El conde de Rowling se ha casado.
Nuestro querido y guapo conde, ha contraído nupcias con una muchacha desconocida. Según fuentes alternas, es toda una belleza. Y es la mejor amiga de “La marquesa de Abeforth” por lo que pensamos que debe ser alguien digno para nuestro buen amigo.
Y por supuesto acertamos la pregunta. Nuestro querido conde cayó en las mieles del matrimonio este mismo año.
Le deseamos a la dulce y feliz pareja, un matrimonio próspero y lleno de muchas bendiciones.
Revista de Sociedad de Londres
Ethan despertó y sintió un cuerpo pegado al suyo. Este era femenino, delicado, suave y muy sensual. Perfecto.
Se alzó un poco y la vio dormir, era genuinamente hermosa. Con una pequeña nariz respingona y el sonido de su respiración era suave. Ella no era muy alta pero sus piernas parecían kilométricas cuando él las miraba. Pero lo que más le gustaba de su esposa eran sus ojos. Podían desarmarlo y hacer lo que le pidiera, solo con mirarlo. Esa pequeña mujer. Era perfecta. Y era su esposa. Su hermosa esposa.
Por más que había dicho que no iba a colocar sentimientos en esa relación. Ese acto que compartieron fue único y sin igual. Estaba satisfecho de una manera en la que nunca lo había estado. Era una mezcla de satisfacción y deseo por volverle hacer el amor. Pero había algo que calaba en su cabeza. Él no podía enamorarse de ella. Tenía que separar el sexo, del amor, pero eso no quitaba que podía disfrutar de su esposa.
Se levantó un poco más de la cama y se giró hacia la cómoda y se sirvió un vaso de agua. Vio el reloj y notó que era más de medianoche. Se habían casado a mediodía y ya tenían doce horas unidos como marido y mujer.
Desde que habían llegado a su habitación le había hecho el amor una y otra vez. Siempre con tiento y delicadeza. Seduciéndola despacio y deleitosamente. Para que ella lo necesitara. Sabía que ella no estaba acostumbrada a ello. Pero aun así había respondido con una pasión que quitaba el aliento. Literalmente.
Se volvió hacia la cama y de nuevo pasó sus brazos alrededor de ella. Violet se removió un poco pero no despertó y la abrazó fuertemente. Colocando su cabeza cerca de la curva de su cuello y absorbiendo su aroma. Olía a violetas y algo que identificó como su propio olor. Olía a él.
Se durmió rápidamente, siendo la primera vez que lo hacía tan bien desde hace mucho tiempo.
***
Violet despertó y sintió su cuerpo dolorido en partes que jamás había pensado que dolerían. Pero eso no importó. Se sentía feliz. Muy feliz. Ella estaba rodeada por los fuertes brazos de su esposo. Se giró hacia él y lo vio dormir. Se veía tan lindo. Cuando estaba relajado su cara parecía a la de un niño pequeño.
Pero no era un niño. Y él se lo demostró muchas, muchas veces.
Ella lo miraba embelesada que se asustó cuando abrió los ojos. Ethan rio de su cara y ella también.
Él le comenzó a acariciar la mejilla con delicadeza. —–Buen día esposa. ¿Cómo te sientes? ¿Te duele alguna parte? —Le preguntó mientras le daba un corto beso en los labios.
Ella se sonrojó con la última pregunta, ya que tenía que ver con todo lo que habían hecho el día anterior. Y el acordarse todo lo que hicieron y que él se preocupase por bienestar le hizo sonreír. —Excelente. Perfecta. —le dio una gran sonrisa.
—Qué bueno mi amor, porque hay que recuperar el tiempo perdido. —Violet casi lloró cuando escuchó el mote cariñoso. —Tenemos que hablar.
Ella lo miró con los ojos entrecerrados. — ¿Sabes que usas mucho esa frase? Asusta. —Ethan se colocó encima de ella, juguetón.