Antes De Odiarnos

21: LA RESPUESTA

JULIETTE

Soy una mujer adulta.

He sido una mujer adulta por varios años ya.

He vendido conciertos en pocos minutos, he ido a alfombras rojas y he conocido a personas muy famosas que me tienen agendada en su teléfono. He conocido a políticos, incluso realeza de otros países.

Y aun así, el chico que ya no es un chico, sigue teniendo mi corazón en la mano.

Skyler no debió decir eso.

Me pasé noches enteras pensando en él, preguntando a las estrellas si él quería verme otra vez, tanto como yo quería. Me pasé domingos nublados imaginándome una vida a su lado porque jamás pude encontrar a alguien que me conociera tan bien.

Y ahora, lo dijo.

Él quería verme.

Y yo lo he extrañado, por mucho que odie admitirlo.

Dios mío, como lo he extrañado. He extrañado esos ojos azules que se ven más claros cuando me miran. He extrañado su sonrisa de lado y esa voz que podría derretir metales.

Cada vez que Skyler desestabiliza mi vida salgo corriendo lejos de él. Es como un terremoto, uno que me destroza pero que me he vuelto adicta a él.

¿Por qué estoy pensando en esto? Skyler y yo… ya no existimos en el presente.

Excepto que aquí está y yo también, juntos, en una casa frente al mar con la condición de fingir que él me quiere y yo quiero un futuro a su lado. Al menos, fingir eso.

Unos golpes en la puerta me hacen separar la cara de la almohada donde la tenía enterrada.

— ¿Juliette? —es su voz, ¿de quién más sería?

Respiro profundo pero no puedo responderle.

—Por favor, vamos a hablar —pide.

Muerdo mi labio inferior.

— ¿Juliette? —Vuelve a tocar la puerta—. Está bien, no vamos a hablar, pero escúchame, ¿sí?

Lo hago, casi ni me muevo y espero pero no hay sonido de su voz ni de ningún sonido en realidad. Parece que ya se ha ido y solo me dejó aquí esperando a que hablara.

Me levanto para verificarlo pero en ese momento sí que se escucha algo, cuerdas de guitarra.

Esta no es una canción que nosotros hayamos dejado a medias, esta es otra, una que no había escuchado jamás.

¿Recuerdas la última noche de verano? No quiero pensar que no lo haces, no me digas que lo has olvidado porque vive en mi cada segundo.

Skyler está cantando.

Juré nunca vivir de rodillas y ahora estoy andando por la vida pidiéndole a quien sea que esté allá arriba, que vuelvas a mí.

Empuño las manos.

Solo dime que me odias, dime que estas bien sin mí y dime que soy tu peor miedo pero no te quedes en silencio. Solo déjame escuchar mi nombre en tu voz, una vez más.

Recuesto la frente en la puerto y cierro los ojos pero eso no evita que las lágrimas salgan.

Skyler pausa y luego, vuelve a tocar la guitarra pero es otra melodía. Esta es conocida, me toma un par de segundos darme cuenta que es una de mis canciones pero algo ha cambiado, la letra.

Mi canción original es:

“Solo eres un recuerdo, uno que he dejado atrás, me dijiste que nunca me amaste yo te dije que te odiaba, pero ninguno de los dos estaba diciendo la verdad”

Y Skyler está cantando:

“Nunca fuiste un recuerdo y llevo tu voz en mi piel, te dije cosas y tú a mí, sabes bien que la verdad siempre fue lo contrario”

¿Qué está haciendo?

Ya no puedo más. Abro la puerta, aun con lágrimas en las mejillas y en los ojos pero el mentón levantado.

— ¡Dijiste que no escuchabas mi música!

Skyler está sosteniendo mi guitarra y ahora, más que nunca, se ve como mi primer amor. —Dijiste que me odiabas.

Estúpido Skyler. —Y tú que nunca me quisiste —mi voz se quiebra.

Suspira, baja la guitarra para recostarla a un lado con mucho cuidado. —Juliette, no creo que jamás he amado a alguien.

Trago saliva. — ¿Y qué?

Skyler me mira, aparta el cabello de su rostro pero un mechón vuelve a caerle en medio de los ojos y se acerca a mí. —Jamás he amado a alguien, pero lo que sentía por ti, era algo así.

Retengo la respiración. —Eso no…

—Sé que ambos hicimos estupideces y sé que no tenemos futuro, tú y yo estamos en otros caminos pero, Juliette Berry, te juro por mi vida que lo último que quería hacer era lastimarte.

Eso solo provoca aún más lágrimas. —Eso es lo que hiciste, Skyler.

Asiente. —Yo lo sé.

Limpio mis mejillas con el dorso de la mano. —Creo que ya no importa nada eso, tú y yo seguimos con nuestras vidas.

Skyler da un paso más y otro, ahora estamos a una distancia muy corta. — ¿Recuerdas la pregunta que me hiciste esa noche?

No me muevo. Por supuesto que la recuerdo pero no quiero que lo sepa.

—La respuesta es: tú. —Admite.

Respiro profundo otra vez y mantengo todo el aire dentro de mí. Esa noche, esa última noche, le pregunté si se iba a arrepentir y me dijo que no, pero luego le pregunté si realmente no le iba a doler arruinarlo, si no había algo que iba a lamentar perder.

Y no dijo nada.

Pero ahora lo ha dicho, lo que quise que me dijera.

Y antes de continuar con esta conversación se escucha un ruido, uno que suena como un teléfono pero volteo al que yo tengo y no es ese. Skyler mira hacia su habitación sin embargo no se mueve.

Luego mi teléfono empieza a sonar.

Frunzo el ceño, me acerco a él viendo el único nombre registrado. Sandy.

No sé por qué está llamando a esta hora. — ¿Hola? —contesto.

— ¿Dónde estás Juliette? ¿Está Skyler contigo? —pregunta con prisa, tropezando con las palabras.

Miro hacia Skyler mientras limpio mis mejillas sintiéndome muy rara por eso que acaba de pasar. —Ah, sí, aquí está…

—Escucha, ponme en altavoz —pide y lo hago de inmediato—. ¿Skyler?

Skyler asiente. —Aquí estoy Sandy.

Ella respira contra la bocina. — ¿Ustedes salieron hoy?

Nos damos una mirada. —Pues me dijiste que podíamos —respondo yo.

Skyler se encoge de hombros cuando responde: —Sí, salimos a desayunar… ¿por qué?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.