Aura

Epílogo

Daniel

No me permitieron verla mientras la operaban y fueron las peores cuatro horas de mi vida. Cuando la ambulancia llego por ella, su rostro me recordó quien había sido el monstruo que había amenazado son su vida; la rabia se apodero de todos mis sentidos y lo busque, quería darle su merecido y demostrarle que Aura nunca se encontraría sola.

Lo encontré en su cuarto y todo el lugar estaba desordenado y lleno de piezas rotas, como había quedado la sala y gran parte de las áreas de la casa; su rostro parecía perdido y al tenerme cerca sonrió.

—Te quité lo más quieres y ahora vienes a mi ¿qué piensas hacer ahora? Te marcharas como lo hiciste antes, de seguro eso harás.

Me abalance sobre él, y lo golpee una y otra vez, la sangre mancho mis manos así como el las tenia, unos gritos me detuvieron, pero seguí y de pronto agarraron mi cuerpo y me separaron de Julián, me desquicio el escuchar sus risas retorcidas y su loca manera de mirar.

“Te quite lo más quieres”

Siempre supo sobre mis sentimientos hacia Aura, aunque nunca le dije algo sobre ella y trataba de ocultarlo, logro saberlo.

—¿Estas bien?

Miro a Serena quien se sienta a mi lado, su mano se posa en mi espalda y trata de consolarme.

—Ella estará bien y saldrá victoriosa de la recuperación.

—¿Y si no despierta?

—Lo hará, no debes pensar en eso ahora, ella te necesita fuerte -hace una pausa- el padre de Aura acaba de llegar.

Me levanto y cuando él me mira se acerca, su rostro luce cansado y triste, no encuentro las palabras adecuadas para hablarle. 

—Gracias por llamar y cuidar a mi hija -mira a Serena y le da un pequeño abrazo- hable con el doctor que la atiende y me dijo que estará bien.

Por ahora está en cuidados intensivos.

—Su hija es muy fuerte.

Se abrazan de nuevo y se despide, Serena no debería estar aquí, su turno había acabado hace tres horas, sin embargo se quedó solo para acompañarme y se lo agradezco.

—¿Sabes que paso exactamente?

—No.

¿Qué podía decirle? Vi a su hija gritar mi nombre, su brazo izquierdo parcialmente rojo y sin aparente movimiento, pero lo peor era su rostro, nariz y boca cubiertas de sangre; un disparo nos detuvo, mi mundo cayo al ver su cuerpo colapsar, ver en sus ojos como su fuerza y vida se agotaban, pero lo peor había sido el no poder corresponder a su sonrisa.

Esperaré de nuevo y esta vez no la dejare ir, le demostraré que puede volver a amar y creer en el amor, como lo estoy haciendo por ella.




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