Capítulo 31: La búsqueda
Después de salir del reino del aire nos dirigimos hacia las fronteras del reino de hielo, mi hermana me había comentado que el rastro se había perdido hacia el este y nos dirigíamos hacia ahí, Aideen había comenzado a controlar su manera de conducir lo que me permitía ver bien el paisaje en busca de cualquier cosa extraña. El viaje tomo varios días pero por fin llegamos a las fronteras en busca de algún indicio que nos pudiera llevar a mi hermano. Bajamos del carruaje y nos adentramos entre la maleza con rastros de nieve alrededor, pasamos toda la tarde recorriendo la frontera.
- Arg, no lo entiendo ¿cómo es que prácticamente un iceberg pudo desaparecer así nada más?- dijo Aideen sentándose en una roca.
- Pudieron crear algún mecanismo para transportarlo.- contesto Fred
- Entonces eso daría entender que llevaban tiempo planeándolo ¿Cómo sabrían de qué tamaño o en que parte se encontraba? ¿no es muy extraño?- menciono Hana
- ¿Estas intentando decir es que hay algún traidor en el castillo? ¿Eso es lo que estas insinuando? – me altere.
- Habrá que considerarlo una posibilidad.- afirmo Aideen
- Todos en el reino querían a mi hermano jamás se hubiesen atrevido a tocarle ni un solo cabello ¿cómo puedes decir eso?- me negaba a creer.
- Tranquilo, no estábamos intentando decir eso; pero piénsalo, tu hermana deja entrar personas de otros reinos o alguien que haya visitado el castillo antes de nuestra llegada - Rápidamente pensé en Dimitri pero también cabía la posibilidad de que fuera alguna otra persona de un reino distinto conspirado para ello, pero esa era una posibilidad menos creíble.
Aun en mi enfado me puse a pensar un poco, ¿realmente mi hermana habría dejado entrar a otras personas últimamente? Durante la fiesta pude escuchar que ella estaba buscando un candidato para ser su compañero antes de escoger a Dimitri y por ello realizaba muchos bailes, no sabía exactamente a quienes invito o si había dejado entrar a alguien más. Mientras los demás descansaban saque al ave mensajera y le coloque un pergamino donde pedía a mi hermana me diera una lista de las personas que habían asistido con regularidad al castillo.
Descansamos ahí esa noche, Aideen hizo una fogata y preparo un caldo con papas y zanahoria, a mí no me gustaban pero Aideen hacia que su sabor fuera realmente delicioso.
- Puedes ser una enana pecosa, pero eres muy buena cocinando – le dije
- Aideen quizá no pueda cocer, cantar, tocar algún instrumento, pintar, limpiar o lavar. Pero tiene un gran sazón – no pude evitar reírme con ese comentario de Fred.
- Ambos están por ganarse un gran golpe – contesto enojada
Estuvimos platicando un poco cuando Fred dijo que tenía que “ir” y se adentró en la maleza. Aideen, Hana y yo seguimos platicando durante un rato, nos dimos cuenta que Fred se había tardado demasiado. No sabíamos quien se quedaría y quien iría a buscarlo. Al final Aideen se ofreció pero yo me negué, no podíamos dejar a Hana sola así que guardamos las cosas y fuimos los tres en medio de la noche.
Caminamos un poco y con la ayuda de nuestra antorcha humana que iluminaba el camino sosteniendo el fuego en las manos, podíamos ver con claridad hacia donde nos dirigíamos, no caminamos tanto cuando nos encontramos con Fred quien estaba en un enorme agujero en el suelo, dijo que se había caído y que en un intento por disipar unas rocas había hecho un hueco sin querer pero que al parecer era una entrada hacia un túnel, no sabía que tan profundo era, Aideen sugirió que Hana y yo regresáramos esperando en el carruaje mientras ella bajaba con Fred.
- Esperen nuestro regreso por favor.- dijo Aideen
- ¿Por qué piensas que no te acompañaremos? Esto es un gran descubrimiento no deberíamos dejarlos solos, iremos con ustedes.
- No es necesario, Fred y yo somos más que suficientes; además, son más de utilidad aquí arriba, vigilar los alrededores si alguien viene es un prioridad también.-
Finalmente accedí a dejarla bajar con Fred y que ellos fueran solos por el túnel, Aideen se deslizo hacia abajo y caminaron dentro de la cueva mientras Hana y yo acercamos el carruaje y esperábamos su regreso.