Aprendiendo a Aceptar

Capítulo XI

Dos meses después.

 

El conde de Rowling ha llegado

 

El Nuevo conde de Rowling ha sido visto en las últimas semanas en Londres. Luego de haber pasado más de dos meses, fuera de la ciudad.

 

Fue notado en las afueras de Blackwell House el día de su llegada por uno de nuestros informantes y la información fue fidedigna.

 

Aunque este era conocido por su rastro de corazones rotos, se le había visto muy poco en enredos de faldas. ¿Será que ha decidido dar el gran el paso a la madurez? Y no olvidemos la pregunta que hicimos en la anterior ejemplar que se mostró a este acaudalado muchacho. ¿Será que esta temporada, logrará sentar cabeza?

 

Revista de sociedad de Londres.

28 de Agosto 1820

 

 

Ethan se estaba bajando del carruaje había llegado a su “casa”. Bueno si pudiera llamarse casa. Blackwell House era una mansión palaciega que quedaba cerca de Grosvenor Square. Diseñada por un arquitecto italiano a inicio del siglo diecisiete, con jardines deslumbrantes y pintada en colores malva. Era una de las más hermosas estructuras que se podían hallar en Londres.

 

Vio a la casa que tenía más de dos meses que no venía. Desde la noche que murió su padre, no había pasado por allí. Los recuerdos de esa noche le perturbaban. Su padre había muerto y aun le dolía. Porque en su ínfima conciencia sabía que las últimas palabras de su progenitor. Le lastimaban.

 

Su patriarca le había dicho que lo quería y que estaba orgulloso de él. Y se lo dijo el último día de su vida.

 

Se arrepintió de todo lo malo que había hecho contra su padre. Las tantas veces que deseó comportarse mal para darle en la hiel, que lo insultaba y que lo maldecía en su soledad. Él era un maldito bastardo y se culpaba cada día de las malas decisiones que tomó.

 

Pasó a la vivienda y Lionel le dio la bienvenida pero no hizo amago de hablar con él. En cambio se fue directo al despacho de su padre. Corrección su despacho. Como nuevo conde de Rowling, se le había hecho muy difícil acostumbrarse al título y a las habladurías de la gente.

 

Se sentó detrás del escritorio de roble y sintió como si no perteneciera a ese lugar. Era un puesto que nunca podría ocupar con facilidad. Tardaría en acostumbrarse, pero lo haría. Le prometió a su padre que sacaría el condado adelante y lo lograría. Por la memoria de él, lo haría.

 

Tomó una copa y decidió salir de nuevo. Fue directo a la casa de su hermana. Hacía meses que no la veía. Había hecho algunos viajes paso por Francia, Italia, Grecia y algunos países más. Pero había extrañado Inglaterra cada día. Lo hacía para manejar las inversiones de la familia y acomodar un poco el desastre que había quedado.

 

Llegó a casa de los Rushmore en Londres y esperó mientras el mayordomo le avisaba a su amigo que se encontraba allí.

 

Al rato salió su mejor amigo y cuando lo vio exclamó:

 

—No lo puedo creer. Si es el mequetrefe. —Ethan le fulminó con la mirada. —Hermano tiempo sin verte. —se dieron un abrazo típico de hombres en el que se golpean en la espalda.

 

—Pues sí. —respiró hondo y volvió a hablar. — ¿Dónde está Abigail?

 

—Está descansando, el embarazo la tiene dormilona. No quise despertarla. —vio su rostro y percibió la cara de amor que mostraba por su hermana. Se le notaba un brillo en la mirada y sin saberlo sintió una punzada de algo en su interior.

 

Era un ramalazo de envidia.

 

Estaba solo en el mundo.

 

Su hermana muy poco lo necesitaba ya que tenía su propia familia. ¿Entonces a quien le hacía falta?

 

No tenía padre, madre, ni a más nadie. No le hacía falta a nadie.



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En el texto hay: perdon, amor, aceptacion

Editado: 24.05.2018

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