La tumba perdida
Estoy acostado, viendo hacia el más allá. A veces creo que me estoy volviendo loco, porque no comprendo nada del universo y quisiera saber por qué demonios está ese punto negro en la pared de mi habitación.
Escucho una voz suave y melodiosa, de esas que no sabes qué pensar, pero te agrada muchísimo. Miro a mi alrededor y no hay nada. Ni siquiera se escuchan las voces de mis padres ni la de Trey. Así que no entiendo por qué estoy paranoico.
Sigo mirando el techo, la única vista que tengo visible, porque las demás no puedo verlas, ya que estoy jodido para la mierda. Ya quisiera quitarme todo y ser libre de nuevo, poder manejar bicicleta, salir en auto, respirar aire fresco, saber qué es el mundo exterior.
Pensar y pensar me daña la mente, porque las únicas imágenes que tengo son las de Blaide, y los recuerdos de lo que hemos hecho juntos. Aunque no lo quiera admitir, me hace muchísima falta, quisiera abrazarlo, besarlo, estar junto a él y ser feliz. No me interesa si sólo asiente con la cabeza, pero necesito que esté allí acompañándome en este dolor tan profundo que siento.
—Te odio demasiado —grito, pero la voz no me sale como quiero.
Al percatarme quién me está quitando el alma, mi silencio se vuelve oscuro y mis lágrimas ardientes. ¿O estoy viendo mal o Blaide está sonriéndome?
—¿Qué? ¿Estás aquí?
Él es real, simplemente único y maravilloso. Sólo sonríe y me hace feliz.
—Te amo Robert. No lo olvides nunca.
Quisiera decirle lo mismo, pero no puedo responderle. Es como si me hubieran cerrado la boca mágicamente. Empiezo a llorar desesperadamente, lo necesito en mi vida, así como todos añoran tener el sol sobre su cabeza todo el tiempo. Su mano pasa por mis labios y luego me besa lentamente, siento su olor, su lengua. No sé si es un sueño, pero me encanta y no deseo que se termine jamás.
—¡Te amo! —se oyen ecos.
La voz se esfuma, el cuerpo también y no comprendo nada. Me percato que el suelo es frío y estoy en él como si me hubiesen partido todo y ya no quedara más nada de mí. Cierro los ojos y veo su rostro sonriéndome de nuevo. Ya no tengo más visión de mi habitación, sólo un blanquecino atardecer pintado de estrellas fugaces, sin saber si es real o no. Mis recuerdos se hacen tan vivos, que pareciera que viviera en otro universo donde no existe más nadie sino yo.
El canto de los pájaros me recuerda mi niñez, la voz de mi madre gritándome para que no me lance del techo de la casa, pidiéndome que no corra como un loco y que no me monte en la bicicleta porque me puedo caer. Los besos inalcanzables son el pasado, me veo reflejado a mí mismo, pero pequeño y a mi lado está él.
—No hagas caso, simplemente observa la naturaleza. Nos transmite dióxido de carbono.
—No comprendo qué dices.
Ahora todo se vuelve oscuro de nuevo. Ya no escucho voces, ni veo personas. Simplemente, el negro es parte de mi vida en estos momentos. Pasan segundos, minutos, horas, décadas, siglos, y me frustro cada vez más, pensando que ya no existo y que mis padres se quedarán solos. Trey se quedará...Trey... ¡Dios mío!
—¡TREYYYYYYYYYYYYYYYYY! —intento gritar y no puedo. Tengo los ojos cerrados, no siento mi cuerpo—. ¡LO SIENTOOOOOO MUCHOOOOO!
Como un niño pequeño, que está ahogado y sin salida, esto se me pone cada vez más difícil. No siento mi corazón, ni mis pulmones, nada. Mis gritos sólo los escucho yo en mi mente. Los besos me penetran en la piel, esos que me enloquecieron mucho. Ya nada existe, ya todo parece ser un sueño.
—TREYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY —grito lo más fuerte que puedo. Sólo es mi voz, mi mente.
Vuelvo a llorar sin saber que las lágrimas están en mis ojos, pero si es algo superficial y que sólo mi mente está allí, pues me he vuelto loco completamente.
—TREYYYYYYYY. POR FAVOR NO ME DEJES, NO DEJES QUE MUERA, POR FAVOR. POR FAVOR, TREYYYY. MAMÁ, PAPÁ, POR FAVOR REVÍVANME.
Es horrible estar encerrado en una burbuja, no se explota, no flota, simplemente está estorbándome. Sinceramente, quisiera tener una aguja y salir de esta maldición.
—MAMÁ, PAPÁ... POR FAVOR. NO QUIERO ABANDONARLOS. LO SIENTO. LO LAMENTO. SE QUE ES MI CULPA, POR FAVOR. PROMETO SER DIFERENTE. NO ME DEJEN MORIR, POR FAVOR MAMÁ, POR FAVOR NO ABANDONES A TU PEQUEÑO.
Si llorar es la manifestación de todo el dolor que sientes por dentro, que me condenen. Si amar sin saber por qué, entonces ya he violado los derechos.
—¡AHHHHHHHHHHH!
Así se siente estar realmente solo, sin norte, sin amor, sin paz, sin espíritu, sin alma. Es así como la soledad viene hacia mí y es una parte de mi cuerpo. No quiero sentirme así, quiero sobrevivir, sonreír y tratar de mejorar las cosas en mi entorno. No soy perfecto, jamás lo seré, cometo errores estúpidos cada día de mi vida, no soy realmente bueno en nada, soy malcriado, obstinado, me gusta que me complazcan y que hagan lo que les pido. Tengo mal carácter, soy egoísta. ¿Quieres algo más de mí? Ya te llevaste todo, condéname, envíame de una vez al más allá y termina con este sufrimiento.
Sería bueno no tener sentimientos, no expresarse, no hacer nada, andar como los mimos, vestidos de negro, hablando con las manos y sobrevivir como sea posible. El amor te hace daño, los amigos te hacen daño, la familia también. La culpa te mata por dentro, te envenena, te maltrata. Ya no hay más nada que discutir. Todo está perdido.
Por más que intente gritar, llorar, tener caprichos, nunca voy a volver a la normalidad. Nunca seré la misma persona que era antes. A algún lugar pertenezco, y ya se me ha acabado el tiempo. No hay vuelta atrás.
—¡Robert, Robert, Robert, te escucho! Soy tu hermana, respóndeme por favor. Dime otra vez mi nombre, por favor. No me abandones, no lo hagas. Te necesito en mi vida. Juntos vamos a superar esto. Prometo que lo haremos.