Juliette
Solo es otro día más en este lugar, fingiendo más de lo que parece.
A pesar que ya se está promocionando este programa y los videos con Skyler y yo han sido difundidos por todo internet, todavía no es suficiente para que las personas olviden lo que supuestamente hice.
En realidad, creo que es peor.
A pesar que Skyler intentó animarme ayer, ahora no es más fácil. Leo todos los comentarios y no sé cómo o porque, pero hablan sobre más cosas que he preferido olvidar.
Incluso parece que una persona conocida por hablar de chismes ha contactado a alguien que me conoce, alguien que estuvo en la misma banda que Skyler y yo. Sutton.
Sutton quien era el novio de Zuri, el amigo de Skyler, el que tuvo que lidiar con todo también incluyendo el hecho que Skyler y Zuri tenían un amorío.
Sutton quien me gritó dos años después que todo acabó y me acusó de arruinar su vida junto con Skyler.
Sutton quien, la última vez que supe algo de él, fue cuando envió mensajes en contra de mí.
No sé qué dirá y honestamente, espero que no lo haga. Tengo que hablar con Sandy sobre esto pero seguramente ya lo sabe y está trabajando para evitar un mayor escándalo.
Presiono los ojos con fuerza mientras los recuerdos vuelven. Zuri y Sutton no eran mis amigos cercanos, solo eran chicos de la escuela que hicieron una audición y mi padre consideró que tenían talento pero, nunca quise hacerles daño.
En realidad, ahora que lo pienso, ellos también la pasaron mal por culpa de todo. Fue como un tsunami que empezó con una pequeña ola y al final, arrastró todo a su paso.
Absolutamente todo.
Paso por lo menos una hora leyendo la guerra de personas en los comentarios y viendo los videos que ya están publicando sobre mí y sobre Skyler. Sé que no debería pero no puedo evitarlo, tengo que saber qué están diciendo de mí.
Aunque ahora tengo esa sensación de pánico de nuevo y aunque la habitación es amplia y ventilada, necesito más aire. Necesito respirar.
No puedo quedarme aquí.
Tomo el teléfono y lo dejo otra vez en la mesa, sin bloquearlo siquiera. No quiero que siga ardiendo en mi mano. Me pongo una sudadera ligera sobre la camiseta y camino hacia la parte de abajo para ir a las sillas de la parte trasera de la casa.
Bajo con prisa y cuando llego, la puerta corrediza hace un ruido cuando la empujo. El viento nocturno me golpea en la cara, fresco, cargado de sal.
Cierro los ojos y respiro profundo.
Allá abajo, las olas rompen contra la orilla con un ritmo que parece contrario a mi caos. Me apoyo en la baranda fría, dejando que el metal me enfríe las palmas.
Podría quedarme aquí hasta que todo se calme, si es que eso llega a pasar.
—Sabía que te encontraría aquí.
Abro los ojos. Skyler está de pie en el umbral, con una mano apoyada en el marco de la puerta. No sé cuánto tiempo lleva observándome.
— ¿Me estabas siguiendo? —pregunto.
—No —da un paso fuera—. Solo sabía que no ibas a poder dormir.
Se acerca despacio, tenerlo cerca es una experiencia sensorial extraña. No solo ahora, no solo después de besarnos. Desde que lo volví a ver es como si mi interior se moviera hacia él a pesar que mantengamos distancia. El calor de su cuerpo se siente incluso en medio del viento.
—Es una gran vista —dice mirando el mar.
—No vine para mirar el paisaje —cruzo los brazos, buscando una barrera.
Él me mira de reojo. —Lo sé.
Me quedo en silencio. No quiero hablar pero su presencia hace que el silencio se sienta más pesado.
— ¿Estás pensando en lo que pasó hoy? —pregunta al fin.
—Estoy pensando en demasiadas cosas —respondo.
—Dime una.
Bajo la mirada. Mis dedos juegan con el borde de la manga de la sudadera. —La gente no va a olvidar nunca lo que pasó, lo del escándalo. Lo que creen que pasó.
Skyler asiente despacio. —La gente no olvida lo que no entiende. Y no entienden tu versión.
—No les importa —murmuro—. No quieren mi versión. Quieren una historia que encaje con lo que ya decidieron creer.
Él no me contradice.
El viento me revuelve el cabello y cierro los ojos otra vez, como si pudiera desaparecer. Pero las imágenes siguen ahí: las fotos, los comentarios, la esposa del hombre mirando a cámara con lágrimas en los ojos.
—No fue lo que parece —digo sin mirarlo—. Y tú lo sabes.
—Lo sé —susurra.
Abro los ojos y me giro hacia él. — ¿Entonces por qué siento que igual me juzgas?
Skyler aguanta la mirada. Sus ojos tienen esa intensidad que me acorrala, la misma de cuando éramos adolescentes y discutíamos en los pasillos de mi casa.
—Porque aún no sé cómo dejar de pensar en todo lo demás —asegura.
Sé a qué se refiere.
Me muerdo el labio. —Lo de tu padrastro y mi mamá.
Él asiente y ahí está. El punto de quiebre. Lo que nos destrozó a los diecisiete años. Lo que destruyó nuestra amistad y nuestra banda.
—No fue culpa nuestra —susurro.
—No —dice él con voz baja—. Pero nos arrastró igual.
Trago saliva. —Odio que cada vez que pienso en lo que teníamos, también tengo que pensar en eso. Como si fuera una mancha imposible de borrar.
—Es imposible de borrar —responde y su sinceridad me golpea en el pecho—. Pero eso no significa que no debamos hablar sobre ello.
—Mi mamá —empiezo—, no sé qué le hizo llegar a eso, no sé porque pensó que sería una buena idea. Yo… traté de preguntarle pero me decía que papá estaba tan enfocado en nuestra banda que la dejó a un lado.
Skyler suspira. —Mi padre… padrastro… tampoco fue inocente. No lo sé, creo que de niño lo veía como el superhéroe que nos rescató a mamá y a mí pero ahora es casi como un extraño.
Ambos permanecemos en silencio.
—Me alejé de ella —confieso—. Papá obviamente la dejó, le pidió el divorcio y yo me fui. Ya era mayor de edad, ya no tendría que lidiar con nada así que intenté seguir pero luego papá me pidió que hablara con ella, la diagnosticaron y no se iba a curar.
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Editado: 23.09.2025