Capítulo 26: El príncipe exiliado
A pesar de que viajaba constantemente con mis padres a todo tipo de eventos, debido a mi poco control sobre mis habilidades no podía acompañarlos al reino de hielo. Al llegar a la posada y ser presentados con Yasmine y Andrey fue realmente reconfortante, aunque personas podrían haberse ofendido por sus comentarios y su alta seguridad hacia el fuego yo me sentía aliviada, uno de mis temores era quemar toda mi habitación si esta era de hielo pero nunca imagines que dentro de todo ese blanco lugar existiría una acogedora casa como esa.
Después de comer y establecernos Andrey nos llevó por el reino hasta la entrada al castillo, en el camino note como las personas nos miraban de forma extraña y eso me molestaba pero intentaba mantenerme tranquila, al llegar me entro un poco de pánico, a pesar de que el castillo era de hielo solido lo miraba tan frágil, de modo que con una simple llama todo se podría derretir, me asustaba el hecho de utilizar mis habilidades en ese lugar.
Una vez dentro del castillo mis nervios aumentaron por toda la estructura brillante y transparente. Algo llamo mi atención un cuadro donde se encontraban la antigua reina Tasha y el rey Lukyan, a pesar de tener unas fuertes facciones que demostraban ser atractivos y estrictos tenían unas leves sonrisas. Pero quien más captaba la atención era e chico de la pintura, que resultó ser el hermano de Alek; el parecido era increíble, como estar viendo un Alek mucho más simpático. En el pasillo que llevaba a la sala del trono había muchos retratos pero ninguno de Alek, sabía que había sido desterrado y que era debido a su hermano, pero desconocía la historia por completo, de verdad quería preguntarle sobre eso pero no encontraba el momento adecuado para hacerlo. Cuando nos encontramos con la reina fue concisa y arrogante. Nos dio una fría bienvenida y una leve advertencia. Alek le pidió a la reina mostrarnos el castillo pero ella no contesto, seguíamos ahí parados mientras ella nos ignoraba.
- Reyna Natasha – me incline un poco más de lo aristocráticamente correcto – gracias por su hospitalidad, nunca he tenido la oportunidad de asistir a algún evento en el reino de hielo, nos honraría que nos permitirá realizar un leve recorrido por su majestuoso castillo –
La reina solo se limitó a asentir, di una leve reverencia y agradecí para después salir de la habitación con Alek y Fred.
- Tu hermana es horrible, una engreída, intimidante y odiosa mujer, tener que comportarme así para que solo nos hiciera una seña -
- Siempre ha sido malvada desde que puedo recordar, incluso antes de que todo el problema se hiciera presente ella ya me odiaba –
- Mis hermanas suelen pelearse entre sí, pero conmigo nunca, desconozco como podría sentirse –
Mientras hablamos y caminábamos por los extensos pasillo de hielo Alek nos mostraba y nos contaba del lugar, la mayoría de los objetos eran de hielo sólido, el comedor, sillas, estantes, entre otras cosas. También nos llevó a una biblioteca, los libros eran de las pocas cosas que no estaban hechas de hielo, Inclusive llegamos a la que antes era la habitación de Alek pero al asomarnos toda la habitación estaba destruida; hecha añicos. Alek cerró la puerta lentamente y nadie dijo nada. Nos encontrábamos pasando por unas escaleras a la intemperie para llegar al jardín cunado nos topamos con una persona desconocida. Ojos azul intermedio, cabello blanco, esbelto y alto, aparentaba unos 25 años, usaba un elegante traje azul oscuro con detalles blancos y plateados.
- Príncipe Alek, no me habían informado de su llegada- me miro a mí y luego a Fred para después dar una reverencia.
- ¿Quién eres tú? ¿Conozco a toda la servidumbre y no te recuerdo?-
- Es porque no soy de la servidumbre mi nombre es Dimitri; Dimitri Markovic, soy el consejero de la reina niño ignorante –
- ¡¿Que has dicho?! –
- Digo que a nadie le importa si te fuiste o volviste, ni siquiera sé por qué estás aquí- Alek intento abalanzarse sobre el pero Fred lo detuvo.
- Tranquilo Alek solo está provocándote –
- Disfruten de su pequeña estadía niños, nos veremos pronto – dijo ese hombre dando una mirada de superioridad mientras se marchaba.
Cuando llegamos al jardín Alek golpeo un bloque decorativo con su puño, el jardín era pequeño tenía un lago congelado, estatuas y árboles secos cubiertos por nieve. Mirábamos el lugar mientras Alek seguía golpeando el bloque. De repente Fred se resbalo y termino en el medio del lago, intentaba levantarse pero se volvía a caer, no podía evitar reírme.
- Podrías dejar de reír y ayudarme por favor –
- Lo siento ya voy – pero antes de dar un paso Alek me detuvo.
- Yo iré por él, podrías resbalarte o se podría descongelar el lago y eso sería peligroso –
Me había sentido segura después de ver a la reina, pero gracias a las palabras de Alek volvía a tener miedo de tocar alguna cosa a mí alrededor. Alek sobre congelo un camino en el hielo que estuviera voluminoso para que pudiera pasar sobre él. Fred le agradeció y siguieron caminando. Mis ojos se encontraron con dos brillantes gemas de hielo, parecía una estatua cubierta por nieve, brazos de madera y una sonrisa pintada de negro, no pude evitar soltar una enorme carcajada.