Autores Anónimos & Mentirosos

Lukas gay

Aileen

— ¡Lukas! —exclamo y me lanzó a los brazos de mi hermano.

— ¡Aili! —me recibe y da algunas vueltas conmigo.

No hay palabras para describir como me siento en estos momentos, Lukas me abraza fuerte y yo me abrazo a el. Estoy alegre de estar en casa otra vez, y parece que Lukas también por qué entre sus manos está una bolsa de panadería y eso solo significa algo.

¡Me compro pan!

— ¿Qué es eso? —pregunto emociónada.

— ¿Qué señorita escritora? —empieza con su juego y yo le sigo la corriente.

— Lo que te cuelga en la mano —digo a lo que Lukas se ríe.

— ¿Qué, mi pancito? —aguda la voz y yo me meo de la risa.

— ¡JAJAJA! —me carcajeo— ¿Es para mi?

— ¿Lo dudas? —sonrie— lo compre antes de llegar, es mejor si lo comes cuando lleguemos a casa, también compré café de chocolate.

Me brillan los ojos de solo pensar eso, no hay mejor felicidad que estar en casa con mi persona favorita, después de buscar mi maleta, Lukas y yo tomamos un taxi hasta llegar a la entrada de la calle Lily donde las caras conocidas me saludan y sonrien.

— ¡Aileen! —grita doña Herrera, está barriendo la acera de su tienda—

— ¡Volvió la bruja! —grita Eliseo a lo que su madre le da con la escoba en la espalda.

— ¡Eliseo! ¡¿Qué te he dicho de andar insultando a los clientes?! —ella vuelve a levantar la escoba.

— ¡No mamá! ¡No por favor! —se encoge.

Lukas y yo nos ponemos serios en ese momento pero por dentro ambos estamos estallando de la risa, unas cuantas cuadras después pasamos por la boutique de Gabriela la cual está discutiendo con Diego —su novio— mientras que Sandra está etiquetando ropa.

— ¡Diego Eunice! ¡¿A quien le estabas viendo las miserias?! —exclama Gaby hecha una furia.

— Mí mor te juro que no es lo que piensas —dice el apunto de llorar de los nervios.

— ¡No puede ser! —grits Sandra al verme.

— ¡Aileen! ¡Lukas! —gritan los tres al unisono y se acercan a nosotros abrazandonos y dándonos palmadas.

— También estoy feliz de verlos amigos —digo dándole besos en las mejillas a mis amigas.

— ¡¿Cómo te fue?! ¡¿Me trajiste algo?! ¡¿Le conseguíste el número de algún extranjero a Sandra?! —pregunta Gaby y Sandra la fulmina con la mirada.

— ¡Oye! — exclama está última.

Ahora la pelea no es entre Gaby y Diego sino entre Sandra y Gaby, es chistoso verlas pelearse spar que dos minutos después estén riéndose como focas desnaturalizadas. Aprovechando el pequeño caos que están haciendo, Lukas y yo nos escabullimos y logramos salir intactos antes de que la cosa se ponga más fea.

— Oye Aileen hay algo que quería preguntar —comenta Lukas cuando ya estamos cerca de los departamentos.

— ¿Qué cosa? —inquiero.

— Es algo que, no sé si quieres hablar de eso. —dice serio a lo que yo me tenso, ¿Querrá hablar del lobo? Pero ni siquiera le he dicho lo de mi trabajo.

Lukas se percata de lo tensa que estoy y bajando la mirada se para cuando ya estamos frente al edificio.

— Aileen —dice mi nombre con seriedad— tu —me señala con el dedo.

— Yo ¿que? —trago grueso, ya ando revuelto el estómago que ni mi pancito me voy a poder comer.

— Tu —me sigue señalando— ¿Me trajiste mi recuerdito? —pregunta riéndose.

Lukas se sigue riendo de mi, dice que debo haber visto mi cara toda seria y preocupada, dijo que incluso se me estaban marcando las arrugadas, eso me molestó tanto que lo ignoro por el resto del trayecto hasta el departamento donde al llegar lo primero que hago es irme a encerrar a mi habitación.

— Abre la puerta — dice Lukas por detrás de ella.

Yo no respondo cosa que hace que el vuelva a dirigirme la palabra.

— ¿Estás enojada por mi inofensiva broma? —inquiere.

<<Esas mismas te voy a hacer cabron>>

— Aili vamos, sal —Lukas súplica y rasga la puerta como si fuera un perro cuando entras a la casa y el se queda fuera.

— Me vas a arruinar la puerta, perro. —digo abriéndola.

— ¿Perro? ¡¿Me dijiste perro?! — y ahí va, haciendose la víctima otra vez — ¡¿Perro yo?! ¡Aquí ya nadie respeta a sus mayores! ¡Cria cuervos y te sacaran los ojos!

Lukas posa su mano en el pecho y pone la otra en su frente como si esto se tratara de la opera. Algún día lo contratare para actúar si llego a hacer alguna película. Ignoro a mi hermano y me dirijo a la cocina, tomo mi taza antisocial y la lleno de café, saco mi pancito de la bolsa y lo sumerjo en el café, me encanta, me fascina, ser pobre es rico.

— ¿Me das? —pregunta Lukas.

— ¿Ya se te pasó el drama? —ladeo una sonrisa y el me ve con los ojos entrecerrados.

— Ya no me des nada mejor. —rueda los ojos y se va a la sala.

— Mas para mi —me encojo de hombros y termino de decorar mi pan.

Una vez que termino me dirijo a la sala y como es costumbre salto sobre el sofá donde está Lukas sentado viendo su laptop.

— ¡Me la vas a romper Pendeja! —exclama más preocupado por su laptop.

— Auch, eso dolió —finjo indignación.

Lukas blanquea los ojos y me acomodo de manera que el está frente a mi y yo en la sección del sofá frente a el. Este es mi momento, debo contarle todas las locuras que hice y también que detallitos le voy a omitir.

— Ahora sí, ya tengo mis snacks y mi cobija, suelta el chisme —dice mi hermano el menos chambroso.

— Veamos —empiezo a relatarle todo lo que ustedes ya saben, desde lo que hice el primer día hasta donde cene con Brayan anoche para despedirnos, eso si, omiti la mayoría de partes dónde interactuo con Charles. Capaz y le da un paro cardíaco a este dramatico.

— ¿Y la boda la cuando? —pregunta Lukas a lo que le doy un golpe en el pecho.

— ¡Alberto! —exclamo avergonzada.

— ¿Qué? El es buen muchacho y se nota que te ama, sin mencionar los grandiosos stickers de perritos que manda, son uff, si no te lo quedas lo hago yo. —bromea

— Lukas gay — lo ofendo a lo que me lanza un cojín en la cara.




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