Apostando por la virgen

Hay niveles

Pov: Valentina.

El sonido insistente de mi teléfono recibiendo mensajes hace que me despierte, un poco adormilada y con los ojos más cerrados que abiertos miro la pantalla de bloqueo y me encuentro con veinte mensajes del grupo que tengo con las chicas.

<< ¿Las deberíamos matar? >> pregunta mi conciencia igual de molesta y dormida que yo.

< No lo creo, las queremos lo suficiente para controlarnos >

<< Pues no sé tú, pero yo quiero ahorcarlas >>

< No estaría mal >

Me estiro acomodándome en la cama y miro el reloj en la mesita de noche, me doy cuenta de que faltan treinta minutos para que sonara mi alarma, suspiro con pereza y decido levantarme de una vez, tomo mi teléfono para mandarles un mensaje rápido.

Chat: El infierno nos espera

[ En serio que uno ya no puede ni siquiera dormir a gusto, son imposibles, les cuento todo al llegar a la escuela] Las respuestas enojadas de mis amigas llegan en segundos.

[ Ahs, que amargada] Esa es Lucy

[ ¿Tenemos que esperar tanto?] Esa es Ashley

[ Gia, ya cuéntanos como te fue ayer en tu cita, no seas malvada] Y esa es Vane.

[ Termino de arreglarme y les cuento una parte, confórmense con eso por el momento] me salgo de la conversación para poder bloquear mi teléfono, pero antes de hacerlo un mensaje llama mi atención.

Chat: Thomy

[ Buenas noche, bonita.

Pd. Gracias por esta noche tan maravillosa] Sonrió sin poder evitarlo, los recuerdos de la noche anterior se pasan ante mis ojos como hermosas imágenes de una cámara, me paso los dedos por los labios instintivamente.

[ Buenos días Thomy, te veo en la escuela] Bloqueo mi teléfono y me dispongo a acomodar mi cuarto y meterme a bañar.

Al estar limpia y completamente arreglada para la escuela, bajo tarareando una canción que hasta en mis sueños ha venido a recordarme la noche de ayer, dejo mi mochila en la silla al lado de la mía y empiezo a tomar mi desayuno, perdiéndome en mis pensamientos.

- ¡Ay mi niña! Que se me hace que a ti te dieron toloache – dice Rosa al verme.

- ¿Qué a mí me dieron qué? – pregunto confundida.

- Toloache, mi niña, he estado parada frente a ti desde hace cinco minutos tratando de decirte que ya has acabado de comer, pero estabas perdida pensando en quien sabe que o quien y con los ojos soñadores – bajo la mirada a mi plato de cereales y veo que es cierto lo que dice mi nana, sonrió avergonzada y me levanto para lavar mi plato.

- ¿Qué es eso de toloache, nana? – pregunto mientras acomodo el plato ya limpio y la cuchara en el escurridor.

- Oh, allá en México, se dice así cuando te hacen un “amarre”, es como aquí lo llaman una poción de amor, o eso es lo que se dice en los pueblos – rio al pensar en una cosa como esas.

- Pero que cosas tan útiles, pero estoy segura de que no me dieron una poción de amor, nana – digo riendo.

- Sé que no y me alegra tanto volver a verte de esta forma, mi pequeña Val – Me sonríe y se va en dirección al patio.

Termino de alistarme y salgo corriendo hacia la moto, al subirme, siento esa dulce sensación de adrenalina que se apodera de mi cada vez que estoy sobre la moto, me pongo el casco y hago rugir levemente el motor y salgo hacía la calle principal.

Al llegar a un semáforo en rojo me detengo, observo el camino tratando de ver cuánto tráfico hay por delante, pero el sonido del grito de una chica llama mi atención e inmediatamente me pongo alerta, redirijo mi mirada para encontrarme a una chica tirada en la acera, junto a una bicicleta que acababa de frenar con demasiada precipitación y la chica salió volando.

Me apresuro en acercarme a ella, pongo el frenillo de la moto y me bajo rápidamente para poder ayudarla.

- ¿Te encuentras bien? – le pregunto a la chica de lacio cabello castaño atado en una coleta, me agacho junto a ella y la examino rápidamente.

- Si, solo ha sido la caída, no es nada grave, solo quedara un moretón – me mira y me encuentro con unos ojos color esmeralda, sonríe de forma adolorida.

- ¿Quieres que te lleve al hospital o algo? – ella me mira con miedo y algo de vergüenza.

- Oh no, sería una molestia innecesaria, además hoy es mi primer día de clases, si de por sí ya voy atrasada -una semana, no quiero que sea un día más – me sonríe algo nerviosa.

- ¿Eres nueva? – suelto, antes de que pueda detener la estúpida pregunta.

- Si – responde riendo.

- Yo voy hacia la preparatoria Northwest ¿hacia cual ibas tú? – ella me mira sorprendida y luego ríe más fuerte.

- A Northwest – sonríe y la miro curiosa.

- Pero que cosas del destino ¿no crees? – la ayudo a levantarse, me acerco a su bici y me doy cuenta que la cadena se ha roto – No creo que te puedas ir en esto, amiga – le señalo la cadena rota.

- Mierda, parece ser que hoy no es mi día – recoge algunas cosas que han salido volando al momento de la caída y se acerca a su bici ahora inservible.

- Yo podría llevarte – señalo la moto – y podríamos dejar tu bici en la casa de un amigo que vive en esa casa blanca de la esquina – volta a ver la casa de Logan.

- Mmmh – veo cómo se mueve inquieta e insegura

- No soy ninguna asesina en serie ni nada por el estilo, lo prometo – levanto mi mano en señal de juramento y ella ríe.

- Está bien -   me subo en la moto y manejo lento al lado de la chica, hasta llegar a la casa de Logan.

- Dame cinco y regreso – me bajo de la moto y tomo su bici – cuídala con tu vida, es muy importante para mí – señalo la moto y ella asiente sonriente.

Camino hasta la entrada de la casa y toco el timbre, la mamá de logan me abre con una cálida sonrisa.



#5181 en Joven Adulto
#23867 en Novela romántica

En el texto hay: pasado, amor, apuestas

Editado: 17.07.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.