El aire a su alrededor parecía congelarse. Bjorn avanzaba como una tormenta viviente, con su martillo rodeado de electricidad chisporroteante. Alex, envuelto en su remolino de viento, sabía que este enfrentamiento lo superaba en experiencia y poder. Pero algo en su interior le decía que no podía rendirse.
-¡Vamos, chico! -gritó Bjorn mientras descargaba un golpe hacia Alex.
Alex esquivó apenas a tiempo, el martillo de Bjorn chocando contra el suelo y creando una explosión de rayos y tierra. Sin embargo, el impacto lo dejó tambaleándose.
Bjorn sonrió con entusiasmo.
-¿Eso es todo? Si este es tu límite, entonces no vales el esfuerzo de Thor.
Alex respiraba con dificultad, sintiendo que sus fuerzas se agotaban. Pero entonces escuchó una voz dentro de su mente, clara y poderosa:
-Tu potencial no está en el viento, sino en tu convicción. Llama a mi poder, Alex. Invoca tu verdadera fuerza. -Era la voz de Quetzalcóatl, resonando como un eco profundo.
Alex apretó los dientes, cerrando los ojos por un momento.
-¿Verdadera fuerza? -murmuró.
El símbolo en su pecho comenzó a brillar con más intensidad, irradiando una luz dorada. El viento a su alrededor cambió, ya no era un simple remolino; ahora parecía danzar en patrones serpenteantes, como si estuviera vivo.
Bjorn se detuvo, observando el cambio con interés.
-¿Qué estás tramando, chico?
Alex abrió los ojos, y estos brillaban con un tono dorado. Extendió su mano, y el viento se concentró en su palma, tomando forma lentamente. Primero fue un haz de luz, luego un asta alargada, hasta que finalmente apareció una lanza majestuosa.
Era una obra de arte divina: su asta era dorada con detalles verdes, simulando escamas, mientras que la punta tenía forma de una serpiente emplumada que parecía estar viva, con plumas brillando en tonos esmeralda y turquesa. La energía que emanaba de la lanza hacía que incluso Bjorn se estremeciera.
-¿Qué demonios...? -Bjorn frunció el ceño, sorprendido.
Antes de que Bjorn pudiera reaccionar, un destello rodeó a Alex, y su cuerpo fue cubierto por una armadura dorada y esmeralda. La armadura imitaba la forma de una serpiente emplumada: los hombros parecían alas extendidas, y el pecho tenía el diseño de una serpiente con colmillos. La energía divina que irradiaba era abrumadora.
Bjorn soltó una carcajada sonora, mezclada con asombro.
-¡Por todos los cielos! ¿Cómo es posible que hayas materializado tu arma y tu armadura tan rápido? A mí me tomó meses llegar a ese punto.
Alex, ahora envuelto en el poder de Quetzalcóatl, no parecía tan inseguro como antes. Sostenía la lanza con firmeza, y el viento a su alrededor rugía como un huracán.
-No lo sé -respondió Alex, apuntando la lanza hacia Bjorn.
-Pero si esto es lo que necesito para enfrentarte, no pienso detenerme ahora.
Bjorn dio un paso al frente, con una sonrisa que mostraba sus dientes.
-¡Esto se pone interesante! Veamos si tu poder está a la altura de mi martillo.
El Duelo Divino
La batalla se intensificó de inmediato. Bjorn lanzó su martillo envuelto en rayos directamente hacia Alex, pero este, con un movimiento rápido de su lanza, desvió el ataque. La lanza no solo cortó el aire, sino que dejó una estela de viento afilado que casi golpea a Bjorn.
-¡Eso estuvo cerca! -gritó Bjorn, emocionado.
Alex cargó hacia adelante, moviéndose más rápido que antes. Su lanza parecía danzar con cada movimiento, enviando ráfagas de viento afilado que forzaban a Bjorn a mantenerse en guardia.
Bjorn golpeó el suelo con su martillo, creando un campo de electricidad que se expandió como una ola. Alex saltó justo a tiempo, usando el viento para impulsarse y aterrizar detrás de Bjorn.
-¡No tan rápido! -Bjorn giró, bloqueando un golpe directo de la lanza con su martillo. La colisión de ambos poderes creó una explosión que iluminó el claro.
A pesar de la fuerza de Bjorn, Alex comenzaba a adaptarse al ritmo de la batalla. Cada golpe de su lanza parecía más preciso, cada movimiento más fluido. El poder de Quetzalcóatl estaba despertando dentro de él.
Bjorn retrocedió, jadeando ligeramente.
-Debo admitirlo, chico. Eres mucho mejor de lo que esperaba. Pero no creas que eso es suficiente.
Bjorn levantó su martillo hacia el cielo una vez más, y esta vez una tormenta comenzó a formarse sobre ellos. Rayos cayeron en todas direcciones, y el campo se llenó de energía descontrolada.
Alex sujetó su lanza con fuerza, su armadura brillando intensamente.
-No importa cuánto poder tengas. Si no me detuve antes, no voy a hacerlo ahora.
Bjorn sonrió.
-¡Eso es lo que quiero escuchar!
Ambos se lanzaron el uno contra el otro una vez más, sus armas chocando con una fuerza que sacudió la tierra. La batalla continuaría, pero algo era seguro: este enfrentamiento sería recordado como el momento en que Alex comenzó a mostrar su verdadero potencial.
Fin del Capítulo 4