Capítulo 29: El calor de mama
Después de la audiencia nos dirigimos a nuestras habitaciones para hacer maletas lo más pronto posible. Estaba decidida, no permitiría que Alek hiciera ese viaje solo. De repente tocaron a mi puerta; era mi madre, yo seguía empacando mientras ella se paseaba por la habitación tocando las cosas.
- ¿Relámete no usaste nada de esto cierto?- Me dijo con una voz baja y mirando un vestido que estaba en una silla.
- No son cosas que necesite y no me agradan mucho, es demasiado ostentoso para mi.- Le conteste sin voltearla a ver.
- Tu padre…. Tu padre sabría qué es lo que tu querías, eres tan parecida a él en muchos sentidos.- Mi madre soltó una risilla.
- ¿De qué te ríes tan de repente? -
- Es solo que recordé el día en que naciste, tu padre estaba tan emocionado que comenzó a llorar y cuando le pedí que te cargara estaba tan asustado, tenía miedo de poder hacerte daño y luego tú lo jalaste de la barba, fue realmente gracioso incluso tú te reías. - No pude evitar sonreír cuando dijo eso y me senté en la cama con ella.
- Sé que lo extrañas mucho, yo también lo hago y creo que te pongo todas esas tareas no solo por ser la futura reina sino también porque eso evita que piense en él, siempre ha sido muy difícil.- Mi madre no pudo contenerse y comenzó a llorar un poco, lo único que hice fue poner mi mano en la de ella.- Pero también eres mi hija y sé que hay cosas que sin poder evitar has obtenido de mí, como tu temperamento explosivo, no eres la única que ha quemado cortinas sabes.
- ¿cómo lo supiste? -
- Por qué pedí que pusieran cortinas en tu habitación y no creo que las quitaras por que no te gustaran, no somos muy diferentes hija aunque creo que he estado ansiosa porque crezcas, cuando deberías hacerlo a tu propio ritmo; cariño, sé que no te gusta pero podrías por favor dar lo mejor de ti, deseo que regreses con bien y te concentres en el futuro de tu propio reino.
- Lo intentare – le dije eso y después la abrace
La hora de partir llego y me apresure me puse mis botas y un pantalón negro con una falda de cuadros rasgada, mientras en la parte superior una blusa blanca manga larga un poco suelta en la parte de arriba y mi rebelde cabello recogido en una cola esponjosa. En cuanto Salí una luz me segó por un instante lo que me forzó a poner mi mano en frente para luego divisar a mis amigos que ya estaban preparados y saludándome desde lejos.