Después de ese mal momento que me hizo pasar ese troglodita decidí irme para la casa, él no estaba tan contento con la idea por lo que puso a la persona que me había estado siguiendo todos estos días a que me vigilara. No sé cómo podré soportarlo sin querer acabarlo mientras duerme, es un desespero.
Entro en la habitación que comparto con la bebé, y la dejo en la cama para empezar manos en la obra, una bebé merece un hermoso espacio y eso es lo que le daré. Cambio mi ropa por una más cómoda y luego de sacar y correr todo empiezo mi misión.
Media hora después, la mitad del cuarto tenía un hermoso color rosa, las repisas llenas de peluches, el nombre de Azul y toda su ropa en el armario que había comprado, sabía que en nada el loco de su padre sabría de todo esto.
—¿Qué tal, nena?, ¿te gusta? —digo alzándola para que pueda ver todo. Un fuerte golpe en la puerta hace que brinque en mi lugar por el susto.
—¡¿Qué es todo esto?! —aprieto a Azul a mi cuerpo cuando veo a Will hecho una furia en la puerta de la habitación.
—¿De qué habla?, solo arregle un poco la habitación para la niña.
—¿Con mi dinero? —asiento.
—Usted me dijo que todo lo que la niña necesitara podía comprarlo con ella, ¿por qué el escándalo?
—¡Porque gasto más de cinco mil dólares en dos horas!, ¿qué rayos compro?
—Las cosas que la niña necesitaba, usted no tenía en la casa lo necesario para ella, es una bebé de dos meses, ¿qué creía?, ¿qué solo con un corral y tres mudas de ropa iba a sobrevivir?
—Pues no creo que necesite más —jadeo apretando los dientes con fuerza.
—No se que clase de hombre sea usted, o que le paso, pero la verdad no me importa, no puede tratar a su hija de esa manera, es inhumano, si no la quiere, ¿por qué no deja que otra persona la tenga?, una que la ame y cuide como ella lo necesita.
—¿Y esa persona es usted? —dice con un tono de burla que me hace rabiar.
—¡Pues sí!, yo puedo cuidarla mejor que usted.
—No lo creo, usted no tiene donde caerse muerta, no tiene, sino solo veinti dos años, ¿qué piensa hacer con una bebé?
Me quedo en silencio porque se que él tiene mucha razón, no podría mantenerla, acaso llego a fin de meses, y eso ni siquiera pasaría si no tengo este empleo, no tengo mucha experiencia y los trabajos que me ofrecen no me permite tener una bebé.
—Eso pensé, voy a descontarle todo lo que gasto de su sueldo, y no vuelva a comprar nada sin mi autorización.
—¿Habla en serio? —asiente.
—¿Acaso me ve que me estoy riendo?
—No, pero no puedo creer que sea tan cruel con su propia hija, ella merece todo lo que gaste, también es su dinero porque es su hija, ¿cómo pude ser tan cruel?
—La vida es cruel, deje de pensar en cuentos de hadas y crezca —dice dándose la vuelta para salir de el lugar.
Aprieto a la bebé a mi cuerpo porque no puedo creer que esto en serio esté pasando, ¿cómo puede ser tan cruel?, ella es su hija, no es justo que se enoje porque compre cosas para ella, es algo absurdo.
Decidí alejar todo eso que ahora me estaba agobiando y le di una ducha, Azul era una bebé muy tranquila, no entendí por qué él decía que siempre lloraba cuando no era real. Después de dormirla y ponerla en su cuna, encendí el intercomunicador de bebés y tomé el otro para salir de la habitación, tenía hambre.
Llegue a la cocina y enciendo la luz para poder buscar algo de comer.
—¡Ah! —exclamo brincando en mi lugar al ver a Will sentado en una de las sillas de la cocina como un fantasma.
—¿Por qué tiene que gritar?
—Usted me asustó, ¿cómo puede estar en la oscuridad?
—Me gusta, ¿qué hace aquí? —ruedo los ojos por su tono hostil y me alejo para caminar hasta la nevera.
—Tengo hambre.
—Casi se come el menú de mi restaurante, ¿en serio tiene hambre?
—Pues sí, tengo hambre, ¿algún problema? —digo con los brazos cruzados.
—No sé cómo puede tener ese cuerpo de la manera en que come.
—¿Me está diciendo flaca? —rueda los ojos tomando del vaso que tiene en la mano —. ¿Está tomando?
—Sí, ¿por qué?
—Son las once de la noche, le va a dar una úlcera si sigue tomando así —levanta los hombros como si mis palabras le importaran nada.
—Pues ojalá pase a ver si me muero de una buena vez.
—¿Eso es lo que busca?, ¿matarse?, vaya, ahora entiendo todo.
—¿De qué habla?
—Pues que no desea ser el padre de Azul porque en cualquier momento se va a ir, ella quedara sola, ¿es eso? —se mueve incómodo en su lugar y asiento entendiendo.
—No es de su incumbencia, la contraté para que esté pendiente de la niña, no de mi vida.
—¿Por qué es tan amargado y odioso? —digo dándole la espalda, para no seguir viéndole la cara. Me preparo un sándwich y cuando lo tengo listo me doy la vuelta, encontrándolo en el mismo lugar. —¿Aun sigue aquí?