¡auxilio! Necesito una niñera

Capitulo 4

Salimos del edificio luego de un largo dia con ese hombre, si no fuera por Azul, hubiera pasado el dia más aburrido de mi vida, aun no comprendí porque tenia que estar con el como si fuera su perrito faldero, era algo absurdo. Llegamos a el estacionamiento y de nuevo el hombre que nos trajo esta en el mismo lugar.

—¿Porque no majezas tu? —digo con la niña en brazos. El cuerpo del Will se tensiona y recuerdo el accidente que sufrió —. Lo siento, no es de mi incumbencia. 

—Si, no lo es y le recomiendo que no me vuelva a preguntar sobre mi vida personal, eso es algo que a usted no le conviene, y no me tutee. 

Ruedo los ojos entrando al auto sin decir una sola palabra, discutir con este hombre es causa perdida, siempre encontrara la manera de ganar, no puedo perder mi tiempo. 

El resto del viaje me dedique a mirar por la ventana del auto, no queria encontrarme con su cara de amargado, de solo verlo me entraba la depresión. 

El auto se detiene frente a una hermosa y gigante casa,  no imagine que un hombre como el viviría en una casa tan hogareña, al parecer las apariencias engañan. Bajo del auto con Azul dormida en mis brazos y camino hasta la casa con el detras de mi, sin decir una sola palabra, pasa de largo y abre la puerta haciendome una seña para que entre. 

Hago lo que me dice y observo el lugar desilusionada, es una casa con colores opacos y sin vida, la fachada no tiene nada que ver con el interior. 

—Creo que le falta un toque femenino —digo meciendo a Azul que empezo a quejarse. 

—No, y no se le ocurra tocar nada de aquí sin mi permiso, odio a la gente entrometida.

Aprieto los dientes con fuerza porque es un hombre tan desagradable que aveces quiero golpearlo,pero soy una mujer que odia la violencia.

—Bien, como quiera, ¿puede decirme donde dormiré? 

—Segundo piso, pasillo al final la puerta del lado izquierdo —asiento. 

—Azul duerme cerca, ¿cierto? —se queda callado y miles de posibilidades pasan por mi cabeza —. Dígame por favor que no esta durmiendo en algún horrible lugar, ¿es asi? 

—¡Claro que no!, tampoco soy un desalmado, aunque no me gusten los niños, eso no quiere decir que los vaya a maltratar o algo asi. 

—Bueno, pues no me ha demostrado lo contrario, asi que lo siento —sus ojos me observan con tanta intensidad que tengo que moverme un poco para mitigar mi incomodidad. 

—Mejor sígame —dice subiendo las escaleras conmigo detras. 

Llegamos al segundo piso y camina por el pasillo hasta donde me dice, abre una puerta y bufo cuando veo el lugar, es una cuna con una silla a su lado, no tiene nada más. 

—¿Aqui dormía ella? —asiente.  

—Si, no pensara que va a dormir conmigo —ruedo los ojos porque eso no lo pense ni paso por mi cabeza. 

—No, pero yo si lo hare.

—¿A que se refiere? 

—Azul no tiene ni dos meses, una bebé tan pequeña nno puede dormír sola, la muerte de cuna existe, ¿lo sabia? —se queda en silencio y claro que no lo sabia.

—¿Y que pretende que haga? 

—Que consiga dos personas que me ayuden a traer una cama a esta habitación, dormiré con ella, o mejor, ¿puede traer su cochecito? 

—¿Su que? 

—¡Dios!, ¿pero es que usted no tiene nada? —masajea su cien y al parecer alguien no esta de buen humor.

—Ya dije que no se como hacer esto, en mis planes no estaba. 

—Claro que no, estaba el seguir emborrachándose como lo ha hecho el ultimo año. 

—Eso no le importa y busque a alguien usted que haga lo que quiere, me voy a dormir. 

Sale de la habitacion dejándome con un mal sabor de boca,este hombre odia la vida, creo que solo vive porque no se anima acabar con su vida el mismo, porque la tristeza, culpa y demás se nota desde lejos. 

Lo que no comprendo ni comparto esque culpe a una pequeña inocente por su dolor, ella no tiene nada que ver con ello, el ni siquiera se a dado cuenta que puede que Azul sea esa luz que necesita para empezar a creer de nuevo. 

Salgo de la habitacion tambien para ir hasta la que el dijo que seria la mia, abro la puerta y el lugar es grande y espacioso, perfecto. Acomodo a la bebé en la cama y con almohadas a sus lados y dejando las maletas en la habitacion, regreso a la de ella.

Busco como desbaratar la cuna de Azul y luego de media hora logr encontrar algo, la desarmo y la llevo a mi habitación para armarla en ella, una hora más tarde Azul esta instalada en mi recamara. 

Desperté a eso de las tres de la mañana porque Azul tenía hambre, baje las escaleras de la casa con ella en mis brazos para poder hacer su biberón, pero cuando llegue ala cocina no había nada con lo cual pudiera hacerle algo.

Suspirando subo las escaleras regresando a la habitación, pero me detengo a mitad de camino cuando Will aparece por una de las puertas solo en un pantalón, dejando su torso al descubierto. 

—¿Por qué llora tanto?, mañana debo trabajar, has algo para que se calle —gruño olvidando que está supersexi frente a mí. 

—Tiene hambre, pero en la cocina no hay nada para ella. 

—¿Por qué debería de haberlo?, es la cocina. 

Dios dame paciencia, porque si me das fuerzas lo mato, ¿qué tiene ese hombre en la cabeza?, ¿acaso es de los que piensa que los bebés vienen con las cigüeñas? 




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