Extra:
Una llamada en medio de la noche.
Seoul, Corea del Sur.
Ji-hyun rio con descaro y emoción. Octubre estaba tocando la ciudad, el frío adueñándose de todo y con ello, la necesidad de un poco de alcohol, amigos y música. Ji-hyun tenía todo eso, y se sentía orgulloso de ello. Le gustaría que su novio estuviera presente, sería una bonita forma de mejorar la noche y limar las asperezas. Claro, si tuvieran una buena relación para empezar, y las ganas de arreglar lo que sea que pudieran de su relación. Si es que quedaba algo. Pero Ji-hyun no estaba seguro de siquiera poder llamar relación a lo que ambos compartían en los últimos tiempos.
Ji-hyun había llegado a "The Boys" a las nueve de la noche y el reloj ya había corrido hasta las doce y contando. A su lado, su mejor amigo, Park Seok-min parecía interesado en el cantante amateur del momento, casi tentando a saltar hacia el pequeño escenario y atrapar al pobre chico. Todo esto bajo la mirada de un Hye-sok muy animado y un Jae-joong a punto de morir de vergüenza.
El zumbido y la melodía le avisó de una llamada entrante. Ji-hyun negó ante la actitud de sus amigos, viendo el remitente desconocido alumbrar la pantalla. Con el ceño fruncido y la curiosidad bailando, contestó el teléfono.
—¿Sí?
—¿Hablo con Lee Ji-hyun? —preguntaron al otro lado de la línea. La voz pertenecía a una mujer. Era suave y baja con un toque joven. Ji-hyun asintió como si la fémina pudiera verlo. Cerrando los susurró.
—Sí.
Ji-hyun se levantó de la silla y caminó a un rincón. Aunque la música no era estruendosa, se le dificultaba un poco oír cada palabra. Tapando su oído derecho y con toda su atención en la llamada, escuchó atentamente.
—Lo llamo desde la estación de policía de Chungcheong —dijo la mujer—. ¿Conoce usted a Kim Tae-joon?
Ji-hyun pestañeó con la cara desdibujada en una mueca. Desviando la mirada hacia sus amigos quienes compartían llenos de emoción. Ji-hyun tragó en seco. Una sensación incómoda comenzaba a adueñarse de su estómago, tomando lugar en el resto de su cuerpo.
—Sí, lo conozco —respiró lentamente, lamiéndose los labios con el teléfono apretado en su mano derecha—. Disculpe, pero ¿qué es todo esto?
—Kim Tae-joon ha sido parte de un accidente fatal en la E30 de camino a Chungcheong —respondió la mujer.— Sabemos que usted no es su contacto de emergencia, pero hasta ahora es el único con el que hemos podido contactar —agregó sin pausas. Ji-hyun sintió como su respiración se volvía ligeramente errática—. Encontramos su número en uno de sus teléfonos. ¿Podría acercarse a la estación, por favor?
Ji-hyun jadeó tocándose el pecho con las piernas temblando. Con un jadeo débil y la mano apoyada en la pared Ji-hyun sintió el mundo dar vueltas alrededor. ¿Kim Tae-joon había tenido un accidente? ¿Un accidente en la E30? La E30 estaba al sur del país, y él había dicho que iba a Gangwon.
—Él... ¿Está bien?
Un silencio incómodo y perpetuo llenó la línea telefónica. Un sollozo inundó la garganta de Ji-hyun, sus manos decoradas con temblores. La mujer suspiró y dijo:
—Necesitamos que reconozca el cuerpo, señor Lee.
Ji-hyun dejó caer el teléfono a un lado, se apoyó en la pared y cayó lentamente mientras intentaba respirar. Su pecho dolía y su cabeza parecía perderse entre la conmoción del momento. ¡Kim Tae-joon estaba muerto! Oh por Dios, él estaba muerto. Ji-hyun se encontró cerrando los ojos, intentando atravesar el desastre en que se estaba convirtiendo.
—¿Ji-hyun? —La voz era lejana, pero aún así logró entrar en su sistema auditivo. Ji-hyun pegó la cabeza a la pared, levantando una mano en silenciosa demanda. Su mano fue tomada de inmediato y el rostro de Seok-min llenó su visión. Borroso pero capaz de reconocerlo—. Oye.
Sus ojos ardieron a la par que una bola emocional y destructora se adueñaba de su garganta. Antes de siquiera darse cuenta, él estaba llorando, con los hombros temblorosos e hipidos lastimeros. Ji-hyun jadeó, palpando la zona de su pecho, apretando la tela de su abrigo. Le costaba tanto pasar el más mínimo sorbo de aire a sus pulmones. ¿Por qué era tan difícil?
—Ji-hyun —alzó la vista hacia Hye-sok. Debía parecer un desastre. Una mueca preocupada bañaba las siempre brillantes facciones.— Ji-hyun —acarició su espalda con cariño—. Vamos, respira. ¿Qué está mal?
—Joon está muerto —susurró con dificultad. Hye-sok y Seok-min lo miraron con ojos abiertos y rostros impresionados. Ji-hyun se obligó a repetir:—. Está muerto.
—¿De qué hablas? —preguntó Jae-joong con el ceño fruncido, mirando a todos los presentes—. ¿No estaba trabajando?
—Oh por Dios —jadeó Ji-hyun, las manos cubriendo su rostro cargado de dolor.— Él me mintió. Lo encontraron en la E30. Un accidente fatal.
—Pero eso está al otro lado —Ji-hyun asintió, alzando la vista hacia Seok-min—. Dijiste que se fue a Gangwon.
—Lo sé... —Ji-hyun pestañeó, apretó los labios y respiró profundo. Jugando con los dedos y los ojos rojos miró a sus amigos—. Debo ir a reconocer el cuerpo.
—No tienes que hacerlo.
#547 en Novela contemporánea
#707 en Otros
#148 en Relatos cortos
gaylove, gay chicoxchico boys love, joven adulto romances drama
Editado: 08.02.2025