Aprendiendo a Aceptar

Capítulo XVIII

El sol se discurría por las ventanas. Parecía que acababa de poner la cabeza en la almohada cuando un batallón de mujeres apareció por su puerta.

 

—Vamos tía Violet. Despierta. —la voz de Ellie la sacó de su letargo. La niña estaba sentada sobre ella.

 

—Buenos días. —dijo mirando a Ellie a Abigail y por último a alguien que no podía creer que estuviese allí. — ¡LILY! — exclamó emocionada.

 

—Espero que sea emoción lo que escucho en tu voz, y no enfado porque estoy aquí. Debía estar el día de tu boda. Así que aquí estoy, lista para la fiesta. —le abrazó.

 

—Pero ¿Cómo? —preguntó aun sorprendida por la sorpresa.

 

—Fue mi idea. —Dijo rápidamente, Abigail. —Necesitábamos que alguien trajera tu vestido de novia.

 

— ¿Mi vestido? —exclamó sorprendida.

 

—Sí. Tu vestido. —dijo Lily. —Es una creación mía. Y mi regalo de bodas para ti. —Eloise pasó con una caja blanca, ella tenía la cara dura. Como enfadada pero Violet no entendía. Siempre tuvo roces con ella, pero no entendía el porqué de su animadversión.

 

Colocaron la caja en la cama y Violet procedió a sacar el vestido. Era de color marfil y con encaje. Sencillamente hermoso. No tenía nada de aplicaciones que empañara lo impoluto de la tela.

 

—Es hermoso. —Exclamó Ellie. Y todas sonrieron con el comentario de la niña.

 

—No sé cómo agra…—Ellie le puso sus dedos en la boca de su tía.

 

—Mami dijo que hiciera eso, cuando empezaras con esa frase. —Y Abigail le guiñó un ojo a su hija, aunque luego la sacó de la habitación.

 

—Y es hora de tu otro obsequio. —indicó Lily. —O puede que sea más para tu marido. —le extendió una pequeña caja y cuando Violet la abrió, su corazón se detuvo. Sintió que las mejillas se le ponían rojo fresa. Era un camisón color azul claro con un escote que era recatado, pero el resto era más atrevido de lo que Violet podría haber soñado. Consistía en dos paneles de seda cosidos únicamente en sus hombros. Había dos cintas en la cintura, pero no ocultaban el perfil de las piernas ni las curvas de las caderas. Completaba un atuendo, una bata del mismo tono, pero que viéndola bien, no tapaba absolutamente nada.

 

—Lily ¿Tú estás loca? Yo no me voy a poner eso. Eso es como estar desnuda. —decía horrorizada.

 

—Claro que sí, me ofenderás si no lo usas. Es hermoso, uno de mis mejores trabajos. —dijo toda modesta, Lily.

 

—Violet, es una prenda hermosa, si no estuviera embarazada, ya te la habría robado. —Comentó como si nada la marquesa. —Por cierto Lily, quiero unos cuantos. —señaló cómplice.

 

Violet veía la escena como si no perteneciera a ella. —Ustedes dos están como locas, yo no puedo usar algo así, me moriré de la vergüenza.

 

Abigail sonrió, astuta. —Eso lo piensas ahorita, amiga mía.

 

  1. no quiso pensar en esa declaración y fue salvada por Lily que exclamó unas maravillosas palabras, cortando a ras la conversación.

 

—Debemos arreglarte, se nos hace tarde.

 

***

 

Ethan estaba tomándose un pequeño vaso de brandy. Hoy se casaría. Hoy caía en el lodazal llamado matrimonio. Por fin cayó en la trampa del párroco.

 

Iba a empezar a arreglarse cuando le apareció en el despacho sus dos mejores amigos. Alejandro y Sebastián. —Hoy se casa mi retoño. —bromeó Sebastián. —Has caído por fin con un flechazo de cupido.



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En el texto hay: perdon, amor, aceptacion

Editado: 24.05.2018

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