Apnea

Parte IV: Sol sediento (6)

Lunes 24 de agosto.

Despierto desde las cinco de la mañana quedándome sentado en la cama viendo hacia mis tenis, me siento un poco débil, sin haber descansado posiblemente por los nervios de lo que viene, tengo ánimos por ir a la escuela. Siento un cansancio en el cuerpo, tal vez es la factura de tanto desvelo sin sentido, al colocarme los tenis experimento un dolor al agacharme. Me lavo la cara en el baño para quitarme cualquier malestar y exceso de calor en mi piel.

Por fin listo a las seis para ir a la escuela. Hoy es cumpleaños de Miranda y le tengo un sencillo regalo por cumplir quince años, después de todo es la única amiga que tengo. Espero que mi reloj marque las seis con cuarenta, cuando creo escuchar el tono de Alicia.

Equivocación. A esta hora ella mandaba un mensaje de buenos días, ya no lo hace, no lo ha vuelto a hacer desde hace meses. Me resulta extraño, triste y hasta un poco deprimente, pero, no pensaré en eso durante mi primer día.

Los audífonos en las orejas son un escape de mi realidad pobre, camino por la carretera despeinándome al pasar los vehículos a toda velocidad, es peligroso, pero me importa poco. Consigo llegar sano y salvo a la preparatoria.

Filosofía a la primera hora, interesante materia, camino hasta el salón en el fondo de la escuela. En la puerta está Miranda.

—¡Felicidades! —exclamo antes de abrazarla.

—Gracias, Leonardito —me da un abrazo en el que puedo oler el perfume de su cabello que me saca una sonrisa.

—¡Mira! — le digo soltándola y abriendo mi mochila para sacar una pequeña caja y luego decirle: —No es gran cosa, pero lo hice con mucho cariño.

—¡Gracias! —grita emocionada abriendo la caja y viendo la pulsera de metal con un corazón diminuto y una llave junto a él. —¡Está muy bonita! ¡Te quiero!

Mientras sonríe por su pulsera, un sexto sentido me anuncia voltear a ver porque algo se aproxima hacia nosotros: Marisol. Al verla quiero desaparecer de la faz de la Tierra, pero, aun así, la saludo diplomáticamente y sonriendo. No llegó a los cursos porque tuvo pendientes, pero sí estudiará aquí.

—Me llaman… ¡Adiós!

Corro con mis amigos que me han salvado del incómodo momento que pasé. Al menos por ahora. Entramos al aula y se presenta el maestro de filosofía, con sus clases y cosas por el estilo.

Marisol por fortuna no está en mi clase, porque de eso sí no pudiera escapar. Tenemos dos clases más: Ciencias y Matemáticas. Durante el recreo hablo con mis amigos, aunque no puedo evitar sentirme un tanto débil. Fugazmente aparece Marisol.

—¿Podemos hablar?

—Claro…

Me retiro de mis amigos para acercarme a ella.

—Caminemos, ¿quieres? —le sugiero aún con el pesar de mis piernas.

Damos algunas vueltas a la escuela, la cual parece ser más pequeña de lo que imaginé. En algunos momentos intenta acercarse lo suficiente para que la abrace, pero encuentro una que otra excusa para retirarme. En lo que platicamos, paso cerca de la chica que vi durante los cursos, sentada bajo la sombra de un árbol con varias de sus amigas, en un instante ignoro a Marisol y a lo que me dice, no le pongo la mínima atención. Por poco choco con un tipo frente a mí por ver a esa inusual mujer.

—Me quedaré un tiempo aquí.

—¿Ah? Qué bueno — respondo volviendo hacia Marisol.

—¿Y por qué no me hablaste durante las vacaciones?

—Estuve muy ocupado y casi no tenía tiempo.

—Ya veo… Después de lo que me hiciste después de la graduación.

—No recuerdo lo que hice.

—¡¿En serio?!

—Fue hace tiempo… —hablo sínicamente.

Antes de proferir una respuesta, el timbre suena. ¡Me salva la campana! Corro al salón que me toca. Las clases casi acaban mientras me sigo sintiendo cansado y con más calor que nunca. Tengo ganas de regresar a casa a dormir, pero hay que ir al cumpleaños de Miranda. Cuando salgo por el postigo, Marisol me alcanza. 

—¡Te acompaño!

— Está bien — le contesto sin ganas, bajo el sol, no sé decirle que no a las personas y no me gusta hacerlo.

—¿Irás al cumpleaños de Fernanda?

—La verdad no lo sé… Estoy muy cansado.

—Eres flojo.



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En el texto hay: juvenil, drama, amor

Editado: 29.12.2019

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