Aprendiendo a Aceptar

Capítulo VI

Ethan estaba jugando a las cartas, pero ya nada le emocionaba. Había estado desde hace unos días muy abstraído y hasta hastiado. Nada parecía interesarle en lo más mínimo. Por más que tratase de prestar atención a lo que estaba a su alrededor, esa noche se encontraba fastidiado. Y mucho más desde que Harwood se hallaba en la mesa hablando de las cosas que le gustaría hacerle a la camarera que lo estaba atendiendo. ¿Cómo podía ser amigo de un ser tan banal y escueto?

 

Simple.

 

Relaciones públicas.

 

El padre de lord Harwood era un marques con negocios influyentes en la India y el Conde Blackwell lo quería para que invirtiera en sus transacciones. Ethan sentía que todo era mercantilizado en su vida.

 

Menos alguien.

 

Violet Hayes

 

La joven lo tenía mal, no dejaba de pensar en ella y en lo que sería de nuevo probar sus labios y acariciar su cabello negro con sus manos mientras la besaba. Y de imaginarse las miles de cosas que querría hacerle, cosas que dejaban de ser inocentes cuando pasaban de los besos.

 

No había sabido nada de ella desde el baile de en casa del conde Roseland. Y eso le carcomía la existencia.

 

Su hermana había dicho que vendría a Londres pero no sabía si en realidad lo habría hecho. Él tomo la decisión de venir a su casa antes. Ya que su padre lo solicitó. Aunque de alguna forma la decisión de su hermana lo había hecho tomar a primera hora de la mañana el carruaje que lo traería a Londres de nuevo.

 

Harwood colocó su carta y en eso la camarera trajo unas bebidas y cuando las iba a entregar, este, la tomó por uno de sus cuartos traseros. Vio la cara de ella y el sufrimiento de la joven al sentir las asquerosas manos de Harwood mientras sus ojos estaban llenos de lágrimas. Eso a Ethan lo enfadó. La chica no podría ser mayor a dieciséis años. Era una niña y de solo verla sabía que estaba pasando necesidades.

 

A Ethan le enervaba ese tipo de comportamientos en sus homólogos. Él podía galantear con cualquier mujer que se le colocara en frente pero jamás lo haría en contra de su voluntad. Eso era lo más vil y desgraciado que podría hacer un hombre. Bueno si con hacer eso lo podrían catalogar como hombre. Sin querer esa situación le remontó al pasado, en el cual su hermana casi fue abusada. Recordar eso simplemente le dañó más la noche.

 

Dio un trago a su brandy esperando que bajara el sabor amargo que subió por su garganta ante los recuerdos. —Saben que fui a Folkestone este fin de semana. —comenzó hablar Harwood con voz patosa mientras le daba un sorbo a su whisky. —Mi padrino estaba dando un baile de esos estúpidos que no soporto. —Ethan tomaba aire harto de su perorata. —Y había una dama de cabello negro y unos ojos azules. —Supo que hablaban de Violet, ella era el modelo perfecto para las epifanías de los hombres enamorados. –Era hermosa sin duda y soltera. –Por lo momentos no había dicho nada malo de ella pero a Ethan no le gustaba al ritmo que estaba yendo esa conversación. —Ya me imagino que sería estar dentro de sus piernas y sentir su estrechez. —Eso fue la gota que derramó la copa.

 

Ethan se levantó de su asiento haciendo un estruendoso ruido con su silla. Se acercó a la cara de Harwood y lo tomó por el cuello de la camisa. —Jamás. Escúchame bien. —Hablaba enfadado. —Jamás te atrevas expresar de ella así. —Sabía que estaba mostrando su furia pero le valió.

 

Harwood tragaba en seco, muy nervioso. Aunque este era alto, Ethan lo pasaba por lo menos con unos diez centímetros. — ¿Qué te pasa imbécil? —dijo cuándo pudo soltarse del agarre de Ethan. — ¿Estas celoso?

 

Ethan sabía que esa demostración de heroísmo fue el empuje para que las personas comenzaran a sacar conclusiones necias.

 

Debía desviar la atención de esas deliberaciones majaderas. — Por favor ¿Celoso? ¿Yo? –—dijo con una sonrisa sardónica. —Harwood esta es la última que se te pudo ocurrir. —reía en medio de su monologo. —Ahora si te pasaste. Cada día estás más cómico. —todos los demás caballeros que estaban en la mesa rieron. —Mi razón de tanta molestia. Es porque esa señorita de la cual tan estúpidamente te expresaste. Es la mejor amiga de mi hermana. Así que te agradezco que la respetes. Es una dama.



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En el texto hay: perdon, amor, aceptacion

Editado: 24.05.2018

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