insultarme?

—Tú me llamaste loca, tengo derecho a insultarte —replica.

Levanto una pierna y recuesto mi brazo sobre la rodilla. —No sé cómo se supone que aguantemos estar juntos más tiempo. Claramente no servirá, solo un tonto creerá que tú y yo podemos estar enamorados.

Pronunciar eso me deja un mal sabor en la lengua. No hay forma que alguien nos vea y diga: oh, son tan lindos juntos.

Juliette se peina con los dedos. —Solo un idiota lo creería. Pero después de todo, esto es programación basura, ¿no?

Ruedo los ojos.

Respira profundo y deja salir el aire lentamente. —No sé quién podría creer estos programas. Todo es falso, todo es actuado, nada es real. Ni siquiera nos hemos visto en casi una década y la gente asumirá que nos rencontramos y nos enamoramos, que ridiculez.

—Pero aceptamos esta ridiculez, ¿no? —según Peter, esto puede funcionar realmente.

—Sandy y mi equipo piensa que es una buena idea, por la nostalgia y todo eso. Eso también vende, hacerles creer a las personas que han regresado en el tiempo o lo que sea —afirma.

Bajo la mirada y pienso en esos días. A Juliette y a mí nos iba bien, en la banda que teníamos. Empezábamos a crear nuestra base de fanáticos y parecía que teníamos un buen futuro por delante.

—Sí, la nostalgia —repito.

Juliette dobla sus piernas para cruzarlas y juega con sus dedos. —Tú… ¿has visto a Sutton? O, ¿A Zuri?

Mi corazón se detiene con la mención de esos nombres. Ahora más que nunca desearía que los disparos y las bombas continuaran porque este silencio es ensordecedor.

Zuri… Sutton…

—No —digo, como respuesta corta—. ¿Y tú?

Niega. —No, no desde la última vez —suspira—. No sé qué pasó con ellos, ¿sabes algo? Digo, ¿alguna vez pudiste hablar con ellos?

Sacudo la cabeza para negar. Zuri y Sutton eran una chica y un chico que formaron parte de nuestra banda también. Zuri tocaba el bajo y Sutton la batería. Juliette y yo tocábamos las guitarras y cantábamos.




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