6.funeral.
Todavía puedo sentir todos esos pares de ojos de las chicas de mi colegio, los pares de ojos de burla y confusión de los chicos, y otros pares de ojos que no les he visto en mi corta vida, pero me han estado mirando. A todos se les desencajó el rostro (a las chicas mas que todo) cuando llegué en compañía de Marshal.l Les comprendo, pues ¿Que hace alguien como yo, con alguien como él? Pues tampoco yo lo sé.
En este momento me estoy sintiendo poca cosa, pues las miradas de las chicas de asco hacia mi no han cambiado nada. Marshall parece percatarse de eso, pues pasó uno de sus brazos a mis hombros, y me acercó a él. Mis mejillas eran un poema de amor, pues el rojo de los corazones estaba en ellas. No quiero alejarle, pues estoy fascinada con su olor, con su perfume.
Me gusta su perfume.
Dalas me ha estado mirando con burla en sus ojos, es que este gesto de Marshall no ha pasado desapercibido para nadie, y menos para ella. Ya la escucho fantaseando con este simple roce de cuerpos.
Eso ha sonado pervertido.
Las personas aquí están tristes, su rostro lo dice. El padre de Broy está consolando a una señora que no ha parado de llorar y gritar. Por sus ojos negros y sus pecas en el rostro, deduzco que sea la madre del chico. A su lado está un niño de unos ocho años, quién le está tomando la mano a su abuelo. Es triste perder a un familiar de esta manera, y mas triste es saber que ese familiar sea un chico que apenas y estaba empezando a vivir. Lo he repetido cuentas de veces, Broy no se merecía morir así.
Suelto un suspiro ante mis lastimosos pensamientos.
—Voy a ver por última vez al chico ¿Quieres venir conmigo? —esa voz susurrante y ronca en mi oído, hace que de un respingo. Miro a Marshall y Frunso el ceño, a pesar de que lleva las gafas de sol puestas, ve mi confusión —¿Que pasa, linda?
Vuelvo mi vista al frente, justo donde reposa el ataúd de fina madera y incrustaciones de un material en plateado, con decenas de ramos y adornos florales. ¿quiero verle? ¿seré capaz de ver su rostro por última vez? No lo sé, pues la muerte de este chico sigue cayendo en mis hombros, digan lo que digan.
—Si no quieres ir, no importa Alana. Quedate aquí ¿Vale? —el rubio me acaricia la mejilla, y yo le miro. Me levanto de la banca y empiezo a caminar hacia el ataúd, no voy a permitirme atormentarme por su muerte, no fue mi culpa.
Marshall toma mi mano y la aprieta, eso me hace sonreír ligeramente. Marshall a lo mejor pensará que tengo miedo de ver al muerto, pues si que lo tengo, pero tengo que verle, sino ese recuerdo me atormentará.
Mientras nos acercábamos pude ver la mirada matadora de las chicas de mi colegio, y si sus miradas mataran, estuviera acompañando a Broy.
¿Pero que estoy diciendo?
Cuando estoy lo suficiente cerca de su ataúd , me fijo en las distintas medallas que ganó en sus diferentes competencias de natación, la toga y birrete que era para él, y el titulo de secundaria con su nombre. Este ultimo fue un bonito gesto por parte del colegio.
Me paro frente a él, y miro el cristal que separa su cuerpo del exterior, y la vida se me detiene. Su cuerpo va envuelto en el uniforme del colegio, pero le acomodaron las mangas, pues sus brazos ya no estaban, su cara estaba intacta, parece que el animal que le hizo esto no le golpeó, o no en la cara. Vuelvo a fijar mi vista en su rostro, y lo que veo hace que el color de mi cara descienda por el suelo.
Sus ojos negros me miran con odio y vi en sus labios pronunciar palabras mudas pero que pude entender. Esto es gu culpa.
Este acontecimiento sea real o no, hace que suelte un chillido. Marshall me intenta acercar a él, pero mis pies ya están pisando la entrada de la iglesia. No, no puede ser real, fue mi imaginación. Broy está muerto, y mi culpa falsa está jugando con mi cabeza.
O tal vez sea una señal, de que su muerte fue mi culpa.
Me siento en el concreto que adorna la acera y me permito soltar las lágrimas de pánico que llevo en mis ojos. Lloro por la culpa que me carcome. Se, joder ¡Claro que lo sé! Broy está muerto, pero su muerte me hace culpable, y mi mente lo sabe, pues las jugada de esa alucinación me descoló por completo.
Broy sabe, dios sabe algo que yo no se. Pero si fue mi culpa su muerte, que dios me castigue, pues no quiero llevar una muerte encima. Alana, no seas idiota, fue culpa de él, él se buscó su muerte. Piensa que alguien mas cobró venganza por lo que el castaño quería hacerte a ti.
Quiero creer en mis pensamientos, pero mi corazón tiene otro punto, algo que no quiere soltar y que me está partiendo de culpa. El sol está fuerte, y me está empezando a fastidiar, puede ser este un castigo por lo de Broy.
Dios, no soy una asesina.
Unas manos se posan sobre las mías despejandolas de mi rostro contraído por las lágrimas, miro al hacia arriba encontrandome con el rostro de Marshall. Me ayuda a levantarme y me acerca a él, envolviendome en un exquisito abrazo. No me alejo, pues necesito con ansías algún tipo de consuelo.