Aprendiendo a Aceptar

Capítulos VIII

Ethan sintió que su día había mejorado enormemente. Ella le estaba aceptando salir. — Déjeme que yo arreglo todo.

 

Ethan pasó a la casa mientras Violet se arreglaba. Él decidió ir hablar con su hermana, no le gustaría que ella pensara cosas necias. Debía pedirle permiso para salir con Violet y por supuesto una carabina para que los acompañe. No podía darse el lujo de que los vieran en la calle y sacarán conclusiones equívocas.

 

Entró al salón de té sin tocar y notó una cosa que no le gustó mucho. En realidad no le gustó absolutamente nada. Su hermana estaba siendo besada de manera muy pasional con el marqués. Eso le enfureció, esa era su bebé. Así pasaran los años, ella seguía siendo su hermanita.

 

—Pero ¿Qué es esto? Una grata sorpresa. –—Abigail se giró y vio a su hermano con la cara roja de la vergüenza y Alejandro ni siquiera volteó. Sin embargo en su mente había unas ciertas maneras en la que podía matar a su amigo sin liberar sospechas.

 

—Imbécil se toca la puerta primero. —le espetó su hermana.

 

—Vine a visitar a mi pequeña y me recibo con esto. Alejandro más respeto, menos mal que fui y no uno de los niños. Los traumarías de por vida. —El marqués respiraba por la nariz fuertemente.

 

—Vete imbécil. —expresaba con sus puños cerrados de la furia por haber sido interrumpido.

 

—No sin antes me dejes hablar con tu amada esposa. Mi hermana. —Alejandro inhaló y exhaló. Le dio un beso muy parecido al anterior, a su esposa de manera que le dejaba en claro a Ethan que le valía un carajo lo que le decía y luego salió del salón.

 

Ethan lo vio irse y comentó. —Agradezcan que fui yo y no otra persona, pudo haber sido alguien del servicio ¿qué dirá la gente? Que descaro. —se sentó en una butaca como si no acabase de lanzar esa gran perla de sabiduría.

 

Abigail lo miraba anonadada. Se sentía como si estuviera en otro mundo. — ¿Qué quieres, idiota?

 

—Más respeto que soy tu hermano mayor. Tengo más años que tu vagando los resquicios de la tierra, se más que tú de la vida. —le expresó para enojarla. —Necesito una carabina. —Ella lo miro sin comprender. —Voy a dar un paseo con Violet. —Abigail lo miró con ojos llenos de ensoñación. —No me mires así. Lo hice porque estaba aburrida. Nadie lee un libro de ciencias por mera diversión. —su hermana rio.

 

—Ella puede. Le encanta saber y aprender. —quiso probarlo picándolo un poco. —Así que no es necesario que le ayudes en su aburrimiento.

 

El plan de Ethan de mostrar indiferencia no le estaba saliendo muy bien. Debía pensar algo rápido antes de que su hermana se ponga a imaginar un banquete e iglesia.

 

—Ya le dije y ella me respondió que sí. Sería muy descortés de mi parte dejarla así. —"A otra persona con ese cuento" pensó Abigail. Sabía que a su hermano le interesaba Violet. Estaba segura. Quien más si ella era su hermana.

 

—Está bien hermano. Le diré a Eloise. Tranquilo y entiendo tus motivos. —Lo último lo dijo con sarcasmo.

 

 

 

Violet estaba en su cuarto arreglándose. Ella estaba ahí como invitada y era la primera vez que venía a Londres por lo que el plan de su señora podría dar resultado. Nadie la reconocería.

 

Se echó un poco de agua de rosas por el cabello y el cuello, mientras rememoraba la historia que Abigail había inventado de ella.

 

Salió al jardín mientras encontraba a Eloise, era una muchacha que tenía años trabajando allí le contó Abigail y que las veces que iba para Londres le ayudaba como doncella.

 

—Hola Eloise. —le saludó pero esta la miro mal. No entendía por qué se estaba comportándose de esa manera tan recriminatoria si no le había hecho daño alguno.



#474 en Novela romántica
#181 en Otros
#37 en Novela histórica

En el texto hay: perdon, amor, aceptacion

Editado: 24.05.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.