Aprendiendo a Aceptar

Capítulo XIII

Abigail fue a buscar a Violet, apenas se enteró de que había llegado. Le había extrañado que no hubiera avisado de su llegada. Le preguntaría apenas la viera.

 

Tocó la puerta y enseguida salió su amiga, con la cabeza agachada. Ella le extrañó el porqué de esa pose. Esperaba encontrar a una Violet feliz, no con un abatimiento que le hacía pensar que estaba más triste de lo que la había visto en todo el tiempo que tenían conociéndose.

 

— ¿Violet? —ella asintió pero no alzo la cara. — ¿Qué ocurre?

 

Violet estaba haciendo su mayor esfuerzo en no derramar ni una sola lágrima, pero delante de su amiga era casi imposible. No podía mentirle. Era como engañarse a sí misma. Pero debía hacerlo, preocuparla a ella no era nada bueno para su embarazo.

 

—Nada, estoy bien. —Solo respondió eso. Si decía otras tres palabras capaz y se echaba a llorar.

 

Abigail negó y la tomó por el brazo y la adentró en el cuarto. Ese comportamiento no era normal. —Soy tu amiga pero para mí, eres hermana y me contarás que tienes.

 

Eso fue lo que faltó para que la delgada pared que había hecho para no derrumbarse, se cayera pedazo por pedazo.

 

—Yo esc… escuché… todo. —No le importaba quedar como una fisgona. Ya nada le importaba, tenía el corazón roto.

 

—La conversación de mi hermano y yo. —afirmó Abigail. —Lo siento mucho Violet. Es un asno. Trate de disuadirlo de esa decisión tan estúpida…—no llegó a terminar porque Violet tomó la palabra.

 

—Descuida, que yo sé que no es tu culpa. Sé que no soy “Perfecta” para Ethan. —sollozó. —Y mejor así. Dejaré de mentir.

 

—A veces siento que odio a mi hermano. Lamento esto. Ya lo resolveremos. —Violet negó.

 

—Ya lo acepté. Era una utopía tonta de mí. Yo sé a qué lugar pertenezco. —contestó resignada.

 

Abigail sabía el dolor que sentía. Era un sentimiento muy parecido al que vivió hace mucho tiempo.

 

—Sé que yo te induje a eso. Y me siento culpable. Perdón.

 

Violet negó rápidamente. —Lejos de eso, Abigail yo soy la que debe disculparse. Yo fui la que se enamoró de su hermano. La idiota he sido yo.

 

Abigail sabía que debía hacer algo. La conversación con su hermano tuvo muchas lagunas. Empezando con la pregunta que le había hecho sobre Violet. Había reaccionado de una manera extraña, inexplicable. Que solo podría definirse como nerviosismo. Abigail estaba casi segura de que su negativa a estar Violet. Estaban más acarreados a los dogmas que le había dado su padre a su hermano. Y que Violet le importaba más de lo que aparentaba.

 

—Está bien Violet. Pero debes dejar de llorar. Me harás llorar a mí también. —luego se acordó de algo. —Además no quiero que se te hinchen los ojos. Vamos a ir a un baile esta noche.

 

Violet la miró con los ojos como platos. — ¿Vamos? —Abigail asintió. — ¿Baile? ¿Yo? ¿Cómo es eso posible?

 

—Sí, tú. Ven, te divertirás. —luego la miró con ojos llenos de travesura. —Quizás encontremos un noble al que le robes el corazón. —Violet sonrió.

 

—No lo creo. Además yo nunca he ido un baile aquí en Londres. Seguro haré el ridículo.

 

Abigail cabeceó. —Claro que no, deja ese pesimismo. Podrías darles unas cachetadas a todas esas niñas de edad casadera. Solo tienen el cerebro lleno de cucarachas. —ambas soltaron una carcajada y Abigail estuvo feliz de ver a su amiga sonreír.

 

Haría lo que tuviera en su poder para ayudarlos. A Violet y a Ethan. Ambos se lo merecían.



#2003 en Novela romántica
#711 en Otros
#140 en Novela histórica

En el texto hay: perdon, amor, aceptacion

Editado: 24.05.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.