Arcania : El Principe Exiliado Y La Heredera De Fuego

CAPITULO 33: El bosque

Capítulo 33: el bosque

Cuando llegamos a la entrada de bosque quedamos impresionados, los arboles eran sumamente grandes, había neblina y el camino apenas era visible pero podíamos pasar con el carruaje, Aideen iluminada el camino mientras Fred intentaba disipar la neblina con unas gemas de aire. El camino se tornaba cada vez más difícil y los arboles eran tan grandes y frondosos que apenas y podíamos ver la luz del día. Durante el viaje de 6 días al bosque habíamos obtenido repuestas de varios testigos que decían a ver visto a aquellas extrañas personas encapuchadas llevando un objeto enorme. Aunque sabía que estábamos en la dirección correcta debido a la inmensidad del bosque nos sentíamos perdidos. No había ningún indicio de que alguien estuviese ahí. Fred planteo la posibilidad de que crearan un túnel para llegar alguna parte del bosque pero no era seguro y probablemente fuera difícil de encontrar. Nos introdujimos más en el bosque hasta que llegamos a un punto donde el carruaje no podía seguir.

- ¿Qué es lo que haremos ahora?- pregunto Alek

- No lo necesitamos- dijo Aideen- Podemos  tomar lo necesario y seguir a pie.

- ¿Y cómo sabremos donde lo dejamos apenas y puedo recordar por dónde llegamos? – cuestiono Alek.

- iremos recto y dejaremos marcas en los árboles, es una técnica que mi padre me enseño, confíen en mí, se mucho sobre la supervivencia en el bosque, por ahora será mejor que cada uno escoja con que cargar -

Aideen nos sugirió llevar solo aquello que fuera sumamente necesario y no muy pesado, por ello yo me encargue de las medicinas y otros artefactos necesarios por si alguien se lastimaba, Fred gemas, una daga y provisiones. Aideen además de su arco cargaba con una espada, ella se encargaría de guiarnos y defendernos, por ello no era necesario que cargara algo más y Alek llevaba agua y una soga. Todos usábamos nuestras capuchas por si era necesario en algún punto. Aideen usaba una verde, Alek y Fred usaban una café y yo una negra.

Tomamos camino a pie, Aideen iba al frente guiando y Alek al último mientras dejaba un camino de escarcha como seguridad por si marcar arboles no fuera suficiente. Entre más nos adentrábamos más oscuro se ponía el lugar, quería de verdad hacer el ambiente menos tenso platicando sobre aquello que hice en su ausencia pero estaba tan asustada del lugar que no pude decir nada. Al poco rato llegamos a unas ruinas, según el mapa habíamos recorrido menos de un cuarto del bosque así que era imposible que fuera el castillo o el pueblo del reino de la vida,  era un claro pequeño y había una casa destruida tomada por la naturaleza. En el suelo estaban varios objetos como muebles, ollas, mantas y vasijas.

Decidimos pasar la noche ahí y para la cena con la ayuda de todos decidimos improvisar un comedor. Nos encontrábamos cenando en medio del bosque junto a una casa en ruinas y una fogata. Cuando llego la hora de dormir uno de nosotros debía quedarse haciendo guardia, Aideen fue la primera en ofrecerse pero Fred no se lo permitió debido a que era quien nos guiaba debía tener toda su energía, se decidió entonces que Fred tomaría la primera guardia  después de eso seguiría yo y al final Alek.

Había llegado la hora de mi guardia, Fred me levanto y me dijo que no debía alejarme y si escuchada o miraba algo extraño inmediatamente le avisara. Mientras hacia mi guardia no podía parar de bostezar, comencé a dar cabezadas y me quede dormida, cuando desperté no sabía cuánto tiempo habría pasado, la niebla estaba más densa y comencé a sentir frio. De pronto escuche algo extraño como si alguien estuviera merodeando y alcance a divisar una sombra oscura, rápidamente desperté a Fred.

- Fred, despierta, creo que he visto algo- lo movía desesperada.

Fred se levantó e intentaba divisar alrededor, me pidió que tomara mis cosas mientras él tomaba las de el por si era necesario correr y así poder contar con provisiones y medicamentos. Me pregunto por dónde había escuchado el sonido y visto la sombra, le señale temerosa el lugar y caminaba muy pegada detrás mientras él ponía su mano sobre la daga. Nos acercamos lentamente y miramos como se movían los arbustos; de pronto, de ellos salió un mapache. Ambos suspiramos de alivio.

- Sí que nos diste un susto amiguito- le dijo Fred. El mapache se acercó mientras olía su mochila.

- Debe de tener hambre-  aún estaba aferrada a Fred

- ¿quieres un poco? No puedo darte todo pero creo que con una manzana será suficiente. – Fred hurgo en la mochila.

Pero no fue suficiente, en un astuto movimiento el pequeño mapache aruño a Fred y se llevó arrastrando la mochila con las provisiones, Fred y yo corrimos para perseguirlo hasta que logramos alcanzarlo y quitársela, pero para nuestra mala suerte no sabíamos por dónde habíamos venido y la niebla difícilmente nos dejaba ver, estábamos definitivamente perdidos.

- No lo puedo creer ¡Aideen va a matarme!- grito Fred jalado su cabello.

- ¿Qué es lo que aremos ahora? No sabemos por donde hemos venido-

- Muy bien; intentemos razonar, debe de haber una forma en la que podamos averiguar dónde estamos –

- ¿Y si gritamos?-

- No sería lo más conveniente, si de verdad aquellas personas están aquí, creo que el estar perdidos es el menos de nuestros problemas –

Nos quedamos ahí, esperando a que la niebla se disipara un poco más y después caminamos por lo que creíamos era el camino correcto, mientras caminábamos pudimos escuchar un sonido extraño y estaba segura de que no era el de un mapache, era el sonido parecido al de una máquina, pero era difícil identificar de donde venía. Fred me tomo del brazo y apresuramos nuestro camino cuando vimos algo que nos detuvo, una figura encapuchada, Fred me coloco detrás resguardándome con su brazo mientras en la otra mano sostenía la daga.



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En el texto hay: dioses, habilidades especiales, aventura y amor

Editado: 29.04.2020

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