Arcanos

4

Capitulo 4

 

“Marcharse es muy duro... Hasta que te marchas. Entonces es lo más sencillo del mundo.”

  • "Ciudades de papel", John Green

 

La imagen de la cazadora negra a la distancia le hizo sonreír, Adrien bajó un poco el volumen justo en el estribillo de Domino dancing, su canción favorita. El encuentro con los mellizos acróbatas la noche anterior había renovado sus ánimos, seguramente Malcom estaría muy contento de ir al espectáculo, quizá eso lo haría cambiar de opinión sobre irse.

 - Muy gay – dijo Malcom subiendo al auto

 - Así como tú

Él se rio, la capucha de la cazadora negra bajó, se sacó el cigarro de la comisura de la boca y lo arrojó al pavimento antes de cerrar la puerta del auto. Emprendieron el camino hacia la escuela, pero a la mitad del trayecto, Malcom le pidió a su piloto que se desviaran para ir a un barrio que ambos visitaban bastante seguido.

 - Nos perderemos el primer periodo – le dijo Adrien con una sonrisa ladina tomando un nuevo rumbo, no le molestaba para nada perderse las clases

 - Logré sacarle un par de billetes a la vieja

 - ¿Y qué compraremos? ¿Cocaína o crack?

 - Sabes que soy un fiel partidario de mi hermosa Mary Jane

Risas de nuevo. El lugar hacia donde se dirigían era un barrio comercial famoso por sus tiendas de segunda mano, era bastante temprano así que los negocios apenas empezaban a abrir, llegarían en unos veinte minutos en el auto, aunque Adrien se tomaba su tiempo, no había prisa, quería tener una excusa para ya no ir a la escuela.

 - ¿Por qué esas repentinas ganas de ir al Callejón de las pulgas

 - Ya te lo dije, le saqué un par de billetes a mi mamá, necesitamos comprar algunas cosas para nuestro gran escape

La sonrisa del castaño flaqueó, no estaba seguro de cómo le diría a su amigo que no pensaba irse de la ciudad con él. Decidió no decirle nada todavía, esperaría al espectáculo, incluso tenía la idea de que a los del circo no les haría gracia tener que alimentar una boca más, el cliché de escaparse con un circo pudo haber sido más fácil en los años cincuenta, pero, en la actualidad, no debería de ser tan sencillo.

Llegaron al Callejón de las pulgas, una calle entera con tiendas de segunda mano y empeños, cosas en remate y artículos chinos de mala calidad, precios excesivamente atractivos, lo suficiente como para saber que se dañarían en poco tiempo.

Era temprano así que casi todo estaba vacío, entraron a una tienda con grandes vitrales y sin una puerta propia, ganchos de ropa a un precio bajísimo, además de algunos montones en el suelo con cosas que estaban prácticamente gratis. Malcom fue rápidamente hacia la parte trasera, en donde un par de estanterías les dieron la bienvenida, la dependienta en el mostrador simplemente los seguía con la mirada, asegurándose de que no se llevaran nada.

 - Primero necesito una maleta – dijo Malcom, buscando en los estantes llenos de bolsos de mujer y deportivos – quiero algo que diga “Acógeme, estoy desamparado”

 - Entonces tal vez deberías poner todo en un pañuelo amarrado a un palo

Malcom pausó su búsqueda por unos momentos para mirar a su amigo que estaba exhorto en un sombrero ancho con plumas.

 - ¿Qué te preocupa? – le soltó alzando una ceja – No dejo de escuchar esta vocecita en mi cabeza que me dice que tienes algo que contar

El sombrero con plumas volvió a su estante mientras Adrien rápidamente buscaba en su chaqueta los boletos que había conseguido la noche anterior.

 - Conocí a un par de artistas del circo en el que quieres huir – sonrió – dos adolescentes a los que les compré cerveza sin saberlo ¿Quieres ir?

Los ojos de Malcom se iluminaron como si Adrien le hubiera pedido matrimonio, tomó los boletos entre sus manos sonriendo, la última vez que Malcom había sonreído así estaba realmente medicado.

 - Amigo, eres el mejor

El que Malcom olvidara su preocupación por él y regresara a la búsqueda de su maleta, lo dejó más tranquilo. Se tomó su tiempo para recorrer la tienda de pulgas, la verdad era que le encantaban esos lugares, las cosas de segunda mano y artículos chinos tenían un cierto encanto que las cosas de lujo no tenían.

Pensó una vez más en cómo sería la estancia en la ciudad sin su amigo, limitaría los horarios fuera de casa para no saturarse con lo que sus ojos le mostrarían. Dentro de un par de años, sería capaz de poder alcanzar a Malcom donde quiera que estuviera, quizá para ese momento hubiese dejado el circo para dedicarse a lo que sea que quisiera fuera del pueblo.



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En el texto hay: circo, magia, fantasias

Editado: 22.05.2019

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