Aprendiendo a Aceptar

Capítulo IX

Violet suspiraba al recordar su beso con Ethan. No podía ser como algo así pudiese ser tan inquietante.

 

Estaba muy enamorada de ese hombre y le haría caso al plan de su amiga. Todo sea por el amor. En la guerra y en el amor todo se vale. ¿No es así?

 

Se arregló para la cena y salió, pero cuando iba por el pasillo que daba al comedor, sin querer se cayó. No comprendía el porqué de su torpeza. Si no había nada que le hiciera tropezar.

 

Iba a levantarse pero unos brazos la tomaron por los hombros. Ella se giró y se percató que era su jefe Alejandro. Ella estaba apenada. No era justo que su jefe la encontrase en ese interludio de torpeza.

 

—Señor. Lo siento mucho. —intentó hacer una reverencia pero él la detuvo.

 

—Descuida Violet. Solo ten más cuidado. —le sonrió con una sonrisa fraternal. Y luego se fue hacia el comedor.

 

A Violet siempre le había parecido extraño porque el marqués no la trataba igual que a sus demás empleados. Aunque él era muy amable con cada uno de ellos. Con ella era como si fuera de la familia. Nunca le había faltado el respeto. De hecho él estaba al tanto de los planes de su esposa y en ningún momento le había recriminado.

 

Llegó al comedor y olvidó sus cavilaciones cuando sus ojos se fueron directo al invitado que se encontraba allí.

 

Ethan estaba vestido elegantemente y conversando con su hermana de lo más tranquilo pero supo que Violet llegó, cuando sintió su presencia. Era algo que cambiaba en el aire. En todo. Su esencia lo envolvía y lo hacía poseer pensamientos de los cuales no debería haber tenido.

 

—Buenas noches. —dijo aturdida.

 

Él se levantó y se fue hacia donde estaba ella y aunque la situación no lo requería —porque era una cena informal— tomó su brazo para escoltarla hasta su asiento. Ethan estaba aprovechando cualquier oportunidad que tenía para tener contacto con ella. Le encantaba sentirle cerca de él. Era una sensación muy buena.

 

La sentó en el puesto delante de él, así sería más fácil reparar en ella y no tenía que estar girando su cabeza para verla, evitándose quedar en evidencia.

 

Los lacayos de librea comenzaron a traer los diferentes aperitivos que se iban a servir y aunque todo se veía delicioso, a Violet le costaba comer. No era porque no estaba acostumbrada a esos platillos sino por el hombre que estaba frente a ella.

 

Todavía no comprendía porqué se enamoró de él. Solo lo vio una vez y ocurrió. Y aunque sonaba muy cursi, fue amor a primera vista. Él se había comportado tan bien delante de su persona, que no fue muy difícil conseguir la atención de ella.

 

El marqués llevó el rumbo de la conversación contando anécdotas de ambos cuando estaban en Eton y en los momentos oportunos reían.

 

— ¿El mequetrefe de tu hermano no está en Londres? —curioseó Ethan dándole un bocado al estofado que habían servido.

 

Violet empalideció. El señor Sebastián si la había visto. Todas y cada una de las veces que había ido a Manor. De hecho conversaban cuando se encontraban en la casa. Al igual que su hermano, él jamás le había faltado el respeto. Más bien era cortés y de vez en cuando le prestaba algunos libros.

 

—No está en Londres. – contesto el marqués. —Ahora se encuentra en Escocia con algunos de sus negocios.

 

—Me sorprende. Últimamente solo quería pasársela de fiesta en fiesta. Es indignante. —señaló a las dos damas ocupantes del salón. —Mis disculpas por expresarme así, lo que ocurre es que a veces olvido mi educación.

 

Ambas rieron pero Ethan al escuchar la risa de Violet pensó que era mejor que un recital de piano. Le gustaba mucho su risa.

 

—Habló el más responsable. —Picó Alejandro. —Y me sorprende que critiques ya que eres el primero en irte de juerga.



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En el texto hay: perdon, amor, aceptacion

Editado: 24.05.2018

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