JULIETTE
— ¡Basta! —Skyler grita.
Con mi mano izquierda tomo la suya para evitar que se aleje, él tropieza con la mesa del centro y yo sigo provocando cosquillas. Es mi forma de causar daño sin que me lleven a la cárcel.
Skyler puede lucir como un hombre fuerte, atractivo y con esa aura oscura que su mandíbula definida, tatuajes y ojos azules le dan, pero hace muchos años encontré ese punto exacto donde siente cosquillas. Solo ahí, en ninguna otra parte.
— ¡Juliette, detente! —sigue rogando.
Pero no lo hago. Hace años leí en un libro que una técnica de tortura son las cosquillas y aunque parecen inofensivas, después de un rato son como golpes en el rostro.
En este caso, es un poco por eso pero también, hay algo en mí que ha reaccionado con las carcajadas de Skyler y yo también he comenzado a reír. Se siente erróneo, como una yuxtaposición o una ley extranjera que acabas de infringir.
Skyler deja de intentar escapar y se mueve al frente, haciendo que por reacción yo retroceda pero me tropiezo con la orilla del sofá y ambos caemos hacia él.
Cuatro años hice una película sobre una comedia romántica y esta misma escena la tuvimos que repetir cinco veces porque mi compañero nunca caía como se debe para crear el perfecto momento romántico.
Sin embargo, esta vez, sin guiones ni ensayos, Skyler está sobre mí a medias. Se está sosteniendo con los brazos para evitar que todo su peso caiga sobre mi cuerpo y yo estoy debajo de él.
Él no se mueve, ni yo tampoco. En realidad, creo que ni siquiera estoy respirando y mis ojos están pegados en los suyos.
Quiero decirle algo, quiero pedirle que se quite y quiero empujarlo pero no lo hago. Solo lo miro como si tuviera miedo de terminar con este momento aunque no sé porque temo de ello.
Su cabello le cae a los lados, está despeinado y su aroma a desodorante masculino y algo floral se mezcla llegando hasta mi nariz, haciendo que todos mis pensamientos se vuelvan nublados.
Skyler se mueve, está acercando su rostro al mío y mi cuerpo se siente completamente tenso, tan tenso que casi puedo escuchar como mis músculos se contraen.
Pero no me aparto.
Es más, hago algo tonto, demasiado tonto. Subo la mano y toco la punta de uno de sus mechones.
Sus labios se curvan hacia arriba de una forma casi imperceptible. — ¿Vas a comportarte ahora o tengo que quedarme aquí?
Bajo la mano. —No me digas qué hacer.
Eso lo hace sonreír. — ¿Entonces seguirás siendo molesta?
Asiento sin pronunciar nada.
Él se inclina más y este debería ser el momento cuando lo detengo pero no lo hago. Rayos, no lo hago.
Skyler no debería tener ningún tipo de efecto en mí pero es Skyler, el chico que obtuvo mi corazón antes que pudiera comprender qué significaba eso. El chico que me tomaba de la mano y me daba besos en las mejillas.
El chico que amé.
Pero yo lo odio, ¿no? Bueno, no lo sé. Ahora que he convivido con él sigo pensando que es molesto y que no lo he perdonado pero, si lo odiara, no estaría de esta manera.
— ¿En qué piensas? —susurra la pregunta.
Respiro profundo. —En que te cortaré el cabello cuando duermas.
Entorna los ojos. —No hay tijeras aquí, por mi seguridad.
Lamo mis labios. —Usaré los dientes si es necesario.
Suelta una carcajada. —Eso es un poco… atrevido.
Ruedo los ojos. —No te hagas ideas.
—Ah, mis brazos se están cansando —afirma, pero no se mueve, solo cambia el peso y reacomoda su pierna que está justo en medio de mis rodillas—. Vamos Juliette, dime si seguirás molestándome. Jura que no lo harás.
Arrugo la nariz. —Si no hago eso, ¿Qué más puedo hacer?
—Bien, intenté ser una persona razonable y madura —dice, moviéndose hacia atrás, apartándose de mí.
A pesar que su cuerpo y él mío no se estaban tocando, se siente como si un peso hubiera sido retirado de mí.
Él se pone de pie, acomoda su camisa y pasa las manos por su cabello. Me mira estirando el brazo con la mano extendida para ayudarme a levantarme del sofá.
Lentamente tomo su mano. Es un poco más grande que la mía y siento textura en sus dedos, también siento su agarre, su fuerza. Él me ayuda pero no solo a acomodarme, tira de mí y de pronto estoy contra su cuerpo.
— ¿Qué haces? —me aparto lo suficiente para ver su rostro.
Él está sonriendo. —Mi venganza, al viejo estilo.
— ¿Al viejo estilo? —Entorno los ojos, intentando apartarme de él pero rodea mi cintura con su brazo y me presiona contra el costado de su cuerpo—. ¿De que estas hablando Skyler?
Skyler no responde, se inclina para tomarme de la parte trasera de mis rodillas y me carga.
¿Qué está haciendo?
— ¡Skyler, bájame ahora mismo! —reclamo.
—Claro, lo haré —empieza a caminar en dirección a la puerta de la parte de atrás de la casa—. Pero te dejaré en tu lugar favorito.
Oh… ahora entiendo a qué se refiere cuando dio eso del viejo estilo. Skyler va a lanzarme al agua.
— ¡No tenemos quince años! —empujo su pecho pero no sirve de nada.
—Claro que no, ya no —sigue caminando.
Salimos de la casa y él da pasos más largos. El sol está en un punto más bajo pero sigue iluminando con fuerza y el calor rodea mi cuerpo. Skyler no se detiene a pesar de mis golpes suaves contra él. Son suaves porque temo que me suelte de pronto y caiga.
—Ya no somos niños, pero tú sigues siendo molesta —baja la mirada hacia mí—. Y yo sigo siendo más fuerte que tú.
Iba a insultarlo pero en ese momento, él comienza a correr.
— ¡Skyler! —es mi último reclamo antes de sentir como vuelo por el aire y caigo en el agua salada.
Me hundo un instante y mi cuerpo reacciona, moviéndose para sacarme a la superficie. Tomo un respiro largo con el cabello pegado a mi rostro.
Skyler se lanza a mi lado salpicándome el rostro.
—Te odio —le digo.
Él ríe, sacudiendo el cabello con un movimiento y de nuevo, me salpica los ojos.
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Editado: 06.09.2025