Atrapada.

capitulo 8✴


8. Perversos pensamientos.

Marshall.

—Así que la pequeña Alana y tu, sois novios —el pelirrojo se lleva un trago de whisky a los labios, dealizándolo por su garganta. Teníamos días que no compartíamos en Andalucia. Hoy el club está hasta los tuétanos, pues es sábado y la gente se pasa por el los fines de semana. Tomo de un sólo trago el vaso que llevo en mis manos, mientras miro el panorama. Me fascina tomar licor, y mas cuando pienso en mi hermosa Alana, es ella mi inspiración.

Mi sexi Alana.

—Ya se lo he dejado claro — le aseguro a León, observo la pista de baile buscando alguna cara conocida con quien bailar un rato, pues si dejarán salir a Alana, os juro que haría que se restregará en mi cuerpo y me bailara de forma caliente. Malditos pensamientos perversos —. Y le he hablado en serio.

—¿Y se lo ha tomado a la ligera? ¿Asi solamente? —una sonrisa se curva en sus labios que oculta con el vaso casi vacío que lleva en su mano izquierda. De eso si tiene que estar seguro, Alana es mi novia, ya  le puedo decir "mi chica" aunque siempre lo ha sido, no he tenido relación con alguna otra, siempre ha sido ella la dueña de mis pensamientos, siempre ha sido ella con la que quiero estar.

Asiento sin mirarle. Muerdo mi labio inferior imaginando a Alana bailándome despacio, besandome con desenfreno. Tendré que ir a por una ducha fría.

El pelirrojo suelta una carcajada que se pierde con el ruido de la música y se levanta del sillón, toma a pecho el pequeño vaso de whisky y se quita la chaqueta de cuero negra que trae encima.

—Pues tío, ¡esto hay que celebrarlo! — camina hasta la barra y se acerca a un par de chicas con vestidos provocadores. Yo niego con la cabeza soltando una carcajada, este tío nunca se cansa, siempre de casanovas. Las chicas están de buen ver, pero ninguna de ellas es ni una pizca de hermosa de lo que es mi pequeña Alana.

Extraño sus malditos y rojos labios.

En el momento que le besé, sentí que fui al cielo y me perdí en el por un momento. Era su primer beso, y era obvio que no me lo iba a responder, por eso le besé suavemente pues ya no me aguantaba más, quería sentir esos labios en los mios desde que mi cría tenía cinco años. El tiempo ha pasado y Alana ha cambiado, ha dejado de ser esa niña que corría por su vecindario saludando a todos, y se ha convertido en todo una señorita, una ardiente y hermosa señorita. Y es solo para mi, especialmente para mi.


Y le amo como no tienen una puta idea.

Mis pensamientos perversos con ellas crecen cada día como una cascada. Y es que ella me da motivos para pensar así, pues si no mostrara esas blancas piernas de ensueño, no sonriera de esa forma y no oliera tan malditamente bien, todavía le vería como a una niña. Una dulce y pequeña niña.

Pero ya no lo es, lo dejó de ser hace mucho.

Imagino a aLana debajo de mi dándole el placer que se merece, besando cada parte de su ser, saborear su dulce sabor, hacerla mía una y otra vez. Mis fantasías siempre han sido con ella, la imagino desnuda bailándome lentamente, provocándome, calentandome. Amo a Alana con locura, joder que la amo. Quiero demostrarle que la puedo hacer sentir mujer de la mejor manera, llevarla al éxtasis.

Llenarla de mi.

Suelto un sonoro suspiro levantandome del sillón de cuero rojo.Tengo que quitarme las ganas que tengo de ir hasta su casa y meterla en mi coche, llevarla a un bosque y hacerla mía por el resto de Invitación.

Veo como el pelirrojo coquetea con las dos a la vez, y ellas están maravilladas con él. Mi mejor amigo, mi confidente y el único que sabe de mi secreto oscuro con mi pequeña. También está en mi mundo, pues su papá es socio del mío, y tanto ellos como nosotros nos cuidamos la espalda entre si. Sé que él es el único que no me va a traicionar, si prácticamente nos conocemos desde los pañales. Y además que hemos estado en las buenas, en las malas y en las peores juntos.

Siempre está dispuesto a hacer lo que diga, a participar en mis locas ideas. Es por eso que ahora está de novio con la amiga morena de Alana, pues con ella en el juego puedo invitar a Alana a cualquier lugar y cedería sin pensarlo. León no le agradan las crías  pero la morena le atrae de cierta forma, y es que la cría podrá a lo mucho llegar a los 17 pero según lo que cuenta León, es experta en las sábanas. Claro que eso no me importa ni en lo mas mínimo.

Me acerco a la barra y pido otro trago de whisky escocés, echo un vistazo al par de chicas y veo como una se me queda mirando con fascinación. No soy un ególatra ni me considero un dios, pero estoy de buen ver para el genero femenino, y las chicas me caen como me cae el dinero. Lastima que ninguna sea de mi agrado, solamente les utilizo para follar. De algo tengo que saciar mis necesidades de hombres, y utilizar a mi pequeña solo para el sexo, me haría sentir como la peor de las mierdas.

Y ella no se merece eso. Jamás.

El barman  me da el vaso en seguida y me sonríe, yo se la devuelvo sin mostrar mis dientes pues tengo que tener bien a mis empleados y ser un ogro sería de mal visto para ellos. Hoy el club está para reventar y la gente no cabe en la pista. Sudor y movimientos se sienten con la musica que coloca el dj, y a mi me están entrando ganas de bailar. 




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