Aileen
Las palabras de Charles aún resuenan en mi cabeza, el tiene algo de razón en lo que dijo, yo jamás me pare a escucharlo o ver mas allá de sus intenciones, pero el también me dejó ir, no me detuvo y mucho menos hizo algo más para que lo escuchara o entendiera, así que la mayoría de la culpa la tiene el.
— Por Dios Charles, tu tampoco hiciste nada para que yo te escuchará, ¿Me búscates? ¡No! así que no digas eso como si fuera todo mi culpa —espeto molesta, Charles arquea las cejas y me ve con la mirada gélida.
— ¿Es eso lo que piensas? — un escalofrío me recorre de pies a cabeza y siento como si se me hubieran dormido las piernas por qué no siento ni una ni otra. La frialdad y seriedad con la que lo dice hace que quiera abrazarlo y disculparme.
— No es solo lo que pienso, es lo que entiendo, así que no me vengas con que yo soy la única culpable, lobo mequetrefe. —reclamo, no soy del todo culpable y el no me hará sentirme así.
— Aileen — va a refutar pero no lo hace— no, olvídalo, no vale la pena seguir peleando con alguien necia, mentirosa y orgullosa como tú. ¿Y lobo mequetrefe? ¿Quien rayos pone esa clase de apodos?—dice asqueado.
— Y aún así está mujer necia, mentirosa y orgullosa como tú me dices, es a la que amaste o que parecía que lo hiciste por más de 10 años. ¡Yo! Yo pongo esa clase de apodos ¿Algún problema? —le recuerdo dejando caer el peso del pasado sobre el.
Charles traga saliva y aprieta el puño libre que tiene ya que su otra mano está tomando la mía, quisiera quitarsela pero el la sostiene con firmeza y fuerza.
— Mira Aileen, quisiera responderte pero elijo no hacerlo por que yo si tengo autocontrol y dignidad. —me ofende.
— ¿Qué no tengo autocontrol y dignidad? Cómo si tú los tuvieras, yo no respiro, como y bebo trabajo.—Charles de indigna y posa su mano libre en su pecho en un gesto dramático.
— ¿Discúlpa? —dice indignado— aunque sea yo no utilizaba el traductor de mí teléfono para todo y no era un olgazan para aprender el idioma de dónde vivo.
Eso sí me dió en el orgullo y el ego, no es como el lo cuenta, les diré la verdad: si, no entendía muy bien el inglés y necesitaba traducir constantemente todo, pero eso de que no aprendí por olgazana es totalmente diferente a como el lo cuenta, yo volvía cansada de estudiar y trabajar, llegaba a casa y ayudaba con los quehaceres y otras cosas lo que hacía que no me quedara mucho tiempo libre.
— Yo no exploto a mis empleados, y no soy como tú, tirano y dictador. —escupo haciendo énfasis en cada palabra de esa última frase.
— No soy mentiroso, siempre he dicho la verdad y no me escondo.—me replica, eso sí me molesta que termino soltando su mano.
Ante mi negativa Charles me toma de los hombros con firmeza y se acerca a mi, cuando siento su aliento cálido y abrazador me atrae más hacia el, me acerco más y el pega más su rostro a mi cuello, yo me quedo inmóvil y anonadada, su olor agridulce se cuela por mis fosas nasales.
Su agarre en mis hombros se vuelve más un abrazo fuerte y posesivo como si no quisiera soltarme nunca, mi pecho sube y baja desenfrenado y con unas ansias de quedarme así junto a el, no separarme y mucho menos dejarlo.
— Dime, dime qué tengo que hacer para que vuelvas a amarme Aileen, dime qué debo demostrarte, dímelo y lo haré mi amor. —su voz se quiebra, el me está suplicando algo que yo no pienso hacer, no quiero, no quiero, no quiero.
El volverá a romperme el corazón, me va a traiciónar de nuevo, y, y, ¡Demonios! ¿Debo? Quiero pero no puedo, puedo hacerlo y no lo haré, debo hacerlo pero me niego, en resumen, mi respuesta es no ¡No! ¡No¡ Y ¡No¡
— ¿Qué debes hacer? Nada, no hay nada que debas hacer ni demostrar. — un nudo se genera en mi garganta y siento mariposas en el estómago, el verlo así me rompe y me duele pero también quiero que el sufra como me hizo sufrir a mi, o eso es lo que pienso que quiero.
— ¡Eso no es verdad! —exclama Charles— ¡Lo sé! ¡Aún puedo!
— ¡Qué no! —grito
— ¡Qué si! —replica
— ¡Qué no mierda! —me tapo la boca, prometí no decir más boconadas pero esque es difícil salir del vicio.
— ¡Y yo te dije que aún puedo! Y de que lo haré lo haré, aún tenga que dar todo lo que tengo y lo que no. —eso último me hace babear más, Jesus, este hombre es tan decidído y tan atractivo, además de que ahora el es el que me dará mi sueldo.
— No lo creo —cruzo los brazos y alzo el mentón— ¿Qué puedo decir? No soy alguien fácil y tú más que nadie lo sabe, desde ahorita te digo que no lo harás, cariño — por mi mente se desliza la idea de tratar de alejarlo lo más posible, y eso es haciendole ver que no me reconquistara jamás.
<<Inténtalo, pero está vez estás por tu cuenta, Aileen>>
¿Esa es mi consciencia abandonandome? Llevenme al psiquiatra por qué creo que ya estoy loca, escribir y meterme en el carácter de cada uno de mis personajes ya me está pasando factura.
— ¿Eso crees? De acuerdo, acepto el reto, de aquí para antes de diciembre ya veras que si estamos juntos de nuevo. —afirma Charles, está bien, si el acepta ese reto haré lo que sea para demostrarle que jamás volverémos.
— ¡Ok! Genial, por qué yo no planeo dejarte nada fácil, después de diciembre estaré de viaje por Londres junto con mi hermano y el dinero que mi queridisimo Jefe me pagará, y bonos si no es mucha molestia.
Charles se queda boquiabierto y con la mirada perdida, según el contrato mi paga es de 37,000 mil dólares mensuales , y los bonos que suelen dar son de 5,000 a 6,000 y contando que no tengo gastos de escuela o hijos, sale muy bien para mí.
— Trato hecho — Charles rodea mi cintura— te daré todo el dinero que quieras y más si es necesario. Ahora, si me mientes o me ignoras, eso será un dólar menos de tus bonos, y antes de que reniegues, uno debe saber tratar a una quimera.
— ¡¿Quimera?! ¡Pero si achú! Mírate tu, eres el verdadero migajero ¿Cómo era la canción de moda? ¡Ya me acordé! Fíjate fíjate en tu secretaria, hay señor que dolor pobre secretaria. Solo que yo sustituiría “secretaria” por “jefe”.