Santo estaba siendo atormentado al pensar que su ex esposa lo estaba ignorando. Miles de cosas se imaginaba, su preocupación lo hizo querer romper con los planes con su nueva mujer.
_Cariño, quiero que hoy regresemos. -dijo, ella volteó impactada por la situación.
_¿Qué dices? No mi amorcito, eso es imposible. Nuestro trato son tres meses, ¿Acaso papá te pidió algo especial?
_Tengo hijos, nunca me he separado de ellos por tanto tiempo...
_Tú lo sabías cuando aceptaste la propuesta de mi padre, y sabes que si me fallas no te irá bien, ¿Creíste que yo sería tu amante toda la vida? No mi amorcito. Y no vamos a regresar...tus hijos están con esa mujer insípida y estúpida que se creía reina en tu vida cuando ese trono es solo mío.
Santo la miró y no pudo más que tragarse la ira e impotencia sabiendo que ella lo había calculado todo para quedarse en la vida de él.
_No lo sabes, pero al divorciarme todas las tarjetas se le congelaron a Mariana, ella no tiene manera de...
_¿De qué? -preguntó sarcástica - ¿Crees que soy idiota? No Santo, soy joven, no estupida...yo sé que lo haces para saber de ella, ¿Crees que no te ví llamando como loco? Esa señora que busque qué hacer, tu mujer soy yo, tu decides, no eres acaso el que dice ¿"todo o nada"?, aplícalo, conmigo todo mi amorcito, sin mi no tendrás nada, recuerda que mi Papi jamás te perdonará que hayas jugado con la inocencia y sentimientos de su pequeña.
La retorcida chica estaba muy clara, ella sabía lo que era tener el control, el mismo Santo le había dado las armas sin darse cuenta, solo unas mentes perversas podían juntarse, pero en cuestiones de sabiduría Santo Castillo recibía la lección más tenaz que había tenido jamás, pero él sabía jugar las piezas poniéndolas a su favor.
_Me encantas -dijo explotando con seducción en una carcajada- eres toda una hembra que sabe cómo defender lo suyo -espetó con orgullo poseído por una lujuriosa magia que esta no se imaginó, así son, éstos parecían dos enfermos que sabían cada uno que quería del otro.
_Eres mío santo, todo mío -espetó ella atrayéndolo a la cama como si fuera su sumisa.
...
La tarde llegó y ambos despertaron bajo las sábanas, reían como si todo estaba perfecto, pero ya en la mente maquiavélica de Castillo había un plan.
_Hablaré con mis abogados, solo quiero que la madre de mis hijos tengan lo que corresponde a la manutención de ellos. No quiero una demanda, ya llevo la de perder al sacarlos de la casa.
_¿Hiciste qué...?
_Fue ilegal, dejé a mi ex esposa sin casa, ahora deben haberse arrimado con algún familiar, pero estoy claro que las leyes me condenan si no cumplo con mis hijos, puedo enfrentar una demanda.
_Bueno...que sea solo porque no tengas problemas, ahora que regresemos y nos casemos verás como haces con esos niños, yo te daré bebés nuestros, no quiero que extrañes a nadie. -Santo la miró como si la amara y besó su boca con emoción, pero su mente retorcida y traidora generaba pensamientos oscuros.
_Si mi reina... será como tú lo dices.
_Seremos felices, verás que mi padre es muy generoso, antes cuando no sabía de lo nuestro, tú no le importabas, luego te odió al saber que me convertiste en tu amante, pero has cumplido con lo que te exigió y creo que te ama tanto como para que al regreso tengamos la boda más soñada.
_Asi será mi amor.
***
Mariana comenzó una ligera capacitación en la que asistía con alegría, el señor Rousseau estaba contento de verla sonreír muy a menudo al llegar a las oficinas. Su debut como anfitriona estaba muy cerca, ya que tuvo mucha ayuda en su primera experiencia como organizadora.
_¿Como se siente señora Mariana? -preguntó Cristina haciéndola sentir muy importante- Mañana es la presentación.
_Estoy un poco ansiosa, ve que ayer fui con la psicóloga que me recomendó el señor Rousseau, me sentí genial, ella dice que todo es un proceso y le gustó como lo estoy haciendo.
_Maravilloso, en verdad me da mucha alegría señora Mariana...
_Dime Mariana...eres una buena amiga, me siento rara cuando todos me dicen señora, era exigencia de mi ex esposo, pero ya pasó, María que es la nana hermosa de mis hijos también me decía, pero ya no, he liberado mucho, puedo tener amigos, estoy feliz.
_Qué hermosa y qué felicidad me da a mí que estés contenta.
_¿Cristina, tú crees que el señor Rousseau no se sienta incómodo que traiga a mis hijos mañana? Es que quiero enseñarle sobre lo que hago, y María también viene, son mi familia y quiero que se sientan felices con mi trabajo....pero no sé si el jefe se moleste.
_No lo creo, ahora él está viendo lo de unos documentos, le diré que quieres hablarle...
_No, Cristina qué pena. -Mariana no pudo detenerla cuando la secretaria fue con el señor Rousseau.
Cristina entró abruptamente y el jefe sacó la vista de los documentos.
_No puedo creerlo, Cristina te dije que no quiero interrupciones... siempre es lo mismo.
_Disculpe Jefe, a veces lo olvido...le diré a la señora Mariana que venga otro día.