Cuando hablamos de autocontrol, nos referimos a la habilidad para dominar las propias emociones, siendo conscientes de la regulación de los propios impulsos, con el único objetivo de mantener el equilibrio personal.
Cuando no sabemos manejar nuestros impulsos, por lo general nos encontramos con situaciones complejas y difíciles de resolver, por lo que es fundamental aprender a dirigir los impulsos de forma adecuada, ya que las consecuencias que tenemos con este tipo conductas, las cuales son irreflexivas y poco meditadas son bastante negativas.
Teniendo en cuenta lo descrito anteriormente, muchas veces la persona se siente incapaz de manejar dichas conductas, por lo que se hace necesario adquirir herramientas, que le ayuden en dicho proceso y mejoren su calidad de vida.
Consulta a la psicóloga, si tienes la necesidad de aprender a manejar tus impulsos, ella sabrá cómo ayudarte en dicho proceso.
Síntomas
Características que se presentan en la persona cuando no sabe controlar los impulsos:
PREVIAS AL IMPULSO
POSTERIORES AL IMPULSO
Causas
Déficits en habilidades sociales:
La falta de habilidades en la comunicación, como es la asertividad, que es la capacidad que tiene la persona para expresar sus sentimientos de forma adecuada, generando confianza y teniendo en cuenta las necesidades y los sentimientos de la otra persona.
Déficits en la regulación emocional:
Los mecanismos de regulación emocional son fundamentales para actuar de manera adecuada, ante las situaciones que se presentan en el día a día. Las personas que presentan un manejo inadecuado del enfado, no han aprendido dicho mecanismo, por lo que actúan de forma impulsiva y no reflexiva.
Déficits en la inhibición de la conducta:
Se ha demostrado en estudios neurológicos que las personas con poca capacidad en el control de impulsos, presentan una disminución en la actividad de la corteza prefrontral, dificultando en ellas la capacidad de inhibir conductas impulsivas.
Baja tolerancia a la frustración:
Las personas con problemas en el control de impulsos, presentan una baja tolerancia a la frustración.