Ataques brujos contra 6 misioneros. (pluma maldita)

4.11: El Regreso

Las visiones cesaron inmediatamente. El calor interno desapareció. Las sombras se volvieron solo sombras. La Biblia solo papel. El mundo volvió a ser plano, ordinario, desprovisto de profundidad espiritual.
Me sentí aliviado.
Y completamente vacío.
Lucía se despertó. Me vio sosteniendo la calabaza vacía.
—¿Qué hiciste?
—Bebí. Necesitaba... necesitaba que parara.
—¿Y paró?
—Sí. Todo paró.
Me miró largamente. Luego comenzó a empacar.
—Nos vamos mañana.
—Sí.
Partimos tres días después. Farai nos despidió en el embarcadero.
—¿Cómo te sientes, reverendo?
—Mejor. Las visiones desaparecieron.
—Me alegro. —No había triunfo en su voz. Solo tristeza—. Viniste a traer fuego del cielo. Pero no pudiste soportar el fuego de la tierra. Ahora no tienes ninguno de los dos.
—Tengo mi vida. Tengo mi cordura.
—¿Tienes tu fe?
No respondí. Porque no sabía la respuesta.




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