Aileen
El restaurante de comida Mexicana en el que estamos queda a unas cuadras de la editorial, vinimos caminando aunque en cierto punto me cansé y Brayan me cargó en su espalda, fue maravilloso y divertido, aún así el noto lo tensa que estaba y no me preguntó pero aún así me dijo que puedo contar con el para cualquier cosa y eso quisiera hacer pero mis temores de que el se aleje al saber la verdad me hace sentir terrible.
Pocas veces me he encariñado con algo o alguien, aunque en algún punto llegué a ser sociable no es como que considerara a todos mis amigos, una cosa es ser un amigo íntimo y la otra un conocido.
— ¿Qué vas a ordenar? —pregunta Brayan sacándome de mi burbuja mental.
— uhm, creo que pediré unos tacos y una horchata.
— ¿Solo eso? —pregunto sorprendido, el sabe que no soy de comer poco y peor cuando es algo que me gusta.
— De entrada —alzo una ceja y le sonrió — también voy a pedir, unas quesadillas, un burrito picante, y para el postre creo que pediré un pedazo de pie de leche. —digo a lo que Brayan se queda en shock.
Es gracioso el gesto de incredulidad y sorpresa que hace, por un momento se me queda viendo y yo a el hasta que vuelve a hablar:
— ¡Cielo santo! Te vas a empachar Aileen. —yo solo me río, que lindura, no sabe que yo como más de lo que me enfermo.
La mesera se acerca a nosotros y nos toma la orden, después de devolver los menú, Brayan se levanta y me dice que irá al baño, yo asiento y lo espero, la vista es hermosa, el restaurante tiene ventanas grandes donde se puede ver el parque y en cierto modo es tranquilizante.
En eso escucho como la puerta del restaurante se abre y me quedo helada al ver de quien se trata, no, no, ¿Por qué siempre a mí? A ese lobo no le basto con arruinarme la mañana que ahora también viene a arruinarme el almuerzo. ¡Lo odio por eso! Antes de que siquiera me divise me agachó a más no poder y con la mano cubro mi rostro.
Eso no funciono ya que el se sienta delante de mi y desde aqui puedo percibír lo que se me avecina, perfume caro y escencia agridulce. Quiero que Brayan vuelva rápido del baño ¡¿Por qué mierda tarda tanto?!
— ¿No saludas? —pregunta Charles frente a mi, el recarga el brazo en el respaldo del asiento.
— ¿Para que saludar de nuevo a alguien que ya has visto? —pregunto con ironía, si hay algo que odio son las preguntas tontas.
— Touche— ladea la cabeza y noto que tiene los ojos un poco rojo, como si acabara de llorar. O es eso o es de rabia— ¿Y tú novio? —pregunta de manera despectiva.
<< ¿Y a este que le pasa? >>
— Para empezar no es mi novio, segundo, ¿A ti que te importa dónde esté? Y tercero, ¿Qué haces aquí Charles? No, perdón, señor Blake —me corrijo y le hablo de manera formal, como si no tuvieramos nada de confianza.
Y no la tenemos, juraría que por un momento sus ojos brillaron de esperanza y alegría, pero fue tan corto que no se si ya éstoy alusinando.
— Vaya, así que ahora soy un desconocido para ti. —espeta con sarcasmo— Seré breve, ¿Cómo prefieres que te llame? ¿Rose o Aileen?
Me tenso ante eso, de nuevo ahí está el miedo y la culpa que me acechan, no se que es lo que el quiere conseguir con eso pero sea lo que sea no es nada bueno.
— ¿Cómo?
— ¿Cómo lo se? Fácil, la misma técnica desde hace más de 15 años y la misma manera de referirse a ciertas cosas, sin mencionar que es obvio, no has cambiado esa manía de “hacerse pasar por el asistente” no es ciencia Aileen.
Lo dice con calma como si fuera cualquier clase de cosa, y en parte para el lo es, debí haber pensado en que el se daría cuenta por las señales tan obvias, ¿Tan tonta fui al pensar que no me reconocería? Quiero argumentar ante eso pero me detengo cuando Brayan regresa, ya se había tardado mucho.
El se sorprende al ver a su jefe ahí, por qué hasta yo se que Charles detesta los restaurantes así ya que detesta la comida procesada o con demasiados condimentos. Brayan toma asiento junto a mi, cosa que hace que Charles suspire y puedo notar que está apretando los puños, ya dije que soy buena observadora y nada me pasa desapercibido, ni siquiera eso.
— Señor, que sorpresa verlo aqui —dice Brayan sonriente.
— Solo estaba pasando por aquí y ví a la señorita Torrez y quise hablar un rato, me dijeron que paso la entrevista. —en ningun momento Charles me quita la mirada de encima, sus ojos están más oscuros de lo normal, como si estuvieran llenos de enojo.
— Así es —digo tanjante— y debería decir que quien me la hizo parecía de malas, por que incluso me hizo preguntas que ni al caso —no paso la oportunidad de lanzarle indirectas así como el lo hizo conmigo.
— Eso me sorprende un poco —dice el bajando la mirada— tomaré cartas en el asunto, no se preocupe señorita Torrez.
¿Vas a castigarte a ti mismo? Ojalá y si, Brayan y Charles se ponen a conversar acerca de algunas cuestiones de trabajo y yo como aún no se ni que hacer solo me quedo quieta y me hago la que no oye nada, en un momento siento como rozan mi pie y cuando bajo un poco la mirada por debajo de la mesa veo que es la pata del lobo.
Se que lo que voy a hacer me traerá consecuencias pero, si se me está dando la oportunidad no voy a desperdiciarla, piso el pie de Charles con el talón de mi zapato y el da un pequeño salto mientras contiene el grito.
<< Por metiche te pise el pie, haber si así sigues metiéndote donde no te llaman. >>
— ¿Qué sucede señor? — pregunta Brayan un poco preocupado.
— No es nada —responde mientras me lanza una mirada de “ya verás" — solo que aveces me dan un que otro calambre, pero eso me lo quita la quiropráctico, llevo ya un tiempo llendo.
¿La? ¿Una ella? Esperen un momento, osea que mientras yo estoy lastimada del pie y con los nervios hasta el tope, el va a una quiropráctica que claro, debe darle sus buenos masajes entre comillas, ¡Ja! De seguro lo dice para hacerme sentir celos. Y lo logro, por qué quisiera pisarle más fuerte el pie, haber si eso lo detiene de ir.