Apostando por la virgen

Luna menguante

Pov. Valentina

- Bien, ahora necesito que cierres los ojos – dice el muchacho de ojos amielados, con una sonrisa dulce y emocionada.

- En serio empiezas a asustarme, primero me sacas e la fiesta, atravesamos una puerta hacia la casa vecina, caminamos a través de su patio como si fuera nuestra casa y ahora vamos a un lugar que no quieres decirme – lo miro desconfiada, él me sonríe divertido.

- Val, esa casa – señala la casa por la que hemos pasado – es la casa de mis padres – lo miro sorprendida, aquella casa no era nada como me lo esperaba, era sencilla y se veía de lo más acogedora, parecía un verdadero hogar.

- Ahora entiendo por qué atravesaste el jardín como si fueses dueño del lugar – niego con la cabeza.

- Bueno sí, pero a la vez no, vamos Val quiero mostrarte algo – me anima a cerrar los ojos, suspiro dándome por vencida, cierro los ojos y siento como coloca mi brazo sobre el suyo – Tranquila, no te dejaré caer – puedo sentir su respiración sobre mi mejilla, la cual provoca un pequeño cosquilleo.

- Estoy segura de ello – digo en un susurro cuando empezamos a caminar.

Al cerrar los ojos, los demás sentidos se ponen alerta, puedo escuchar como el pasto se aplasta bajo nuestros pies, al igual que algunos grillos, la brisa de septiembre acaricia mis mejillas, siento como la mano de tomas acaricia con suavidad mi brazo, como si fuera lo más delicado que jamás hubiese tocado.

Entonces un olor completamente peculiar me llena por completo, rosas y menta, sonrío con nostalgia.

Una melena castaña clara, unos ojos verdes como un par de esmeraldas, una sonrisa soñadora y llena de vida, después de eso, solo el color rojo en mis manos.

Thomas se detiene, ahuyentando todos los malos recuerdos que empezaban a llenar mi cabeza, recordándome que ahora estoy aquí, a su lado, que ahora todo ha pasado.

- Bien hermosa señorita, ahora puede abrir los ojos - sonrío al escuchar la forma tan propia en la que me habla.

Abro mis ojos y parpadeo un par de veces, ya que en algún punto del camino los cerré con demasiada fuerza y ahora veía puntitos de luz por todas partes, cuando todo empieza a aclararse me encuentro al comienzo de un claro, alrededor están muchos árboles, marcando la separación de la ciudad con el pequeño bosquecillo.

 Volteo, buscando que tan lejos está la última casa ¿Cuánto hemos caminado sin que yo me diera cuenta?

Entonces siento como Thomas jala de mi mano levemente y noto que esta sentado sobre el césped y de una forma sutil me ha dicho que haga lo mismo, sonrío y me siento al lado suyo.

- Este lugar era mi lugar de escape cuando era pequeño, solía desaparecer por horas explorando los alrededores de la casa, hasta que un día solo supe que debía ir más allá y llegue aquí, me relaje tanto una vez que me quede dormido y encontré la vista más grandiosa que jamás he visto en otra parte – se recuesta mirando el cielo, imito su acción y puedo sentir como el aire se estanca en mis pulmones.

Un cielo completamente lleno de estrellas me recibe, dejándome plenamente fascinada por aquella hermosa vista, miles de lucecitas titilando en aquel fondo tan oscuro, pero la luna, la luna es lo más bonito y discreto, es una luna menguante, aquella que me hace recordar a la película de Alicia en el país de las maravillas.

- Esto es… mágico – sonrío tratando de contar cada punto brillante.

- Sí, eso mismo pensé la primera vez que lo vi – sonríe.

- Entiendo porque te escapabas a este lugar, es demasiado tranquilo, a pesar de que todavía a lo lejos, si me concentro en escuchar, puedo oír la canción que han puesto en la fiesta – digo burlona.

- Si claro, eso debe ser algo como un superpoder, porque te juro que yo no escucho nada más que los grillos y el timbre de tu voz – me sonríe, haciéndose el desentendido.

- Eres un completo mentiroso – lo empujo ligeramente con una mano en el hombro.

- No, más bien me gusta jugar un poco con la verdad – se encoge de hombros.

- Lo que en otras palabras significa mentir – lo miro y el solo niega con la cabeza.

- No, lo digo en serio, estoy más concentrado en el ahora, con un cielo lleno de estrellas, una luna sonriente y la chica más hermosa a mi lado – me sonríe de lado, todo en él me transmite tranquilidad, le regreso la sonrisa.

Inspiro, sintiendo como el aire frío junto al mismo aroma de hace rato invade mis pulmones, llenándome de una extraña paz que me deja indefensa.

Siento la mano de Thomas sobre mi mejilla y es cuando noto que las lagrimas han empezado a caer, el chico me sonríe de forma dulce, haciéndome entender que está aquí, que puedo contar con él, llevo mi mano hasta la suya, me muevo un poco dejando un beso sobre la palma de su mano, tratando de agradecerle por no preguntar.

Ambos nos quedamos en silencio, uno que no es para nada incomodo, pero empiezo a llorar, dejando que todo lo que no me he permitido sea liberado, permitiéndome caer justo aquí junto a esté extraño chico que me ha hecho sentir cosas que pensé que no volvería a sentir con esta intensidad que hace a mi corazón volar.



#5202 en Joven Adulto
#23961 en Novela romántica

En el texto hay: pasado, amor, apuestas

Editado: 17.07.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.