Apnea

Parte II: Matices de primavera (6)

Martes 28 de abril.

Alicia: Leonardo, mi papá se enteró de todo, de lo que teníamos planeado. Dice que te tenía en un gran concepto, pero que hoy lamenta mucho haber hablado bien de ti. Dice que qué triste que solo queramos divertirnos y no llevar un noviazgo limpio como Dios lo instituyó. Bueno, solo te quería decir adiós. No podré usar mi celular por un tiempo indefinido, porque estoy castigada y tampoco podré usar algún medio de comunicación. Solo deseo que te cuides. Te quiero. Adiós.

El mensaje llegó a las tres de la mañana y lo leí dos horas después. Infiero que su padre debió revisar las conversaciones en la madrugada y justo a esa hora enloqueció. Esto es un disparo en el corazón, tengo la sensación que no volveré a hablarle jamás. Al salir de mi casa y ver el cielo siento un remordimiento en el pecho que me culpa por haberle sugerido el plan desde un principio.

Tengo en mis cavilaciones el mensaje que ella envió. “Un noviazgo como Dios lo instituyó”. ¿Qué sabe Dios del amor? No sé qué pensar al respecto, sólo tengo ideas girando en mí. Quería estar cerca de ella, no deseaba tocarle más que sus manos, acariciar sus mejillas y darle un beso. El señor debió mal interpretar mis intenciones, debe creer que mi interés es aprovecharme de su hija o tal vez que sólo buscamos experimentar entre nosotros. La quiero, no tengo duda de ello, es una parte de mí y jamás dejará de serlo. Experimentar es normal, somos adolescentes y queremos ir poco a poco descubriendo más sobre nosotros, quiero saber más sobre Alicia. Estoy confundido.

El aire es denso, mis suspiros siguen escapando con un poco de mi vida, con lo poco de felicidad que queda. Respirar comienza a dificultarse. ¿Esto es la apnea de la que habla el trovador? De una amnesia de pelear por respirar.

Llego a la escuela y me siento en el lugar de siempre. Inanimado. De pronto mi amiga sentada detrás de mí comenzó con algunas bromas a las que solo respondo con una media sonrisa falsa.

 —Oye, te pasa algo, se nota.

—¿Qué quieres oír? —la miro de reojo.

—Lo que sea que tengas.

—No podré hablar más con Alicia.

—¡¿Qué pasó?! ¡¿Se pelearon?! —pregunta abriendo aún más sus ojos.

—No es eso —quedo mirando hacia el piso.

—¿Entonces? Habla.

—Lo que pasa es que… — mi voz casi se quiebra, siento ese maldito nudo en la garganta.

—Anda, dime.

—Es que su padre le quitó el celular durante un tiempo indefinido a causa de las conversaciones que hemos tenido… debió haber malinterpretado algo…

—¿Qué dijo?

Saco mi celular y le muestro algunos mensajes. Queda un poco reflexiva en silencio.

—¿Noviazgo como Dios lo instituyó? —pronuncia con el ceño fruncido.

—Sí… Es una estupidez, ¿no?

—No lo sé. Leo, eso ni yo lo entiendo.

—Exacto. No hay noviazgo instituido. No existe una receta para las parejas.

Continúa animándome, es una buena amiga. En la escuela muchos ya notaron lo callado que estoy mientras permanezco en mi pupitre con la mirada perdida hacia abajo, luchando contra mi culpa. Entre tantos pensamientos en la cabeza tengo una buena idea: decirle a la madre de Alicia lo que sucede. Comentándole eso, no tardó en hablar con el padre de Alicia. Pero el día se pasa sin señales de Alicia hasta que el sol se apaga en el horizonte.

A las ocho con cuarenta y dos de la noche, el móvil resuena.

 Alicia: ¡Hola!

Al leerlo llega una luz que ilumina todo mi ser. Volveremos a hablar después de todo, aunque lamentablemente mi amada vive con su padre, al cual no le agrado.  No fue una plática muy larga, sino breve. Al día siguiente comencé con una pregunta estúpida, pero era una pregunta.

Leonardo: ¡Hola! Oye, ¿seguimos siendo novios?

Alicia: Vaya manera de comenzar. Es obvio.

Me reconforta confirmarlo, aunque siento un tanto diferente su trato, debe ser una ilusión.

Así llega un miércoles y La ilusión seguía presente. La manera de responderme a algún comentario o una broma es muy diferente. Mi deducción es que probablemente su padre le ha lavado la cabeza para que se comporte así. Las mujeres son un enigma.

Leonardo: ¿Pasó algo?



#44553 en Novela romántica
#4344 en Novela contemporánea

En el texto hay: juvenil, drama, amor

Editado: 29.12.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.