Cuando hablamos de baja autoestima o de falta de autoestima, nos referimos a una percepción de nosotros mismos que nos impide percibirnos como personas valiosas, talentosas o simplemente tener un juicio objetivo respecto a quiénes somos.
La autoestima se define como un conjunto de percepciones, evaluaciones e ideas sobre nosotros mismos, en las cuales se fundamente nuestra capacidad de autoconfianza, de amor propio y nuestra necesidad de ser reconocidos por los demás, entre otros aspectos de la personalidad.
Se trata de un concepto complejo, a menudo fluctuante, pero cuyas bases se echan durante la infancia y adolescencia, inicialmente a través de la relación paterna y luego con los pares.
Las personas con baja autoestima, entonces, tienen problemas de autoaceptación. Esto puede significar que son jueces muy severos de sí mismos, que no se respetan a sí mismos o que se tienen demasiada compasión; del modo que sea esto se traduce en una relación particular con los demás, en las que el individuo siempre ocupa un lugar inferior o de sometimiento.
Tener baja autoestima no significa, sin embargo, que la persona actúe constantemente en función de ese criterio: las personas somos complejas, tenemos múltiples caras y no siempre es sencillo determinar los elementos que conforman nuestra personalidad. Tampoco debe confundirse la baja autoestima con enfermedades mentales o dolencias anímicas más complicadas, como la depresión.
Ver además: Asertividad
Causas de la baja autoestima
Baja autoestima
La falta de interacción social o el miedo a los demás puede influir en el autoestima.
Las causas de una baja autoestima pueden ser tan variadas como la vida del individuo, pero a grandes rasgos pueden considerarse las siguientes:
Crianza. El modelo de crianza durante etapas críticas de la niñez y la juventud pueden marcar la diferencia entre una autoestima alta y una baja. Padres castigadores, que eduquen a sus hijos en un sentido de la minusvalía pueden impedirle a una persona reconocer sus propios valores.
Eventos traumáticos. A menudo ocurre que eventos particularmente dolorosos o humillantes para un individuo hagan mella en su amor propio y lo convenzan de ser un individuo defectuoso, débil o indigno.
Fobias. A menudo los miedos irracionales pueden incidir en la autovaloración y pesar tanto en ella que impiden a las personas apreciar el resto de su personalidad.
Dificultades sociales. La falta de interacción social, o el miedo a los demás, o distintas formas de aislamiento social y de angustia social, inciden en la percepción del individuo sobre sí mismo en comparación con los demás, a quienes piensa "normales".
Otros factores. Es posible que enfermedades psíquicas o incluso hormonales incidan en el funcionamiento emocional del individuo y le impidan tener una autoestima saludable.
Alta autoestima
Al contrario de la baja autoestima, se entiende por alta autoestima a la capacidad de un individuo de evaluarse a sí mismo de manera positiva o cuando menos objetiva, pudiendo lidiar con sus defectos como tales y no como eventos catastróficos que ocultan el resto de su personalidad.
Las personas con una autoestima alta o saludable pueden lidiar mejor con sus propios errores, pueden pelear mejor por sus derechos o exigir lo que desean de los demás.
Más en: Autoestima
Personalidad
Se conoce como personalidad a un constructo psicológico complejo, que abarca el conjunto de dinámicas racionales e irracionales que componen nuestra manera de comportarnos. La personalidad es un patrón de actitudes, una cierta tendencia a reaccionar de manera determinada frente a ciertas situaciones o necesidades.
Esto no significa que sea inamovible, sino todo lo contrario. La personalidad varía a lo largo de la vida, aunque manteniendo ciertas tendencias, dependiendo del modo específico en que elijamos vivir. Pero siempre arroja un cierto margen de predictibilidad que es, a fin de cuentas, nuestro "modo de ser".