Llegamos a casa alrededor de las doce de la noche.
Adam se fue directo a la cocina, mientras yo por otro lado me dirijo a nuestra habitación a cambiarme.
Entro al closet que compartimos, si, lo sé, somos psicópatas, bipolares, con trastornos, sin contar lo que somos. Pero también somos seres humanos, y un intento de pareja normal, en partes iguales, lo somos.
—Nena, ¿Qué haces? — no me había dado cuenta que él estaba mirándome desde el marco de la puerta, sonriéndome, con dos tazas de café en las manos.
—¿Cuánto tiempo llevas ahí, bebe? — le preguntó acercándome lentamente. Sonriendo como el gato de Chesire.
—Lo suficiente para darme cuenta de que estabas pensando en nosotros. Ten. —me tiende una taza.
—puede que sí, o puede que no, dependiendo de lo que hagas te lo diré. — Le sonrió coquetamente.
—Si así lo quiere mi reina, así lo tendrá. — Sonríe solo como él sabe hacerlo, se acerca lentamente a mí, me quita la taza de la mano, aplaude dos veces para que se apaguen las luces, siento que me agarra de la cintura y me recuesta en lo que asumo es el mueble, del closet. —Bu.
Me rio mientras nos besamos como solo nosotros sabemos hacerlo.
***
Estamos parados enfrente de Abraham, tiene una gran arruga en la frente, tanto Adam como yo estamos como que en algo de shock.
EL TIPO ESTA LOCO.
*Mira quien lo dice*
Ahhhhhhh.
Tiene rato riéndose como lunático, ni nosotras nos reímos así, y eso que los locos somos nosotros.
Y con la arruga en la frente, asumo que es por la caída del agua.
—¿De qué te ríes animal? —Le pregunta Adam, con una mueca de asco, el ser repugnante que tenemos al frente, esta mojado por el agua, sudado y con un olor espantoso, lo que asumo que se orino en los pantalones.
Él se sigue riendo como una foca retrasada.
—Eres el ser más horrendo que he visto en la vida, pensé que era paulo, pero veo que no, y es que raramente me equivoco, ahora te lo pregunto Adam, no respondiste, y ahora te lo preguntó yo. ¿de qué te ríes tanto? —Sinceramente está acabando con mi paciencia, ya acabo con la de Adam, y para que no lo mate intervine yo, hay que ser coherentes, lo necesitamos vivo, o por lo menos la mitad de vivo si sigue así.
—Se les acaba el tiempo, es mejor que se vallan despidiendo, jajaja— vuelve a reírse, pero esta vez con más fuerzas, y analizando bien y detenidamente la situación, tiene rato mirando hacia la puerta de reojo, y la risa fue muy fuerte y fingida para ser de verdad. Alguien viene. —Amor hay que salir de aquí, ¡ya! — antes de que pudiéramos salir de aquí, unos hombres derriban la puerta de una patada, y empiezan a disparar a diestra, Adam y yo nos agachamos de insofacto, y rodamos por el piso, cada uno va en direcciones diferentes, escondidos detrás de las columnas principales.
—¡DETRÁS DE LAS COLUMNAS, IMBECILES! —Dice Abraham, provocando que nos vean, me las pagara después, esto ya es algo personal.
Cruzo una mirada con mi hombre, nos comunicamos a través de ahí, Salimos de nuestro escondite, y empezamos a disparar, no es por presumir, pero, disparamos MUCHO mejor que estos hombres de tercera. Cuando vemos que acabamos con todos bajo el arma mientras Adam sale a revisar afuera, me volteo hacia Abraham y veo la sonrisa sínica en su asqueroso y sucio rostro.
—Eres un idiota, y yo que quería dejarte vivo hasta que me canse de ti, y te mate, pero veo que tampoco quieres vivir, adem…— me interrumpo cuando escucho un disparo proveniente de afuera, volteo a ver al ser enfrente de mí y este sigue sonriendo de la misma manera, le diré a Adam que…
Me quedo estática ante la escena que hay en frente de mí, la sangre se me sale del cuerpo y lágrimas abandonan mi cuerpo sin que lo permita.
Es… es Adam.
Está en el piso, desangrándose por una bala, voy corriendo hasta donde esta y tomo su cara entre mis manos.
—¡AMOR! ¡¿Qué PASO?! —le pregunto entre lágrimas, pongo la mano en su abdomen, la sangre sigue saliendo, estoy desesperada.
—Sal…sal de aquí, es una trampa, déjame y vete, sálvate, — no reacciono, estoy en shock, mi novio está muriendo en mis manos, el amor de mi vida, mi pareja, mi compañero, mi amigo, y no puedo hacer nada. —¡VETE! —Me grita con lágrimas en los ojos.
—¡SUEÑA SI CRES QUE TE VOY A DEJAR MORIR AQUÍ!, tú me salvaste de la muerte que por decisión propia llame, si tú te mueres yo me voy contigo, te lo dije una vez si tú te vas yo quemare el mundo, y después me uniría a ti, no puedo ver un mundo sin ti, mi rey, mi amor, MI VIDA, ENTERA ERES TU Y…— Mis palabras son interrumpidas porque me tapan la boca con un pañuelo con un olor fuerte, es un sedante, y lo inhalé… veo por ultima vea al amor de mi vida gritando algo que no alcanzo a escuchar y caigo desmayada.
***
Abro los ojos con cuidado, observo a mi alrededor y veo que todo es blanco, estoy en una habitación de ¿hospital?, intento levantarme de la camilla y casi saludo al suelo, pero me compongo de inmediato, tengo una bata verde agua, ahg ¡qué color tan horrible!
Camino hasta una puerta, que también es blanca, y la empujo a ver si se abre, pero está cerrada con llave, cuando lo voy a volver a intentar escucho pasos que provienen de afuera, y me despego de la puerta cuando la esta se abre dejando ver a una mujer, rubia algo alta y más plástica que el mismo material.
¡Qué asco!
—Hola señorita Brooke, veo que ya despertó ¿cómo se encuentra? —esta como que es o se hace— me presento, mi nombre es miranda, voy a hacer tu psicóloga, durante tu estadía aquí, espero que nos llevemos muy bien y confíes en mí, que es una parte crucial para sanar viejas heridas.
—¿Dónde estoy? — es lo único que pregunto, ya que no recuerdo nada de lo que paso hace unas horas atrás.
—Estamos en el psiquiátrico REM, aquí tienes tu uniforme de la semana, cuando estés lista sal a la recepción que no está lejos de aquí para que tengas tu horario de medicamentos.
Editado: 28.01.2023