Cris
Tantos retos en mi vida y aquí me encontraba frente al más grande.
Tuve que demostrar que soy digno de atención de un magnate, mantener el perfil durante el instituto, la universidad y mis estudios superiores. Desempeñar el papel de director de una de las empresas más importantes del país y convivir con importantes personajes. Todo esto lo hice con la mente fría y sin dudar de mis capacidades.
No obstante, cada uno de estos logros me parecen sencillas y absurdas tareas a comparación del nuevo rol que debo ejercer.
Mi hijo. Mateo.
Considerando mi posición, por supuesto, no tuve elección alguna respecto al nombre, sin embargo, el hecho de que Lucia lo haya escogido hace que me parezca simplemente perfecto.
Ver cuánto ha crecido ha despertado en mi interior una necesidad que abarca esa soledad y dolor que me fatigo mientras crecía. Quiero ser para él todo lo que yo no pude tener. Mi meta es proporcionarle el panorama perfecto. Comprendo que no es necesario para ser feliz o asegurar una buena crianza, sin embargo, Lucía es parte de ese panorama, por lo que ahora, hay mucho más en juego.
La sensación de tenerlo en mis brazos únicamente es comparable con qué calor su madre alguna vez me proporcionó. Mateo se mostró sorpresivamente atento a mis gestos, receptivo a mi persona. Tuvimos un difícil inicio, pero después todo marchó bajo control y lo mismo deseaba para ese día.
—Señor —susurra Andrea entrando en mi oficina—. He tocado varias veces —asegura para evitar problemas. Sabe que su cercanía con Susana es algo que no me agrada y podría jugarle el puesto, por lo que se mueve con bastante cuidado—. Vine para recordarle que tiene una reunión antes de…
—Sí, lo sé —respondo retomando mi papel de director—. Solo serán los ejecutivos y abogados que te mencioné. ¿Tienes los informes listos?
—Están en sus respectivos sitios en la sala —asegura y pido que se retire.
Observo mi reloj y hago cuentas sobre el tiempo que falta para reunirnos. Hugo pidió unos días libres, por lo que conseguí que Lucía aceptara mi cortesía y ahora debo ir a recogerlos a un sitio acordado.
Retomo mis obligaciones y me dirijo a la oficina donde se encuentra todo el personal solicitado sentado y listo para iniciar. Iniciamos con los datos respecto al avance del proyecto hasta que llegamos a una parte que juega con mi paciencia.
—Quiero escucharlo todo ahora —indico tomando asiento.
—Su abuelo ha llamado —se apresura a decir uno de los abogados de la empresa —. Se ha enterado del compromiso y la ruptura de este.
—¡Quién demonios se lo dijo?! —pregunto fastidiado —. Eso fue una artimaña de los medios de comunicación, a lo único que accedí fue a un noviazgo condicional.
—Lo sabemos, señor, pero de acuerdo con nuestra última reunión con el señor Vincent, parece que se siente insultado por lo que sucedió con su hija y solicito reunirse con usted.
Eso quiere decir que Susana no ha hablado.
¡Maldición!
—Estamos cubiertos. La semana pasada estudiamos todas las formas para evadir cualquier acción en nuestra contra. No hemos incumplido ningún contrato. —señalo.
En medio de la reunión, Andrea se pone de pie con discreción y se disculpa para atender algo afuera. Detesto las interrupciones, sin embargo, tengo que concentrarme en este problema.
—Mencionamos este problema, porque parece que el señor Vincent se encaprichó con la idea de su hija y usted y con este inconveniente quiere adjuntar otra compañía al proyecto bajo la excusa de una cooperación. Tenemos la sospecha de que quiera eclipsar a la empresa…
—Dejar que otro ponga su firma sobre nuestro trabajo —continuo y asienten temerosos de que termine cortando sus cabezas por dejar que esto se saliera de control. Pienso en las posibilidades y el tiempo que nos resta antes de recibir una llamada del padre de Susana —. Tienen todo el fin de semana para resolverlo y buscar formas para librarnos de esa posibilidad
Los presentes asienten conscientes de sus capacidades y la autorización para operar, ya sea incluso de forma severa.
—Bien, continuemos —ordeno y nos sumergimos en el papeleo correspondiente a la finalización del proyecto y estrategias de posibles represalias. No me gustaría perjudicar a Susana, sin embargo, no puedo continuar con esta farsa. Lucía ha evitado hacerme preguntas respecto a ella y mi objetivo es que todo se encuentre claro. Estoy completamente disponible para ellos.
Las horas pasan, descubro que faltan minutos mi cita con Lucia y Mateo. Doy por concluida la reunión y antes de siquiera pensar en la posibilidad de una tarde ideal, Andrea aparece agitada.
—Señor, su muje… su hijo y su madre le esperan en su oficina —avisa.
—¿Cuándo han llegado? —cuestiono considerando el periodo de tiempo desde que ella se retiró de la reunión.
—Lo lamento, señor, parece que seguridad la intercepto en la entrada y su hijo se incomodó —relata mientras camino a toda prisa hacia mi oficina. Reviso mi teléfono y tengo múltiples llamadas perdidas de Marc —. Tuve que ir abajo para convencerlos, ya que nadie estaba enterado de su primogénito —parlotea nerviosa—. De haber avisado con tiempo, podría haberlo evitado. Puedo buscarle un pase de visitante exclusivo…