Antes De Odiarnos

29: PASADO

SKYLER Y JULIETTE A LOS TRECE AÑOS

Mientras que Skyler se encargaba de anotar las nuevas frases que había pensado, Juliette estaba ajustando el cable del micrófono.

Oswald Berry los deja jugar con sus cosas aunque para él no es un juego, está viendo como su pequeña niña sigue sus pasos y no podría estar más orgulloso.

— ¿Qué suena mejor? —Preguntó Skyler—. ¿La vida sin ti me desarma o me arruina?

Juliette giró a verlo. —Oye, eso suena muy melodramático.

Se encogió de hombros. —Creo que suena bien.

Juliette dejó el micrófono y se sentó al lado del chico con las piernas cruzadas, Skyler tenía el cabello más largo y a ella le gustaba tocárselo de vez en cuando.

—Suena a que te rompieron el corazón —dijo ella.

Skyler la volteó a ver. —Tal vez lo hicieron.

Juliette entornó los ojos y él sonrío, luego estiró la mano y sin pensarlo demasiado tomó la de ella. En el cuerpo de Juliette todo se tensó, ese era el efecto que él provocaba últimamente. En el corazón de Skyler, todo iba más rápido.

—Me gustan tus manos —susurró.

Juliette tuvo que tomar una respiración antes de hablar. —Gracias pero son unas manos simples.

Skyler jugaba con sus dedos. —Sí, pero son tus manos.

Juliette lo miró a los ojos y le sonrío. Juliette pensaba que él tenía los ojos más hermosos del mundo y no por ser azules, sino por ser suyos. Skyler pensó que la sonrisa de Juliette debería estar en un museo, o tal vez, tener uno entero para ella.

Ambos eran demasiado inocentes y jóvenes para entender cada sensación y cada sentimiento pero lo que no era una ilusión era su amor por el otro. Era más que el amor de un matrimonio o de una relación adolescente, era amor puro.

Skyler sabía que siempre buscaría estar con ella, siempre la mantendría cerca y siempre la ayudaría. Juliette solo quería escuchar más la risa de él, verlo sonreír y darle muchos abrazos.

Juliette apartó su mano solo para colocarse a su lado en el suelo, con la espalda contra la madera y el cabello por todos lados.

Skyler siguió con el abdomen hacia abajo y los brazos apoyados para sostenerse.

—Juliette, ¿Te gusta alguien? —preguntó él, tomando un mechón de su cabello ondulado.

Juliette vio su rostro y sabía que la respuesta estaba frente a ella pero no podía decirlo. —No.

—Mentirosa —dijo Skyler, moviendo su mano al hombro de la chica, tocando el lunar al lado del tirante de su blusa. Skyler había notado todos los lunares visibles de ella y los había contado, ocho.

Juliette cerró los ojos. — ¿A ti?

Ella no quería saber la respuesta, no quería verla mucho menos.

Pero Skyler movió su dedo a la punta de la nariz de Juliette y no dijo nada. Ella no lo entendió pero en ese momento, hubo una confesión.

Skyler no iba a pronunciar esas palabras, no aun.

Juliette abrió los ojos mientras Skyler seguía tocando la punta de su nariz. —Me harás estornudar.

—Tienes una linda nariz.

Bufó. —No es cierto.

—Lo es —dijo.

Skyler se movió para quedar en la posición de Juliette y sus manos, sus brazos y hombros se estaban tocando pero eso no era anormal en ellos. Los chicos estaban acostumbrados al contacto físico, desde siempre.

Entonces Skyler hizo algo que no hacia siempre, en realidad nunca. Entrelazó los dedos con Juliette y apretó su mano.

Ellos se quedaron así, en silencio y sonriendo viendo al techo blanco de la casa.

Ninguno iba a decirlo pero era evidente.

A Skyler le gustaba Juliette y a Juliette le gustaba Skyler.

Y aunque todo después se arruinaría, en ese momento, todo era perfecto.




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