Arduo

Capítulo 14

Entrenamiento de los guerreros jaguar y águila, después de haber pasado la mitad de su vida adquiriendo conocimientos en diferentes áreas, se sometían a cuarenta días de ayunos, meditaciones y auto sacrificios, el más común, insertar agujas de nopal en su cuerpo y derramar algo de sangre cada día, solo los que sobrevivían eran convertidos en guerreros águila representando a al sol diurno o guerrero jaguar, representando al sol nocturno.

Así pues, Milos y las demás estuvieron cuarenta días poniendo agujas de nopal en sus cuerpos, ayunando y solo comiendo algo de maíz molido, todas dejaron de ser conscientes de lo que hacían a la primera semana, Milos aguanto solo dos días más, después, solo miraba a su madre, a su padre, a Rose, a Azusa, a la Dra. Dilara y a la Dra. Kenna, todas alucinaciones, ya que en ningún momento entro a esa habitación alguna de las chicas que Milos miraba, así mismo, cada chica tenía una alucinación diferente, las agujas en sus cuerpos seguían entrando y la sangre seguía saliendo, los delirios eran más reales que la realidad, por sus venas ya no corría sangre sino más bien solo el maíz molido, sus charlas con dios eran muy comunes, cada una tenía una visión diferente de este, las noches llenas de frío eran largas, pero no comparadas con los días calurosos, algunas veces faltaba el oxígeno cuál si se encontraran en la punta del Everest, y la muerte parecían ser los brazos de aquella persona en los cuales descansarían perpetuamente, más el regresar a casa a los brazos de Rose y Azusa y darles la respuesta de a quien prefería le hicieron sobrevivir esos cuarenta días, cada una de las chicas tenía una razón diferente para seguir vivas, cada una, una diferente.

 

Milos despertó, miro a sus lados inmediatamente, una sala blanca, poco a poco los sonidos se aclaraban en su cabeza.

-Por un carajo, nos equivocamos- dijo una voz misteriosa cuya imagen Milos era incapaz de ver

-Regresadlo- dijo una voz que parecía ser femenina

 

Milos despertó nuevamente, estaba en lo que parecía ser una clínica, miro su cuerpo, estaba esposado a la cama de una mano, se levantó, hizo fuerza aun sabiendo que no podría romper la cadena, y con gran sorpresa, la rompió, como si la cadena fuese de papel, Milos arranco de su mano la única aguja que tenía en el cuerpo, la del suero, hizo presión para que no se comenzara a desangrar, se puso de pie, hizo a un lado las cortinas y vio a las demás chicas en camillas separadas y en la puerta, atreves del cristal, al sargento Trujillo junto al General Castillo hablando con la Dra. Dilara y la Dra. Kenna.
Milos fue al baño, se quitó la bata y miro todo su cuerpo, tenía muchas cicatrices circulares, bastantes, estas cubrían todo su pecho, abdomen, piernas y posiblemente su espalda, abrió la llave del agua y hecho está en su rostro, enjuago su boca y salió del baño con su bata en el brazo, estaba por ponérsela cuando escucho gritos, miro a la puerta y el General junto al sargento le estaban gritando a las doctoras las cuales solo tenían los rostros hacia el suelo, Milos caminó a la puerta, pero esta parecía estar cerrada, la golpeo con apenas fuerza y la puerta salió volando dejando al general Castillo y al sargento Trujillo en medio de esta y la pared.

-¡Milos!- se sorprendió la Dra. Dilara- estás desnudo- dijo y con las hojas de papel cubrió su rostro

-¿Qué paso con la bata?- pregunto la Dra. Kenna muy sonrojada cubriendo sus ojos con sus manos

-¿Díganme qué demonios paso?- pregunto Milos entrando nuevamente a la habitación

-Estuviste un año en el entrenamiento azteca- dijo la Dra. Dilara siguiendo a Milos sin descubrir su rostro

Milos se quedó parado en seco un rato y apretó todos sus puños, sus huesos tronaron fuertemente, levanto la bata del suelo y se la puso.

-¿Ellas también?-

-No, ellas no- contesto la Dra. Kenna mientras se descubría los ojos- ellas estuvieron solo dos meses, pero no han despertado-

-El general y el sargento nos reclamaban por no hacerlas despertar- dijo la Dra. Dilara descubriendo su rostro- lo intentamos todo, pero no podemos hacerlas despertar-

-¿Cómo es que yo desperté?-

-No lo sabemos- contesto la Dra. Kenna- tendríamos que hacerte estudios-

-Olvídalo, estoy cansado de las agujas- dijo y busco en los cajones encontrando no lo que quería, sino una carta- ¿Qué es esto?- pregunto Milos sacando el sobre

-Es una carta- contesto la Dra. Dilara- llego para ti en junio, de Rose y Azusa-

-¿La abrieron?-

-No, esperábamos a que despertaras- contesto la Dra. Kenna

Milos abrió la carta y comenzó a leerla, esta solo tenía pocas líneas de texto.

Hola Milos, ha pasado ya casi un año desde que te fuiste, tal vez estás leyendo esto en el campo de batalla y esperamos que estés más animado, feliz cumpleaños, ya que cuando escribimos esta carta es diez de mayo, aunque probablemente la estés leyendo algunos meses después, queremos que sepas que te amamos, ten cuidado cuando te asomes.

Milos termino de leerla y la regreso al sobre.

-Genial, aguante un año en un entrenamiento Azteca, pero esta carta tiene el poder de hacerme tirar en el suelo y ponerme a llorar-

-Bueno… aún eres humano- dijo la Dra. Dilara sentándose a un lado de Milos

-Aunque… el duro entrenamiento se supone que era para eliminar todos los sentimientos humanos- dijo la Dra. Kenna sentándose al otro lado de Milos

-¿Eliminar los sentimientos humanos?-

-Se busca quebrar la mente humana y de esa manera sacar a flote los instintos puros- contesto la Dra. Dilara

-Pero tú estás bastante normal- dijo la Dra. Kenna dándole palmaditas a Milos en la espalda

-¿Fracaso el experimento?-

-Ellas aún no despiertan, no sabemos si fracaso- contesto la Dra. Dilara

-¿Dónde hay hielo?-

-¿Hielo?- pregunto la Dra. Kenna- en los refrigeradores donde está la sangre-



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En el texto hay: futuro, guerra, bélico

Editado: 16.11.2021

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