Aura

Nunca es tarde

Aura

—Es una suerte tenerte a ti como hermano -comento algo nostálgica, no puedo evitarlo.

—Y es una gran suerte tenerte a ti, como esposa.

Su comentario me confunde y me altera, siento mi rostro calentarse y la mirada inquieta y algo preocupada de Ligia solo hace que me inquiete más. No entiendo porque él dijo eso, ahora que estoy pasando por un momento muy difícil en mi vida

—No deberías decir eso -mi voz es algo dura aunque solo es para encubrir lo mal que me siento.

—Si esperas una disculpa de mi parte por lo que dije, no la escucharás, esta vez no voy a callar.

Llegan de golpe a mi mente antiguos recuerdos, será posible que el… Niego de inmediato, Daniel no me dijo nada en ese entonces y Julián… posiblemente todo lo que él me dijo sobre Daniel hayan sido mentiras.

—Tengo que colgar -su voz me hace volver a nuestra situación actual- pero eso no significa que nuestra conversación haya terminado, mañana estaré en tu casa.

—Está bien -hablo en voz baja, un poco más tranquila.

Escucho el sonido característico de una llamada finalizada y no entiendo porque sus palabras me afectan tanto si él y yo no somos nada; me sorprende la fácil reacción que tuvo mi mente ante él, sé que me sentí ofendida al oír sus palabras, pero escuchar una promesa que debe cumplirse alivio cualquier tensión existente en mi cuerpo.

—Debes tomar algo -Ligia me ofrece un vaso con agua.

Mantengo el celular entre mis piernas en tanto tomo el vaso y sin darme cuenta bebo toda el agua en poco tiempo. Miro el móvil y aprovechando que Julián no está llamo a papá, marco rápidamente los números y espero que la llamada sea contestada. Intento tres veces y finalmente contestan.

—Buenas tardes familia Caballero Sáenz en que…

—Hola Elizabeth, soy Aura -la interrumpo y al otro lado de la línea escucho sus gritos llamando a papá.

—Estoy llamando a tu padre para que hablen.

—No te preocupes, puedes usar el altavoz, quiero hablar con los dos.

La escucho respirar profundamente, creo que ella aún se siente incomoda por la relación que lleva con mi papá y debo decir que me parece algo absurdo, ellos están casados y son padres, gracias a ella tengo a una hermana que amo.

—Hola hija -sonrió al oír la voz de papá- disculpa la demora, estaba llevando a Milena a su cuarto.

—¿Ella se encuentra bien? -oír aquello me asusta.

—Sí, no te preocupes solo estaba cansada y la lleve a dormir un poco.

—Espero que no sea yo quien los moleste.

—En absoluto -cometa Elizabeth al instante- no sabes lo felices que somos cuando nos llamas.

Odio pensar y saber que no me comunico con ellos tanto como me gustaría; hasta ahora estoy viendo todas las limitaciones que me ha impuesto Julián en todos estos años.

—Empiezo a sospechar que tu llamada no es para saber cómo estamos…

—Por favor papá no pienses eso.

—No me interrumpas -al parecer esta algo malhumorado y disgustado, no lo culpo- soy tu padre y te conozco muy bien Aura, dime la verdad ¿qué pasa en tu casa? ¿Por qué llamas hasta ahora y no lo habías hecho antes?

Esto era lo que temía, su reacción. Los dos nos conocemos muy bien y en ocasiones eso me disgusta, sin embargo no puedo culpar a nadie por mis actos egoístas -como no llamar a mi familia- nadie debería manejar mi proceder, pero sin darme cuenta o por ignorarlo por completo Julián lo hizo.

—Estoy esperando una respuesta Aura.

—Por favor Jacobo no seas tan duro con tu hija -Elizabeth trata de razonar con papá- ¿acaso esa es la manera de hablar con ella después de tanto tiempo?

—No te preocupes Eliza, mi papá tiene toda la razón -le aseguro- aunque me duele un poco el aceptarlo.

—Perdóname hija -mi padre habla más tranquilo- pero me siento impotente al no poder hacer algo por ti, sé que me dijiste que no te llamara, que siempre esperara tu llamada, pero no lo haces, escribir ha sido mi única manera de estar contigo.

Prometí ser fuerte al estar con papá, que no lloraría y me siempre me mostraría fuerte, peor duele escuchar toso eso y saber lo triste que esta.

Después de los dos primeros años de casados Julián me pidió que solo llamara a mi familia cuando él estuviera presente y no era algo seguido ya que su trabajo le impedía estar con frecuencia en casa así que decidí enviarle cartas, pero después de algunos años él también empezó a vigilar eso. En ocasiones Julián se mostraba muy compresivo, pero pocos días cambiada de opinión.

—Seré sincera con los dos -me encuentro muy segura acerca de mi decisión- Julián y yo estamos pasando por un momento crítico en nuestra relación…cada día que pasa se amplía la brecha entre los dos hasta el punto de no soportar nuestra presencia y pensé en…

—¿En qué pensaste? -cuestiona Elizabeth de manera precavida.

̶—En el divorcio.

Estoy un poco sorprendida de mí misma, aquella palabra salió con gran facilidad de mi boca; no escucho alguna palabra por parte de papá o Eliza, en la cocina escucho algunos golpes, al parecer Ligia también está sorprendida por lo que acaba de oír.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.