Atrapados Entre Filo y Fuego

Capitulo 17

a0e92fa7-eee8-45f2-8956-837c79492e53.jpg

──── «❤︎» ────

El sonido de sus pasos era lo único que rompía el silencio de los pasillos. La noche envolvía el castillo con su manto de sombras, mientras los candelabros de oro antiguo proyectaban un resplandor cálido sobre los muros de mármol pulido.

Pero en la mente de Kieran, la oscuridad era más profunda.

No sabía desde cuándo había comenzado a sentir esto por Elyria. No debía sentir nada. Desde el inicio, ella había sido solo una pieza en el tablero, una ficha que usaría a su favor antes de derribar el reino que tanto odiaba.

Ese había sido el plan.

Casarse con ella para evitar la guerra, convertirla en una prisionera de su propia alianza, usarla para asegurar su victoria… y cuando ya no le sirviera, deshacerse de ella.

Era un plan perfecto. Frío. Lógico.

Pero ahora…

Ahora se encontraba caminando hacia su habitación, sintiendo una presión en el pecho que no podía ignorar.

Cada vez que pensaba en Elyria, algo dentro de él se retorcía. Era una sensación extraña, molesta, que se negaba a desaparecer. No le gustaba cómo Rashid la miraba. No le gustaba cómo ella le sonreía. No le gustaba la idea de que pudiera confiar en alguien que no fuera él.

Pero, más que nada… no le gustaba que Elyria le recordara a su madre.

Se detuvo en seco en medio del pasillo, apretando los puños.

Haelena.

El nombre de su madre resonó en su cabeza como un eco lejano.

Había pasado años sin permitir que su memoria lo tocara. Se obligó a enterrarla en lo más profundo de su mente, junto con el dolor, junto con la impotencia. Pero ahora, Elyria… ella lo hacía recordar.

No solo por su cabello blanco que parecía brillar bajo la luz. No solo por la intensidad de sus ojos celestes, tan similares a los de su madre.

Sino porque en su presencia, Kieran sentía lo mismo que sentía cuando era niño y se acurrucaba en el regazo de Haelena, buscando calor en un hogar que nunca lo tuvo.

Un recuerdo.

Él, pequeño, escondido detrás de una cortina mientras su padre gritaba.

El sonido de un golpe.

Un jadeo ahogado.

Silencio.

Luego, los pasos de su madre alejándose de la sala, su cabello desordenado cayendo sobre su rostro herido, pero con esa misma sonrisa que siempre llevaba para él.

Se arrodilló frente a él, acariciándole el rostro con dulzura.

"No llores, mi cielo. No dejes que vea que te afecta."

Pero Kieran no podía dejar de llorar.

"¿Por qué no nos vamos, mamá?" preguntó entre sollozos, su vocecita temblando.

Su madre suspiró, pasándole los dedos por el cabello con ternura.

"Porque si me voy, te llevaría conmigo. Y él nos encontraría."

Kieran apretó los labios.

"Yo te protegeré."

Haelena sonrió, pero sus ojos brillaron con algo que Kieran, en ese momento, no supo interpretar.

Ahora lo entendía.

Era resignación.

Era la certeza de que él crecería con esa misma oscuridad que la rodeaba.

Que, tarde o temprano, se convertiría en algo como su padre.

O peor.

Kieran cerró los ojos, expulsando el recuerdo con un suspiro tenso.

No.

No pensaría en eso.

Pero Elyria… Elyria le recordaba a su madre.

No de una forma dolorosa, sino de una forma que lo asustaba aún más.

Le recordaba lo que era ser cuidado. Lo que era tener a alguien que no se doblegaba ante él. Lo que era tener a alguien que se quedaba.

Y eso… eso era peligroso.

Tomó aire y siguió caminando. No podía dejar que esos pensamientos lo dominaran.

No podía.

Pero cuando llegó a la puerta de su habitación y la abrió, su determinación se hizo trizas.

Porque ahí estaba ella.

De pie junto a la ventana, la luz de la luna bañándola con un resplandor plateado.

Su cabello blanco caía sobre su espalda como hilos de seda, cada hebra capturando la tenue iluminación de la habitación. Su vestido ligero delineaba su silueta con una gracia casi etérea, y sus ojos celestes…

Dioses.

Esos ojos celestes.

Eran un color tan hermoso que dolía mirarlos.

Por un momento, Kieran no pudo moverse.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.