Capítulo 42: lluvia
Todavía me costaba creer que nuevamente estábamos de viaje, pero ahora en compañía de mi príncipe y un hombre del cual debía mantenerme alejada. Para mi suerte Tsubasa no se separaba de mi lado (aun me hacía sentir sumamente nerviosa y apenas podía hablar). Después la gran ola creada por una de las noirs, el príncipe Tsubasa había alcanzado tomar a Fred y protegernos en una especie de esfera de aire que nos permitió permanecer juntos y recibir menos daño, sin embargo Alek y Aideen fueron arrastrados y separados de nosotros. Fred estaba demasiado inquieto, intentaba levantarse para poder ir a buscarlos pero su pierna estaba en malas condiciones. Rompí parte de mi vestido y trate de detener la hemorragia ya que se estaba poniendo bastante pálido.
Sven seguía atado a Tsubasa y este no parecía tener intenciones de escapar, ahora que ya no lo necesitaban y lo buscaban para matarlo era preferible que estuviera con nosotros. Mientras atendía a Fred el príncipe Tsubasa miraba a los alrededores como tratando de buscar algo, de repente volvió a ver hacia una dirección y dio un suspiro de alivio.
- Nos quedaremos aquí hasta que Fred se sienta mejor y en cuanto amanezca regresaremos al lugar del deslave para intentar encontrarnos con Alek y Aideen.
- ¿Estás seguro de que ellos estarán ahí? ¿Qué tal su fueron capturados o si les paso algo? – Fred seguía ansioso.
- En momentos como estos lo mejor sería volver al lugar donde nos vimos por última vez. No tenemos otro lugar de referencia, habrá que esperar.
La noche pasó, Tsubasa había hecho guardia y Fred seguía sin poder moverse mucho. El príncipe decidió dejar a Sven libre confiando en que no intentaría huir y pidiéndole ayuda para mover a Fred. Caminábamos hacia donde habíamos estado anteriormente pero antes de llegar algo comenzó a caer del cielo; era agua, me asuste tanto pensando que era obra de aquellas chicas que intente cubrir a Fred y los demás en espera de que algo fuera lanzado sobre de ellos. Tsubasa me tomo del hombro mientras Sven dejaba a Fred bajo un árbol y se estiraba para aliviar la sensación de peso en su cuerpo.
- Hana no debes de tener miedo, esto es solo lluvia, sucede muy poco en algunos reinos pero en el reino del agua y sus alrededores es bastante común.
Tomo mi mano y la estiro para que pudiera sentir la lluvia, era fría, pero de algún modo reconfortante. Durante un buen rato me la pase dando vueltas bajo ella saltando en los charcos como una niña pequeña hasta que el príncipe me dijo que dejara de hacerlo ya que podría enfermarme.
Cuando fui hacia el árbol junto con ellos me seco delicadamente con su habilidad. Me encontraba bastante nerviosa frente a él, podía sentir su respiración y su olor, era una combinación de humedad con el olor de las flores de cerezo. Me seco la cara con sus mangas, cerré los ojos de manera involuntaria mientras lo hacía; se detuvo, cuando volví a abrirlos esperaba encontrarme con una dulce mirada y su usual sonrisa, pero tenía su vista alzada y parecía como si estuviera tratando de mirar o escuchar algo detenidamente.
- La lluvia ha parado, será mejor que nos apresuremos. Hemos perdido mucho tiempo. - Tomaron nuevamente a Fred y seguimos nuestro camino.
Cuando más estuvimos cerca un torrente frio llego hasta nosotros, ya lo había sentido antes en el bosque cerca de la escuela. Apresuramos el paso, cada vez estaba más frio y al llegar miramos a Alek, había congelado gran parte del lugar y justo frente a él estaba Aideen recostada. A mi parecer Alek se miraba mucho más pálido y sus manos estaban temblando, Fred se dirigió hacia ellos dando brincos.
Una vez que nuestro refugio quedo terminado comenzaron a discutir lo que pasaría después. Según el mapa que Aideen y Alek había conseguido no muy lejos al noroeste cerca de los límites entre el reino del agua y del hielo había un pueblo. El plan era llegar ahí lo antes posible, abastecernos, preguntar por un chico de ojos azules y cabello negro y en caso de no tener respuestas seguir hacia el norte como Sven había indicado. Alek no parecía muy contento de regresar cerca del reino de hielo y desconocía una razón por la que su hermano quisiera ir hacia ese lugar.
Comenzamos entonces a prepararnos para partir, Sven y Alek cargarían a Fred mientras Tsubasa llevaría a Aideen que seguía inconsciente (Tsubasa pensó que lo mejor era llevarla dormida para evitar una recaída en mitad del camino). Una vez que llegáramos al pueblo y ella se relajara encontraríamos una manera de ayudarla con su problema.
Caminamos durante bastante tiempo y parábamos de vez en cuando para que Alek y Sven pudieran descansar. En uno de los descansos Aideen por fin se despertó, parecía aturdida y miraba hacia todos lados hasta que diviso a Fred senado en una roca con la pierna estirada, fue corriendo hasta él y comenzó a hacerle preguntas respecto a su estado. Al final Aideen lo abrazo y se quedó a su lado mientras escuchaba lo que había sucedido. Sin embargo Tsubasa no le conto todo, omitió la parte en donde explicaba por qué le sucedió eso.
Una gran ave blanca llego cargando consigo una bolsa. Tsubasa tomo la bolsa y la abrió, dentro estaba la mitad de la recompensa de Sven y una nota donde hacía referencia a que los reyes estaban enterados de la situación y exigiendo más detalles al respecto. Se decidió que pasaríamos la noche ahí y en cuanto el sol saliera iríamos directamente al pueblo. Sven volvió a utilizar sus habilidades para construir una casa y así evitar ser tomados por sorpresa (paso toda la noche contando y separando su recompensa en pequeños bonches).