Aprendiendo Amar

*Capítulo 34*

Lana

Si alguien me hubiese dicho hace un mes que estaría rodeada de subnormales, con confetis, con karaoke, en la seudo celebración de un nonato me hubiese reído en su cara y posiblemente hackearía todas sus redes sociales posteando imágenes de gatitos emos con frases inspiradoras como “después del domingo… vine el lunes” o tal vez “ya no te veo igual… ahora tengo miopía”. Pero esto… esto es el colmo.

-Ok, suficiente- trato de llamar la atención, pero ninguno lo hace y menos cuando el vejestorio comienza a mostrarles fotos de Cata en pañales.

-Y aquí, ohhh aquí mi princesa me maquillo y me hizo tomar el té toda la tarde- Adrián me mira y no se descifrar su mirada.

-Señor Adrián, pero ¿estaba en una oficina?-

-Sí Valery ese es el departamento de correo, en ocasiones mi mamá no podía cuidarla y la guardería quedaba muy lejos, así que me la llevaba conmigo… jugamos a repartir el correo, yo empecé desde cero en la empresa no había terminado la secundaria, así que… metía a Cata en el carrito y entregábamos la paquetería-

Veo y en una fotografía de un muy joven Adrián con un uniforme café, maquillado con una pequeña Catalina sosteniendo un paquete y sonriendo a la cámara…

-Eran buenos tiempos, difíciles, pero bueno-

-Sugargrandpa, pensé que cuando dijiste que empezaste de cero, pensé que eras no se la mano derecha de bis o el asistente- Maggie inquiere y recuerdo las veces que contaba como fueron los primeros años, siendo padre soltero.

-Jajajaja, ¡no! te imaginas un puberto de 16 años en presidencia, jajajajaja, y si terminar la secundaria jajajajaja, eso solo pasa en las telenovelas que ve mamá… papá siempre fue mi apoyo, pero me enseño que la responsabilidad era algo que tenia que asumir y no era llegar temprano, era un ser, una pequeña dependía de mí y si fallaba, no le fallaba a él, le fallaba a ella, por eso conocí el negocio desde abajo, termine la secundaria en las noches, comencé la universidad el mismo año que Cata inicio el jardín, así que siempre cuadra el horario de la universidad con el de ella y al salir la llevaba a una guardería, donde le daban clases particulares, así que podía trabajar toda la tarde, mamá la buscaba y nos veíamos en la noche antes de dormir-

-¡Wow! Sugargrandpa, siento que te quiero más-

Imaginar todo eso, las fotografías y el abrazo entre Maggie y Adrián hacen que algo en mi pecho se aprisione y no me permita respirar bien, sin darme cuenta lágrimas ruedan por mis ojos.

-Muy bien, muy bonito todo, pero se van- digo eliminando cualquier rastro de emoción -creo que ya entendí, no digo nada ustedes tampoco, pero ya deberían como regresar ¿no creen?-

-Lana, digo Abuelita, ¿nos estas corriendo?- Maggie se hace la ofendida levantándose del sofá tomando a Valery del brazo, retrocediendo a la puerta, debido a mis cara de subtítulos descriptivos.

-Sí… fu e ra- hablo entre dientes desean que se abriera el piso y se las tragara.

-Bueno de mejores sitios me han corrido y…- no dejo que termine de hablar al cerrarles la puerta en la cara.

Recuesto mi frente en la puerta cerrando los ojos, tratando de analizar todo lo que acaba de ocurrir, sintiendo como si una avalancha demoledora me hubiese tapiado con todo este desastre, siento como si todo se repitiera en mi cabeza y voces a mi alrededor hablaran a la vez, repitiendo una palabra de manera constante, una palabra que me hace marear, una simple palabra… ¡BEBÉ! ¡BEBÉ! ¡BEBÉ!

Comienzo a sentir un dolor punzante en la base del cráneo, abro los ojos solo para correr al baño, al sentir como las náuseas atacaban de nuevo. Siento que deje mi segunda vida, pero la latencia del dolor no disminuye.

-¿Necesitas agua?, no, espera segura galletas saladas, si eso- el vejestorio comienza hablar, mientras sostiene mi cabello mi masajea mi espalda, pero en vez de aliviarme, me termina de marear más con tanto parloteo.

-Sí, sí lo que sea- lo aparto mientras me incorporo y me cepillo los dientes.

-¿Te sientes mejor?- veo su cara a través del espejo, una mezcla extraña entre preocupación y alegría que me molesta, que me provoca lanzarlo por la ventana.

-Sí, sólo estoy tratando de bajar de peso como una idiota con problemas de autoconcepto- camino de vuelta a la sala, y las voces comienzan a inundarme de nuevo.

-No sabes lo feliz que estoy- Adrián se acerca con un vaso de agua y un paquete de galletas -no te preocupes por nada yo estaré pendiente, buscaré al mejor ginecólogo, tenemos que definir donde lo queremos tener si aquí, en mi ciudad o en San Petersburgo, tu mamá se va a morir cuando le digamos-

Detengo mi caminata y las voces se callan al escuchar nombrar a mi madre… ahora es su voz la que me asfixia, agradeciendo a cuanto chaman existe por su primer nieto, “por fin tengo un nieto” “es una nena y es igualita a mi” “tienes que llamar como tu abuela es el nombre familiar” “Lana, un bebé, un bebé, un bebé, Lana, Lana”.

-Lana, ¡Lana!- regreso al sentir unos brazos apretándome desde atrás, con mis brazos cruzados al pecho -tranquila, aquí estoy, estas en casa, estas bien-

Comienzo a ser consciente de donde estoy que mi madre no era real, Adrian me sigue diciendo palabras calmadas y es cuando me doy cuenta que estaba hiperventilando.

-Tuviste un ataque de pánico, ¿mejor?- besa mi frente sentándome en el sofá.

-¿De verdad?... no sé, bueno si se… esto- señalo con el dedo índice alrededor -es muya brumador, es como… mucho-

-Ohh amor, claro que si lo es, pero estamos juntos y seremos una familia- vuelve abrazarme acunándome en su pecho -yo también estoy nervioso, pero muy feliz, ya soy padre, pero esto… esto es… gracias por hacerme tan feliz Lana yo siempre quise una familia propia, lo que pase con la incubadora de mi princesa no fue fácil, era un idiota que se dejó cegar, por una arribista, pero desde el primer momento ame con locura a Catalina, pero ahora no sé, lo siento más mío, estoy muy feliz- observo como varias lágrimas corren por sus mejillas, pero eso no me tranquiliza, creo que me pone peor.



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En el texto hay: humor, amorsecreto, diferenciadeedad

Editado: 11.01.2024

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