Aprendiendo a amar

Capítulo 8: Estrategia

Cris

El asunto todavía daba vueltas en mi cabeza cual juego de feria, hasta el punto de marearme. Observo su nombre en la pantalla del teléfono y pienso en la clase de noche que tendríamos, en otra ocasión habría desistido ya que al final ella esta bajo un contrato que debe cumplir, sin embargo, Lucia lo rompió y era obvio.

La pelea no solo era con ella, mi persona y mis instintos se unieron a la batalla hace bastante rato sin considerar el hecho de que odio perder. Apago el teléfono cuando llego al restaurante para reunirme con el gobernador.

Me había dedicado a mi propuesta, no solo por el prestigio de la empresa, sino para dejar la huella de mis destrezas y trabajo. Ahora, el triunfo de esta depende del hombre con barriga de aristócrata y la pelirroja que viene colgada de mi brazo.

—Los estaba esperando —saluda su padre —. Pensé que habías despreciado a mi hija Cris, considerando que enviaste a tu primo en lugar.

—He estado ocupado organizando la propuesta señor.

—Papa no lo molestes, después de conversar con su primo, me dio mucha curiosidad conocer al hombre detrás de tantos logros y el destino es tan gracioso que el me llamo a mi —comento con una amplia sonrisa.

—Tienes razón, además es conveniente tu presencia ahora que eres mi asistente.

—Es correcto, prestare atención a cada una de sus palabras —añade.

Veo a la mujer de finos rasgos, manos elegantes y brillante joyería, el pensamiento siquiera debería cruzar mi cabeza, sin embargo, termino desviándome a la sencillez e inocencia de Lucia.

Nos sentamos a comer e implemento mis estrategias hasta conseguir mi objetivo. El gobernador esta distraído y lo suficientemente feliz y su hija perdida en el fantasma de un hombre que no existe.

Me agrada esta sensación, conozco las piezas en el tablero, se que decir y como responder a la plática del gobernador y parloteo de su hija. Bajo mi mano, el juego ya tenia un dueño y no dejaría escapar esta oportunidad.

Completamente diferente a su padre, Samara me impresiono de cierta forma. Además de ser todo lo que supuse, es bastante ambiciosa y lo suficientemente pusilánime para serme útil en este proyecto. Es un buen prospecto, no interfiere y habla únicamente lo necesario y cuando debe. Por ello tampoco se me hizo raro que Aaron también buscara acercarse a ella, sin embargo, no contaba que a su padre le conviene la imagen de un pretendiente algo mas conservador que un hombre que todavía gasta el dinero de sus padres en yates y mujeres.

—Su propuesta es maravillosa padre —se jacta Samara con una sonrisa enorme.

—¿Cómo lo sabes si no la has visto? —refuta.

—Es un buen presentimiento —responde mostrando su ingenuidad mientras esperamos su coche fuera del restaurante.

—Venga hombre, que una mujer te ha dado un halago —bromea el gobernador y me obligo a sonreír mientras su hija entrelaza su brazo en el mío, contacto que me tensa por completo —. Además, confió en el presentimiento de mi hija.

Asiento y veo llegar su coche antes que el mío.

—Espero tu propuesta hijo, Aaron se lucio con la suya, no espero menos de ti Cris.

En seguida el comentario me deja perplejo.

—¿Ya le ha presentado su propuesta? —inquiero ofuscado.

—Así es, resulto bastante ingeniosa, es difícil de creer con un hombre como el tenga esas capacidades —añade —. Espero seas lo suficientemente listo para actuar —culmina antes de subir al coche con su hija.

La sangre corre caliente por mis venas y siento mis manos temblar.

¡Maldición!

Aaron se me había adelantado y ahora debía asegurar ese proyecto. Detesto los imprevistos y este dato solo altera mis planes.

Marc llega con el auto e ingreso con apuro, aflojo mi corbata y para empeorar mi situación termino pensando en ella y como podría convertir esto en algo más que ambos podríamos disfrutar.

Es una lucha interna, debo resistir y asimilar la realidad. Al llegar a mi casa busco aliviar con alcohol la rabia que amenaza con consumirme.

Es inútil.

Termino con el aparato entre manos y su número en la pantalla.

¿Qué clase de hombre soy si le doy ese poder de manejarme a su antojo únicamente con el mero pensamiento?

Termino arrojando mi teléfono a un rincón de la habitación, busco refugio en aquello que me absorbe lo suficiente y es el único camino seguro para mí, el trabajo.

He tenido a todo mi equipo de arquitectos, constructores, economistas y logística trabajando como desquiciados y aun así me parece insuficiente.

Me recuerdo continuamente porque hago esto, la oportunidad que tengo y como debo demostrar que no soy igual que ese hombre que se dejo arrastrar y humillar por todas ellas. Mi esfuerzo ha funcionado y lo descubro cuando la luz exterior se escabulle por la habitación.

Me preparo para regresar a la oficina y afrontar la realidad de lo que sucede entre ella y yo. Yo soy el jefe y ella es mi asistente, se acabaron los juegos.

HOY DOBLE CAPITULO.




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