Ethan había preparado todo para decirle a su esposa que la amaba. Mandó a que lo ayudaran a arreglar una sala que poseía la mansión. Era la favorita de su madre y por lo tanto muy especial para él. Él no se la había mostrado a Violet porque era importante y solo su hermana y él entraban allí. Pero esa noche tenía que empezar a enseñarle sus secretos. Quería mostrarle su interior y pedirle perdón por las veces que dijo que no podía amarla.
Ella no sabía de esos planes por lo que lo hizo con la ayuda del ama de llaves. Solo debía mantenerla lejos de ese lugar. Era fácil ya que quedaba en otra ala de la casa.
La envió a que se midiera vestidos para mantenerla ocupada. Pero antes quería ir a donde su hermana, pues ella le envió una misiva en donde le decía que no pasaba tiempo con ella desde que se casó. Así que salió un rato y volvería antes de que llegará Violet. Todo estaba listo y los nervios que tenía, debía suprimirlos en alguna cosa.
Llegó a Abeforth House y sentía que estaba muy feliz. Le encantaba todo. Era extraño ya que nunca sonreía pero ese día, por todo lo hacía.
Pasó a la casa y le dijeron que Abigail ya venía a atenderlo, pero su sobrina estaba en el salón de juegos y escuchaba su risa. Por lo que se acercó al mismo y la vio pintando.
La tomó por los brazos y la alzó como si estuviera volando. —Hola, mi hermosa princesa. —y la niña gritó y soltó una gran carcajada.
— ¡Tío! —vio hacia los lados. — ¿Y tía Violet?
—No vino, pero le diré que preguntaste por ella. —la bajó al piso y se sentó junto con ella en el suelo
Ellie hizo un puchero. —Que mal. Ya no la veo y antes jugaba mucho conmigo. Me gustaba cuando vivía con nosotros. —Ellie hablaba con claridad como si fuera ya una niña grande.
Su tío sonrió. —Bueno ya vendrá y jugará contigo. —a Ethan le rondó de lo que dijo Ellie por la cabeza. — ¿Tu tía Violet vivió mucho con ustedes?
Ellie asintió. —Desde que estaba chiquita. —hizo un gesto de diámetro muy pequeño con su dedo índice y pulgar. Luego empezó a jugar con unas muñecas.
Ethan le extrañó la confesión de la niña. Así que decidió indagar más. — ¿Qué hacia ella?
—Ayudaba a su tía Anabel. —Al conde le resonó ese nombre en la cabeza. Sabía que lo había escuchado antes en algún sitio. —Y a su tío Malcon.
Malcon
Ese era el nombre del mayordomo de Alejandro en Manor.
— ¿Ayudaba? ¿A qué? —le preguntó jugando con la otra muñeca que tenía la niña.
—Ayudaba a vestir a mi mami, y a veces la veía lavando la ropa. Y era divertido porque había muchas burbujas.
A ese relato le faltaba un pedazo. Debía preguntarle a Abigail.
— ¿Y que más hacía, mi pequeña?
—Cosía y me cuidaba todos los días. —ella se levantó y salió corriendo a recibir a su mamá. — ¡Mami!
Ethan sentía una rabia bullir de él. Algo le estaban ocultando. Podía sentir la sangre bombear en sus oídos.
—Abigail necesito hablar contigo. —su hermana asintió y le dijo a la niña que siguiera jugando que ella iba a hablar con su tío.
—Acompáñame al salón verde. —Ethan la siguió, mientras abría y cerraba la mano en un puño, pues lo que se estaba imaginando en su cabeza no podía estar pasando.
Entraron al salón, ella se sentó y él siguió levantado. —Explícame algo Abigail. ¿Cómo es eso de que Violet ayudaba en Manor?