"Aphelios"

CAPÍTULO 26. EL REPRESENTANTE DEL PUEBLO

26 de abril de 2019.

Después de terminar su jornada laboral, el diputado Yves Delaguerrière, de veintisiete años, respiró libremente por primera vez en el día. La vida de un representante del pueblo en este mundo no es fácil, al igual que la de cualquier funcionario público: por un lado, estás sujeto a la presión del poder, y por el otro, a la del pueblo. Significativamente fatigado por todo el día de contemplar toda clase de servilismo, no ante su persona, ¡sino ante su cargo!, Yves Delaguerrière, a quien durante el día le abrían las puertas de los autos más exquisitos, decidió descender al subsuelo por su cuenta, sin un maestro como Virgilio. No, no al infierno, ¡sino al metro, a la multitud, al pueblo! Esto, para observar de cerca a aquellos cuyo destino el mismo Todopoderoso lo llamó a decidir. Se cambió apresuradamente a ropa sencilla y, ocultando su rostro con gafas y una gorra, se escabulló secretamente de la atención de esas personas que se arrastraban ante él de manera tan baja y astuta, y se dirigió inmediatamente al subsuelo. En ese momento, había mucha gente allí y, en consecuencia, mucho que estudiar. Yves Delaguerrière saboreaba en esos instantes los brotes de un sentimiento de alegría. ¿Qué más le esperaba bajo tierra? ¡Mucho! El metro, por supuesto, no es el Teatro de Pérgamo, pero aquí también tienen lugar actuaciones que no son peores que las de sus límites, por supuesto, para aquellos ojos que son capaces de ver y percibir. Pero, ¿podía, era capaz de ver Yves Delaguerrière? La respuesta a esta pregunta solo la podrían dar sus votos a favor o en contra de los proyectos de ley que había emitido ese día.

Yves Delaguerrière, como diputado, un hombre que, por mucho que deseara lo contrario, se veía obligado a pensar no solo en sus propios problemas y en los de su familia, sino también en los problemas de la sociedad, había logrado ver mucho en esta vida, pero sin lugar a dudas, no había visto aún más. Con respecto a este problema, el metro le proporcionó una ayuda adecuada.

—¿Escuchaste? Hoy se estrenó la película Avengers: Endgame. ¿Pronto podremos verla en nuestros cines? —dijo un joven a otro, mientras el vagón del metro se ponía en marcha e Yves Delaguerrière comenzó a escuchar atentamente las conversaciones de las personas que se presentaban ante él. Y pensaban y hablaban no sobre las leyes que se habían aprobado hoy, sino sobre películas, música, juegos y series... ¿No es todo así a propósito?

Al escuchar la conversación de otros jóvenes, Yves Delaguerrière oyó lo siguiente:

Yo soy la pluma y la tinta del Todopoderoso: todas mis ideas y libros no fueron creados por mí, sino por el Todopoderoso, con la ayuda de mi forma corporal. ¡Eso es lo que significa la frase "Dios está en cada uno de nosotros"!... Después de crear muchas obras geniales y verdaderamente grandiosas, en las que cada trama es un mundo entero, un Universo entero, una vida entera, solo ahora me he dado cuenta de por qué mi ser no buscaba el reconocimiento de la sociedad: era anónimo y sin rostro, como una brizna de hierba en un prado o una nube en el cielo, para que mi ser pudiera vivir y no pereciera a causa de las mismas verdades que exponía. Ahora que todo está creado, ya no temo a la muerte. El poder y la sociedad pueden destruirme, pero no pueden destruir la vida eterna de mi alma, que consiste en mis ideas, pensamientos y sentimientos expresados en papel...

Lo mereces... y eres digno de reconocimiento. Gastaste todos tus años de infancia en el estudio. Al mismo tiempo que muchos se entregaban a todo tipo de placeres, tú vivías primero en los libros de los clásicos, y ahora vives en los tuyos propios, sin ser peor que los primeros. No gastaste tu tiempo en mujeres... sino que gastaste en la reflexión la misma cantidad de tiempo que los dogos venecianos gastaban en mujeres. Siempre fuiste superior a nosotros, la gente común, sin ser arrogante ni orgulloso. Tu fuerza radicaba en tu excepcionalidad, en la originalidad de tu ser... Todo estudio es un movimiento, cuyo significado no está en el resultado final, sino en el proceso mismo...

Y aun así, lo más terrible es que el conocimiento, como cualquier propiedad, puede ser fácilmente destruido, pero no arrebatado, ante todo... privando a la persona de una conciencia lúcida... ¡Ah, qué complicado es en este mundo el destino de todo genio! Recuerdo la historia de Kafka...

¿Sabes por qué es difícil ser un genio? Porque no debes perder la cordura en aquellas situaciones en las que estás desbordado de sentimientos. ¡Es precisamente esta cualidad la que permite forjar en papel esos impulsos metafísicos que son el alma del Universo!... Y además, toda persona genial y, por lo tanto, grandiosa, independientemente de su posición, lugar de residencia y tiempo, siempre tiene presentimientos únicos de esa grandeza. En su alma surge algo que atestigua la inminente llegada de la armonía caótica y el caos armonioso. Así, por ejemplo, uno de los precursores de una tormenta y un trueno son las nubes oscuras...

Dando unos pasos más en el vagón del metro, donde logró ver algunas ruinas de almas y vidas humanas, distinguió a una chica hermosa a su lado. En el ser de Yves Delaguerrière, ella no encendió sentimientos ni emociones, pero logró despertar en él ciertos pensamientos: la miraba con una mirada fría y vacía que no era capaz de transmitirle al objeto de observación los pensamientos y sentimientos del observador. Era la mirada de un sapo que, parpadeando de vez en cuando, mira este mundo sin darle sus emociones y sin despertar en él las propias. Sin embargo, dentro de su ser, ocurrían procesos verdaderamente universales. Lo que su rostro expresaba en ese momento no correspondía de ninguna manera a lo que sentía y pensaba. Sin duda, esta chica era encantadora, pero el encanto no siempre es capaz de generar pasión y mucho menos amor. ¡El amor, a su vez, hace que una persona sea encantadora siempre!




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